Vacaciones de verano en familia, ¿tiempo de disfrute o de estrés?
Aunque a priori la posibilidad de pasar más tiempo juntos sin horarios ni obligaciones pueden parecer maravilloso no siempre se cumplen las expectativas
N.A.
Martes, 29 de julio 2025
Muchas familias están en plenas vacaciones, ese período maravilloso en el que por fin disfrutamos con los nuestros. Días soleados, actividades acuáticas, barbacoas… Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Algunas veces, esa atmósfera paradisíaca no es capaz de paliar los momentos en los que los más pequeños entran en estados de crisis. Ya sea por edad, por aburrimiento,... el caso es que no siempre esas esperadas vacaciones salen como esperábamos. Sin embargo, con algo de organización todo puede ser más fácil, tal y como explica la psicóloga Patricia Vega, personal docente e investigadora en UNIR en el Máster de Psicología General Sanitaria.
- ¿Cuáles dirías que son las herramientas psicológicas más efectivas para estas peleas que pueden surgir durante las vacaciones?
Al estar tanto tiempo juntos, incluso por el calor tal vez, puede haber más momentos de conflicto, pero lo importante es que haya comunicación, y que ésta sea respetuosa, amable. Si la otra persona está proponiendo algo, seguramente sea para mejorar, no para discutir. Hay muchos conflictos que surgen por cosas triviales, como, ¿ahora dónde comemos?, ¿qué hacemos?, ¿y si yo quiero ir aquí y el otro allá? Yo diría que las pautas serían, más que nada, tranquilizarse. Organizarse, y si vamos a hacer una excursión, prepararlo ya desde casa.
- ¿Dirías que hay algún papel dentro de los miembros de la familia que tienda a discutir más que otro?
Muchas veces, hay más gente a partir de un núcleo familiar. Acontece que los hijos, por ejemplo, se juntan con abuelos, con tíos... Y claro, ahí también podrían asomarse las disparidades. De nuevo, entra en juego la comunicación amable y respetuosa, y el entender que cada uno tiene sus maneras de actuar, y sus maneras de vivir en su casa. Imagínate que se juntan los abuelos, los tíos y los padres, son tres maneras de llevar tres casas. Igual a unos les parece que hay que recoger antes de ir a la playa, a otros que se puede hacer por la noche...
Se debería poner el foco en lo importante, que es estar juntos, disfrutar, pasar ese tiempo que durante el año muchas veces deseamos. Y luego cuando estamos, igual nos estamos centrando en cosas poco relevantes, como si la casa está recogida, si uno recoge más que otro, si uno lo hace a su manera. En consulta, te dicen que han discutido hasta porque no se friega con agua caliente.
- ¿Cuál es el significado de las vacaciones, desde una perspectiva psicológica?
Estar juntos, verse, pasar tiempo en familia, romper la rutina. Hay veces que puedes escuchar, «no, es que mi cuñado se ha echado a dormir muy tarde a la cama y yo quiero mantener el horario.» Hay que centrarse en que es importante pasarlo bien, y podemos descansar en muchos aspectos. Somos más laxos, con los hijos, con nosotros mismos. Podemos comer cosas que igual durante el resto del año no comeríamos. Yo suelo decirle mucho a las familias que están generando los mejores recuerdos para sus hijos, porque todos tenemos un recuerdo muy bonito de los veranos.
- Los niños suelen estar más enérgicos por no tener colegio. ¿Alguna técnica que podrían utilizar las familias para canalizar esta energía de una forma positiva?
Una de ellas es, de nuevo, la organización. A veces, los niños se aburren y hacen cosas que nos molestan. Sin embargo, si nos organizamos y los niños saben qué vamos a hacer durante el día, se pueden evitar desacuerdos.
Si ya sabemos que vamos a ir a la playa, a la piscina, a dar una vuelta, comunicárselo para que tengan previsión. Yo creo también que la rutina es lo que muchas veces les mantiene centrados. Llegan las vacaciones, y pensamos que vamos a descansar. Pero con niños no se suele descansar mucho. Vamos de vacaciones a descansar de las obligaciones, las comederas de cabeza del trabajo, las responsabilidades de tomar decisiones...
Pero con niños, si vamos pensando en descansar físicamente, pues probablemente estemos equivocados. Vamos a tener que jugar con ellos. De hecho, es importante jugar con ellos. Van a crecer, van a dejar de jugar, ahora es tu momento de jugar, de hablar. Los niños, a través del juego, hablan muchísimo, nos sueltan muchas cosas. Hay que planear, hay que tener actividades. Porque si no, toda esa energía que en el colegio la utilizan en el deporte, en los estudios, en el recreo, va a quedar desaprovechada en las vacaciones.
- Y, ¿qué impacto puede tener la gestión de las emociones en la calidad de la convivencia familiar?
