Washington-Moscú, la relación más difícil del mundo
Trump y Putin tienen previsto verse las caras este viernes. Será el último de una larga y desigual lista de encuentros al más alto nivel entre Estados Unidos y Rusia
n las últimas tres décadas solo 5 hombres han liderado Rusia. Y una de sus tareas más complejas ha sido siempre lidiar con sus homólogos ... estadounidenses, los 7 líderes de una potencia que rivalizaba con el país euroasiático. Mientras algunos como Mijáil Gorbachov y Boris Yeltsin gozaron de buena sintonía con los mandatarios estadounidenses, Vladímir Putin ha tenido una experiencia más compleja.
Publicidad
Estados Unidos y la UniónSoviética pasaron la mayor parte del siglo XX como rivales políticos. El presidente Ronald Reagan llegó a tildar al gigante comunista de «imperio del mal», una actitud que cambió cuando llegó un soplo de aire fresco al Kremlin: el renovador Gorbachov con la perestroika, el plan de regeneración de la URSS que buscaba modernizar y democratizar el país.
Era noviembre de 1985 y hacía ocho años que no había una cumbre entre los líderes de las dos superpotencias cuando se reunieron en Ginebra. Por eso, fue una sorpresa especialmente en Washington que se celebrara. La reunión fue más relevante por el simbolismo que por lo acordado, debido a la actitud conciliadora de ambas partes. Mientras Gorbachov apuntó entonces en la rueda de prensa conjunta que «se habían puesto los primeros ladrillos para un nuevo comienzo», Reagan apuntaló esa idea asegurando que su encuentro beneficiaría «no solo a toda la gente del mundo, incluso a los que todavía no han nacido».
Acabar con la Guerra Fría
El legado de Gorbachov
Esos primeros ladrillos que pusieron Washington y Moscú cimentaron el nuevo futuro que estaba por venir. A Gorbachov aún le quedaban encuentros importantes con líderes estadounidenses. El primero de ellos fue en octubre de 1986 con el mismo Reagan. En aquella ocasión lo más relevante fue lo que se puso sobre la mesa: el desarme nuclear. En Reykjavik ambos mandatarios discutieron la base del acuerdo que firmarían un año más tarde, el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio, que limitaba la presencia de misiles de corto y medio alcance en Europa. Años más tarde,en diciembre del 89, Gorbachov se reunió con George Bush padre en el buque Maksim Gorki atracado en las cercanías de Malta. Muchos consideraron que con esa reunión se había acabado la Guerra Fría. Pocas semanas después el muro de Berlín cayó. Y en 1991 también lo hizo la Unión Soviética. La perestroika de Gorbachov no fue capaz de hacer frente a todos los problemas soviéticos y se disolvió.
Publicidad
La nueva Federación Rusa
Los chupitos de Yeltsin
El primer presidente elegido democráticamente de la Federación Rusa fue el entonces popular Yeltsin. Rusia sufrió con la llegada del capitalismo por la dureza de sus privatizaciones mientras intentaba consolidar su democracia. Este expresidente es actualmente despreciado por sus compatriotas por su ineficacia a la hora de gobernar y su alcoholismo evidente. No en vano, uno de los momentos más relevantes de su carrera fue un encuentro con el demócrata Bill Clinton en septiembre de 1998 en la capital rusa. Durante el mismo se movió de forma errática y con la voz pastosa. Su homólogo estadounidense no le criticó abiertamente pero en grabaciones privadas se reía junto con su equipo sobre la ebriedad del mandatario ruso, al que ya vieron durante una visita en Washington en 1995 intentando pedir una pizza en ropa interior cerca de la residencia para huéspedes de la Casa Blanca. Aún así ambos líderes consiguieron en Moscú firmar un importante acuerdo en 1998, según el que aceptaban compartir información sobre el lanzamiento de misiles para evitar una guerra nuclear accidental.
La era Putin
El giro a la autocracia
Tras Yeltsin, en 1999 llegó Vladímir Putin. Intentó mantener las buenas relaciones con sus homólogos occidentales, especialmente con George Bush hijo. «Pude mirar al hombre a los ojos y verle el alma» señaló el tejano sobre su primera reunión en 2001 en Eslovenia. La relación era tan cercana entre ambos países que Moscú fue uno de los primeros países que llamó a la Casa Blanca tras el 11-S y ofreció apoyo en la guerra contra el terrorismo. Años más tarde, en 2005, la relación se había enrarecido entre ambos líderes. Durante su encuentro en Bratislava, Bush dio un discurso sobre valores democráticos que no fue del agrado de su interlocutor. Visiblemente irritado, Putin deseó que estas diferencias con Washington no deterioraran las relaciones rusoestadounidenses. Moscú veía con malos ojos las llamadas «revoluciones de colores» que expulsaron del poder a diferentes presidentes en países exsoviéticos como Kirguistán, Georgia y Ucrania y que creían provocadas por la CIA.
Publicidad
Barack Obama
El acercamiento no cuaja
Llegaron dos nuevos jugadores al tablero en 2008: Dmitri Medvédev en el Kremlin y Barack Obama en la Casa Blanca. Dos líderes dinámicos que parecía que buscaban modernizar sus respectivos países, aunque en el caso de Rusia, el que llevaba la voz cantante seguía siendo Putin. En abril de 2010 se reunieron en Praga para firmar un nuevo acuerdo de reducción de armas. Se llamaba Nuevo Inicio, algo simbólico que buscaba reforzar la nueva relación entre ambos estados tras años de rivalidad y que ya sufrió algunos momentos de tensión por las revoluciones de colores y la guerra rusogeorgiana de 2008. El Tratado suponía una disminución del arsenal nuclear de los dos estados. En aquella reunión Obama y Medvedev mostraron una buena relación y hablaron de la amistad entre sus países. Pero esa dinámica se rompió en 2014 tras la revolución del Maidán en Ucrania, la guerra del Donbás y la anexión rusa de Crimea, el punto de inflexión que supuso la expulsión de Rusia del G8 y las primeras sanciones contra Rusia de Occidente.
En 2016 el demócrata tuvo la oportunidad de mirar a Putin a los ojos cuando coincidieron en una reunión del G20 en Pekín y a diferencia de Bush, vio una mirada fría. En ese encuentro el estadounidense le comentó a su homólogo ruso que conocía las interferencias rusas en la campaña electoral y le pidió abiertamente que dejará de hacerlo.
Publicidad
Triunfa el 'trumpismo'
Deshojando la margarita
Años más tarde, el hombre en la Casa Blanca cambió. Donald Trump quiso acercarse a Rusia e intentó mantener una buena relación personal con Putin. Ambos líderes se encontraron en la capital de Finlandia y conversaron de diferentes temas como los conflictos de Ucrania y Siria y la supuesta injerencia rusa en las elecciones estadounidenses. Tras el encuentro el magnate neoyorquino fue duramente criticado por su poca dureza con su homólogo y por su buena sintonía con este.
Pero luego llegó Joe Biden y llamó «asesino»al exagente del KGB. Con él al frente de Estados Unidos, Putin inició en 2022 la invasión total de Ucrania. Ahora, en su segundo mandato, Trump está tratando de ponerle fin con poco éxito. Las amenazas y los ultimátums que le ha trasladado no han surtido efecto, y las tropas rusas continúan avanzado en Ucrania. Este viernes Trump volverá a tratar de arrrancarle a Putin un acuerdo de paz, pero cada vez son más los que creen que no dejará de torearle.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión