Jazzmeia Horn, durante su actuación en Mendizorroza. Jesús Andrade
Festival de Jazz de Vitoria

Una diva magnética y natural

La cantante estadounidense debuta en el Festival de Jazz con un dominio vocal y escénico apabullante

Jueves, 17 de julio 2025

Quienes ya la habían visto en directo no dejaban de recomendarla. Por su virtuosismo, espontaneidad y una presencia escénica apabullante. Se intuye –bastante con ver ... algunos de sus conciertos en vídeo–, pero ha sido este jueves, en una jornada dedicada a las voces que reivindican la música negra, cuando Jazzmeia Horn ha debutado en el Festival de Jazz de Vitoria dejando a buena parte del público con la boca abierta.

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Salió puntual y descalza, a las ocho y media, con rastas, tocado y un vestido rojo adornado con dorados –también es costurera y tiene previsto lanzar una línea de ropa–. La acompañaban Joel Holmes al piano, el sonriente contrabajista Ameen Saleem y el brillante batería Ryan Sands, a los que presentó desde el arranque. Tras saludar en un castellano (más correcto del que piensa) presentó 'Tip', un tema que urge a actuar («Tick Tock, Don't Stop»), y continuó con 'Happy Livin', donde hasta el chasquido de sus dedos sonaba elegante, antes de invocar a la naturaleza con sonidos propios de la selva en 'Submit to the Unknown'.

Dicharachera y magnética, demostró ser también una narradora nata. Habló de su familia, de las dificultades para abrirse paso en una escena o de esas preguntas incómodas que hacen los niños (y esas que se plantean cosas tan serias como por qué los 'realities' se llaman así si no tienen que ver con la realidad). Ésto lo trató en la introducción a 'Destiny', un tema más introspectivo, donde su voz la llevó al registro de un chelo desafinado y a unos agudos sentidísimos. Si al comienzo pedía no parar, a mitad del concierto invitaba a reflexionar sobre lo que damos por sentado. En general, la falta de solemnidad y esa sensación de que se movía por el escenario como por el salón de casa, no tapaba un mensaje reivindicativo que mantiene en sus letras.

Jazzmeia Horn tiene todo lo que exige una gran artista, incluida una historia personal fascinante. Ese imán va más allá del rango vocal de alrededor de cuatro octavas. Su scat, esa improvisación sin palabras definidas, no es un adorno, sino que sale de forma natural. En 'When I Say', por ejemplo, su fraseo vertiginoso evocó vientos. Ese tema, incluido en 'Love & Liberation' es una de las joyas de su repertorio. Ya anocheciendo, en los compases finales, recurrió a dos standars, 'You're Getting to Be a Habit With Me', conocido sobre todo por la versión de Sinatra, y se despidió con 'On a clear day. «Vitoria, Vitoria», dijo lanzando besos al público, parte del cual respondió de pie.

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No era la primera que dejaba huella en Euskadi. En 2022 ya conquistó el Getxo Jazz. En Vitoria, volvió a dejar el pabellón alto. Tras ella, subió al escenario José James, que regresaba al festival una década después. Muy cambiado, salió a escena pasadas las diez y cuarto de la noche. Propuso un viaje musical al año de su nacimiento, 1978, que arrancó funky junto a Ebban Dorsey, BIGYUKI, Yves Fernandez y el batería Jharis Yokley, incorporado a última hora. El cariño del certamen hacia James se nota. De hecho, su tema 'Fine and Mellow' figura en el recopilatorio del 40 aniversario del festival que se editó junto a Universal.

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