La gestión de las emociones va a ser importante siempre. Durante el año, al tener rutinas, también tenemos más controladas nuestras emociones. Y en las vacaciones, muchas veces, el hecho de hacer cosas diferentes, nos va a traer emociones diferentes. De repente, estoy de vacaciones y me estoy estresando porque tengo que saber lo que voy a hacer en la playa. Se me olvidan cosas. Es decir, no tenemos todo tan establecido. Debemos acoger estas emociones diferentes. Si de repente están muy nerviosos porque vais a hacer un viaje, en vez de verlo como un problema, se debe enfocar como algo positivo. «Estoy emocionado, porque voy a hacer algo diferente y voy a disfrutar.»
Yo creo que hay personas a las que estas nuevas emociones les sobrepasan un poco, por lo que es importante identificarlas. Por ejemplo, me voy a ir el fin de semana, voy a coger un avión para hacer una excursión de cuatro días. Esto me genera muchos nervios, pero ¿son buenos o son malos? Son unos nervios que me avisan de que voy a hacer algo bueno. Acoger esos nervios de una manera diferente a nervios que pueden ser ante, por ejemplo, una intervención quirúrgica. «Estoy de vacaciones y tengo ansiedad.» ¿Es algo bueno? ¿Es algo que te va a hacer feliz? ¿Es algo que tú has buscado? Pues acoge esa ansiedad. Hay personas a las que les gusta mucho la rutina, te dicen, «estoy mejor un sábado», porque no saben disfrutar de eso, del cambio, ni adaptarse al cambio.
Debemos identificar las emociones, qué es lo que las provoca y, si es bueno, asumir esas emociones. Porque... son diferentes, igual nos sorprenden, ¿no? Es fácil que cuando vas a un aeropuerto veas a gente discutiendo. ¡No! Voy a coger un avión y voy a hacer algo que he preparado, que he estado esperando todo el año. Porque de hecho, aunque es triste, estamos esperando las vacaciones todo el año.
- ¿Cómo pueden las familias equilibrar el tiempo de descanso con las actividades compartidas para que esto no genere agotamiento emocional?
Al final, lo que nos hace felices no es lo que pasa, sino cómo nos lo tomamos. Por ejemplo, si al final los niños están muy activos y se descansa poco, pienso, «¡ay, no he descansado nada, qué horror, vaya vacaciones!». Voy a tener un mal balazo emocional en mis vacaciones. Si pienso, «¡cuánto tiempo he pasado con mis hijos! ¡Cuánto he interactuado con ellos! Tengo mucha actividad física, pero he desconectado totalmente del colegio, del trabajo».
Otras personas nos dicen en consulta, «el descanso es no hacer nada». Y entonces yo ahí redefino, ¿el descanso es no hacer nada, o es disfrutar de lo que estoy haciendo? Cuando tengo a mis hijos en el cole todo el día, no puedo hacer lo que quiero, pero durante las vacaciones puedo decidir estar jugando toda la mañana o ver la tele. Puedo decir, «durante el año no tengo tiempo, pero hoy voy a viajar.» Viendo que a veces estamos con la familia, yo les suelo decir a las parejas que van a ir con la familia, que es el momento de buscar tiempo para estar solos y para descansar.
- ¿Cómo se puede usar el tiempo libre para fomentar el crecimiento personal, la creatividad, el bienestar individual y también el colectivo
Yo creo que muchas personas tienen aficiones que muchas veces no realizan, porque no tienen tiempo. El verano es un momento para retomar. Por ejemplo, hay personas que dicen, «a mí me gusta pintar, pero no tengo tiempo». Aprovecha el verano para hacer esas cosas. Es tu momento, vas a tener tiempo para pintar o leer. Un espacio para hacer eso que nos gusta y que nos hace sentir bien a nivel individual. Imagínate que yo quiero leer y estoy en la playa, y mi marido dice, «oye, y los niños, ¿qué?» Hay que repartirse, comunicarse, dedicarnos tiempo para nosotros.
Muchas parejas, sobre todo mujeres que, a veces, tienen sobrecarga mental, se van de vacaciones y tienen un rato para ellas. Cuando vuelven, están más satisfechas. Se han dedicado tiempo para pasear por la playa, para leer, retomar una afición, pintar, o correr.
Es un buen momento para plantearnos qué cosas no hacemos durante el año. Lecturas, paseos, deportes. El volver a estar en un café, el volver a hablar de algo. Eso sí, teniendo en cuenta siempre el sistema familiar, que sea algo consensuado. «¿Qué hago yo solo con los niños de 8 a 9?» Pues me voy a la playa y damos un paseo mientras mamá hace deporte. Organizarse. Es que es muy importante el respeto, la amabilidad y comprenderse todos.
- ¿Hay algo que consideres que se nos olvida en lo relacionado con las vacaciones?
El agradecimiento a los abuelos. Esto en general, no lo veo solo en vacaciones, percibo que cada vez los abuelos cuidan más. No debemos ser tan críticos si vamos a casa de los abuelos, porque nos dan de comer, muchas veces se encargan ellos de todo en la casa, para que nosotros disfrutemos, y encima les estamos diciendo que hacen esto, lo otro… Yo creo que es un momento también para agradecer. Yo daría un pequeño paso para ser agradecidos con los abuelos.
- En general, ¿la gente está unida en vacaciones?
Pues la gente discute mucho en vacaciones, de hecho, hay un pico de divorcios, en septiembre siempre es tremendo.
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