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La vizcaína que rompe récords de escalada

Con solo 18 años, Ainhize Belar se ha convertido en la primera en España en encadenar una vía de 9a+. Solo cuatro mujeres en el mundo habían logrado algo semejante

Lunes, 4 de noviembre 2024, 01:35

Cuando Ainhize Belar volvió de las vacaciones de verano tras terminar el bachillerato, decidió retomar un proyecto inacabado. Proyecto es la palabra que utilizan los ... escaladores para referirse a las rutas que surcan la roca, en las que se afanan y casi se obsesionan durante meses e incluso años. En el caso del de Ainhize parecía un imposible. Desde febrero había estado dibujando en su mente la forma de asaltar 'Iñi Ameriketan', una vía tan complicada que solo cuatro hombres habían logrado completarla. En la jerga de la escalada, una 9a+. Para los legos en la materia, hasta el cuarto grado es una trepada que más o menos puede acometerse sin cuerda. A partir de ahí la dificultad se incrementa exponencialmente hasta el noveno grado, donde se enfrentan a paredes inabordables.

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La hazaña de esta joven de Atxondo de solo 18 años ocurrió el pasado 7 de septiembre, en el segundo día tras el descanso veraniego. Ninguna española había superado nunca semejante dificultad y únicamente otras cuatro mujeres en todo el mundo lo habían logrado antes. «Me puse supercontenta aunque me costó asimilarlo. Fue el resultado de mucho esfuerzo para superar mis propios límites», recuerda.

Su afición por remontar paredes comenzó con solo ocho años. «Era una actividad extraescolar más, pero me fui enganchando y pasé al rocódromo del pueblo». Su aita también tuvo su parte de culpa. Escalador, se la llevaba en sus salidas de fin de semana a la roca. Pronto se vio que era a lo suyo. A los 14 años ya era capaz de superar vías 8c, solo al alcance de los profesionales. Los éxitos en los campeonatos juveniles se sucedieron hasta convertirse en la mejor de Euskadi en categoría absoluta. El año pasado dio un paso más y saltó al siguiente nivel, el 9a, tras encadenar 'Begi Puntuan', en Etxauri. Ahora forma parte del proyecto Sputnik, que persigue ayudar a estos deportistas pagándoles un sueldo y rodeándolos de entrenadores, nutricionistas, fisioterapeutas y psicólogos.

Cualquiera que haya visitado un rocódromo sabe que escalar es un deporte muy exigente. Los dedos se agrietan, las manos se agarrotan y los antebrazos se agotan en cuestión de minutos. Los descansos frecuentes son obligatorios. «No es fácil, requiere de mucha técnica», reconoce Ainhize. Ella entrena de lunes a jueves durante tres o cuatro horas en el rocódromo y los fines de semana se ejercita en roca. Lo compagina con un grado superior en nutrición online, «un tema que me gusta mucho y que me permite tener más disponibilidad para escalar».

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Los grados en la escalada

La escalada deportiva es una especialidad muy particular. ¿Se imaginan que en el fútbol fueran los propios futbolistas los que decidieran cuándo un gol es gol? ¿O que fueran los atletas los que discutieran quién ha ganado una carrera? Algo así ocurre con este deporte. Son los escaladores los que establecen el grado de dificultad de una vía. Todo empieza cuando uno de ellos vislumbra en una pared de roca una ruta de ascenso. Los llamados equipadores pertrechan esa vía en la roca atornillando seguros (parabolts) y reuniones conjuntos de seguros desde los que descolgarse) y le otorgan un grado de dificultad que puede ser revisado después por otros escaladores. En España, el sistema más utilizado es el francés. Parte del cuarto grado y a partir del sexto se les añade las letras a, b y c según van aumentando de dificultad. A su vez, estas letras pueden ir acompañadas de un 'más' (+).

