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Kim Jong-un, durante la cumbre parlamentaria celebrada este fin de semana en Pyongyang. Reuters

Kim Jong-un, dispuesto a reunirse con Trump si respeta sus armas nucleares

El dictador norcoreano confiesa conversar un «grato recuerdo» del presidente estadounidense y abre la puerta a una nueva reunión

Jaime Santirso

Pekín

Lunes, 22 de septiembre 2025, 12:16

El otoño geopolítico se presenta cada vez más cargado para Donald Trump. A la posibilidad de un encuentro con el líder chino Xi Jinping durante ... la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) del próximo mes de octubre en Corea del Sur, comentado en su llamada telefónica del pasado viernes, se suma ahora una hipotética cita con Kim Jong-un.

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El dictador norcoreano ha dejado caer que estaría dispuesto a reunirse con el presidente estadounidense, no sin ciertas condiciones. «Si Estados Unidos deja de lado su obsesión delirante con la desnuclearización y, partiendo del reconocimiento de la realidad, desea verdaderamente una coexistencia pacífica con nosotros, entonces no hay razón para que no podamos reunirnos», ha comentado Kim, en declaraciones pronunciadas este fin de semana durante una cumbre del órgano parlamentario del régimen, y difundidas este lunes por la agencia estatal KCNA.

Trump y Kim mantuvieron tres históricos encuentros –en junio de 2018 en Singapur, en febrero de 2019 en Hanói y en junio de ese mismo año en la Zona Desmilitarizada de Corea (ZDC)–, negociaciones que fracasaron por las diferencias sobre las concesiones que Corea del Norte debería ofrecer sin llegar, aparentemente, a quemar los puentes.

«Personalmente todavía conservo gratos recuerdos del actual presidente de Estados Unidos, Trump», ha asegurado Kim en su primer comentario público al respecto. El pasado mes de julio su hermana y mano derecha, Kim Yo-jong, ya apuntó que la relación entre ambos «no es mala».

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El último de estos careos, que convirtió a Trump en el primer presidente estadounidense en pisar suelo norcoreano ante la invitación de Kim a cruzar la frontera, se produjo al término de su participación en el G20 de Osaka. En esta ocasión, la cumbre APEC que acogerá la ciudad surcoreana de Gyeongju podría propiciar otro, de nuevo con la ZDC por escenario.

Sin embargo, la exigencia norcoreana ya está planteada en términos meridianos. «Nunca entregaremos nuestras armas nucleares […]. El mundo ya sabe bien lo que hace Estados Unidos después de obligar a un país a renunciar a sus armas nucleares y desarmarse», ha advertido Kim, con el libio Muamar el Gadafi por último escarmiento.

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Hacia la no-proliferación

Esta, de todos modos, podría no resultar insalvable. «En Estados Unidos ya se está hablando de manera más abierta sobre la realidad de que Corea del Norte es una potencia nuclear de facto, y se está debatiendo si hay que apostar por un acuerdo no centrado en la desnuclearización sino en la no-proliferación, similar al que existió entre la Unión Soviética y EE UU para el control de arsenales», explicaba Ramón Pacheco Pardo, profesor de Relaciones Internacionales del King's College de Londres, en una entrevista con este diario a principios de julio.

«En el momento en que se empiece a asumir que la desnuclearización de Corea del Norte parece una utopía, el paso siguiente es si Corea del Sur toma la decisión de que necesita armas nucleares propias para situarse en una posición de paridad», añadía el académico. Al Sur, no obstante, contemplan un congelamiento de la producción de armamento nuclear como una «medida temporal de emergencia» aceptable.

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«Mientras no renunciemos al objetivo a largo plazo de la desnuclearización, creo que hay beneficios claros en que Corea del Norte detenga su desarrollo nuclear y de misiles», aseguraba el presidente Lee Jae-myung en una entrevista reciente con la BBC. «La cuestión es si seguimos con intentos infructuosos hacia esa meta final o si fijamos objetivos más realistas y logramos algunos de ellos».

Estas afirmaciones se suman a otros gestos, como apagar los altavoces de propaganda en la frontera, con los que Lee, investido hace apenas tres meses, ha tratado de rebajar la tensión y buscar un acercamiento con el Norte, sin suerte. «Hemos dejado claro que no trataremos con ellos de ninguna forma», ha reiterado Kim.

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Corea del Norte, tradicionalmente un Estado paria, ha mejorado sobremanera su posición estratégica gracias a la invasión rusa de Ucrania y el enfrentamiento entre China y Estados Unidos; una nueva realidad refrendada por la posición de honor concedida a Kim en el desfile militar chino a principios de septiembre, con el dictador ocupando el centro del estrado junto a Xi y Vladímir Putin.

Cabe recordar que, no hace tanto, tanto el chino como el ruso respaldaban las sanciones de la comunidad internacional como castigo al programa nuclear norcoreano, cada vez más una realidad insoslayable en un mundo de hostilidad creciente.

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