Busca triplicar la superficie de cultivo en Huesca tras el éxito de este año

«Es uno de los proyectos de los que nos sentimos más orgullosos en Azucarera y, en especial, en Miranda», reconoció Salomé Santos; muy consciente del reto que implicaba iniciar el cultivo en una zona «completamente desconocida para nosotros desde el punto de vista agronómico», distante a más de 400 kilómetros del punto de entrega y metiendo además, para ello en la ecuación, el tren, con dos convoyes por semana. Un transporte nuevo, ya que hasta ahora todo se venía haciendo por carretera.

Pero el resultado ha sido tan positivo que se apuesta porque se pueda ir incrementando año a año de manera paulatina hasta sumar 1.000 hectáreas. «Huesca es una zona fantástica porque cuenta con explotaciones grandes y riego modernizado, así que desde el punto de vista de costes está muy bien preparada. Por tanto, el crecimiento podría ser muy grande. Ya sabemos que se puede hacer y queremos hacerlo bien porque el potencial es inmenso», incidió.

También el hecho de «haber testado» el tren abre nuevas opciones de futuro para la Azucarera de Miranda porque «podríamos explorar otras zonas o ampliarlas, como en el caso de Navarra y Palencia». También están analizando las opciones de aumentar la apuesta por la remolacha en el entorno de Aranda y Soria. «Todas esos entornos son muy interesantes para nosotros».

Y también lo es el tren como medio para acercar la producción a la fábrica, tanto por eficiencia energética como por mejora medioambiental, al reducir la emisión de CO2.