Encadenar una vía supone recorrerla del tirón, al 'rot punk' (punto rojo), que dicen en el mundillo. La cuerda que llevan solo sirve para que en caso de caída no acaben en el suelo. Si se quedan colgados, deben volver a empezar. Puede lograrse de tres formas: a vista, a flash o ensayada. La diferencia es la cantidad de información con la que cuenta el escalador. En la primera no sabe nada, en la segunda tiene más datos pero tiene que conseguirlo al primer intento y en la tercera, la más habitual y en la que se alcanzan los mayores grados, el escalador ensaya todos los tramos hasta que logra completarla. El nivel más alto conseguido por un hombre es el 9c. Cinco mujeres han llegado al 9b. Es el escalón al que aspira a Ainhize. «Es algo que me gustaría, sería un sueño. Estoy muy motivada y lo intentaré», reconoce con ambición. No existe semejante vía en Euskadi. Por eso entre sus planes está desplazarse a Cataluña, «donde hay muchas opciones y vías de referencia mundial».

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Los 30 metros más difíciles

La cueva de Baltzola es un santuario de la escadada ubicado en el corazón del parque natural de Urkiola, a unos cuatro kilómetros de Dima. 'Iñi Ameriketan' es una de las muchas vías que recorren su techo. Los 30 metros que la componen fueron equipados en 1995. El primer encadenamiento llegó en 2002 y le siguió un segundo un año después. Tanto Rikar Otegui como Patxi Usobiaga, los dos escaladores que lo lograron, creyeron que se trataba de una 9a. El tercer recorrido llegó en 2014 y fue importante por dos razones. La primera, porque el responsable fue Adan Ondra, el especialista que más novenos ha encadenado. Algo así como el Messi de la escalada. La segunda razón es que este, conocido por recortar las dificultades de muchas de estas rutas por la roca, consideró que 'Iñi Ameriketan' merecía un 9a+. Iban Larrion, en 2016, fue el último en completarla tras 5 años de asedio.

«Vi muchos vídeos pero no me servían porque por mi envergadura –mide 1,57 metros–, sus movimientos no me servían. Tuve que buscar mis propios métodos», explica Ainhize. Tras empezar el proyecto el pasado febrero, «en un par de meses ya la tenía con una caída». Surgió entonces otra dificultad propia de esta cueva: la humedad. «Empezó a llover mucho y se mojó la vía. Iba a entrenar pero no había opciones». Hasta que pasó el verano y al segundo día, en poco más de veinte minutos, logró lo que parecía imposible.

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– Alberto Ginés ganó el oro en los Juegos de Tokio. ¿Se plantea competir en las Olimpiadas?

– Aunque no hay que descartar las cosas por completo, ahora mismo estoy más motivada con la roca, es lo que más me gusta.

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«Desconoce su propio potencial»

Pedro Bergua y Ekhioz Alsasua son los entrenadores de Ainhize en el proyecto Sputnik. Pocos conocen mejor su potencial. «Su límite está mucho más allá», dice con Bergua sobre su alumna, de la que destaca su «humildad» y a la que adivina un «potencial que ella misma desconoce». Un ejemplo de ello es la evolución que ha demostrado en poco más de un año, entre el encadenamiento de 'Begi Puntuan' (9a) e Iñi Ameriketan (9a+). «Cuando le puse como deberes 'Begi Puntuan', me respondió '¡qué dices!'. Le duró unos 6 u 8 días, que está bien, pero pudo haberla hecho en solo dos», recuerda. «En 'Iñi Ameriketan' ha mostrado más confianza en sí misma, se ha atrevido. He conocido escaladores con muchísimo potencial, pero les faltaba atraverse para desarrollarlo», destaca. A ello se le añade otro factor que engrandece todavía más su logro. Ainhize ha sufrido este año su primera lesión, unos problemas en sus dedos -tratados por Xeber Iruretagoiena y Ander Etxabe- «que no le han permitido entrenar con normalidad».

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