«El Ebro tiene derechos y puede hasta tener personalidad jurídica»
Plataformas ciudadanas a lo largo de la cuenca aúnan fuerzas para proteger el río con la figura legal concedida al Mar Menor como ejemplo
Raúl Canales
Martes, 16 de julio 2024, 21:29
¿Cómo se imagina el Ebro dentro de 30 años? Con esa pregunta cómo disparador, Nuria Arias ha invitado este martes a los mirandeses en ... una charla ofrecida en la biblioteca Cervantes a realizar una profunda reflexión no sobre el futuro, sino sobre el presente, «que es sobre lo que podemos actuar».
Pero mientras «la productividad siga teniendo más peso en las decisiones que el respeto por el ecosistema», estamos condenados a ver desaparecer entornos naturales «que son los que nos dan la vida. Destruyéndolos nos destruimos a nosotros mismos porque ninguna especie puede vivir a diferente ritmo que su planeta, y los humanos lo estamos haciendo».
Esta activista por la preservación del Ebro, que está recorriendo muchas localidades de la cuenca para tejer redes entre las diferentes asociaciones ecologistas, tiene claro que los ríos «también tienen derechos».
Su afirmación no es un brindis al sol ni una idea utópica. Los vecinos de un municipio coruñés ya han aprobado una declaración en la que se comprometen a proteger el río Tins y hace unos años la movilización ciudadana logró promover una Iniciativa de Legislación Popular para dotar de personería jurídica al Mar Menor. Conseguir una figura similar para el Ebro es el objetivo que persiguen ahora los colectivos que desde Cantabria a Cataluña luchan por defender al río más caudaloso del país.
Cada zona tiene una problemática concreta. En Miranda, Arias destaca la amenaza que supone el desmantelamiento de la central nuclear, la imagen de abandono que lucen las riberas o las medidas antirriada que se pretenden implantar. Pero particularidades al margen, a todos los municipios bañados por el Ebro les unen muchas más cosas que las que les diferencian. «Para proteger el Danubio se pusieron de acuerdo varios países, por lo que aquí no vemos ningún problema en encontrar puntos comunes por encima de los límites de cada comunidad autónoma», afirma.
Arias cree que, al margen de los intereses de las grandes empresas, lo que falta es conciencia ciudadana. «La gente no siente el vínculo con la naturaleza», afirma. Una visita a Miranda le ha bastado para comprobar que la ciudad, a pesar de su nombre, vive de espaldas al río. El trasvase y el Plan Hidrográfico Nacional provocaron una movilización popular numerosa hace casi dos décadas, un impulso que ha ido decayendo a pesar de que «la amenaza sigue latente, aunque es más invisible».
Para la activista, «muchas veces nos olvidamos de que el agua es un bien de dominio público y que eso lo tenemos que defender, porque las multinacionales no descansan y quieren convertir el agua en un producto estrella en el mercado».
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