Miriam Tirado: «No debemos temer que se inicien en las relaciones, sino enseñarles a diferenciar las sanas de las tóxicas»
La autora publica 'Molas mucho', una guía sobre adolescencia pensada para adolescentes y en la que les ayuda a comprenderse mejor en una etapa llena de cambios
Leire Fernández
Domingo, 3 de agosto 2025, 20:04
Miriam Tirado se introduce de lleno en la comprensión de la adolescencia, una etapa que lleva tiempo visitando con la serie 'Goa', de la que ya ha publicado siete volúmenes. Ahora lanza 'Molas mucho' una guía en la que intenta explicar a las personas adolescentes cómo es el momento vital en el que se encuentran, con un lenguaje cercano, y desde la comprensión y el respeto. Un libro que no solo es para leer, sino también para aportar su propia visión con un apartado de actividades por cada capítulo y que recomienda que también leamos los padres.
-¿Cómo surge hacer este libro que no es lo habitual cuando hablamos de guías para la adolescencia?
Sí, no hay mucho para estas edades de este tipo, que hablen así, con su lenguaje, y directamente a ellos. Normalmente son guías para padres y madres, pero yo creo que es importante que ellos puedan comprenderse mejor a sí mismos. Además, es una edad en la que no quieren escuchar mucho a los padres, por lo tanto, está guay que los padres se formen, pero si luego no les pueden transmitir lo aprendido porque no los quieren escuchar, pues, claro, a ellos no les llega.
-¿Tenemos que leerlo los padres?
Yo lo recomiendo. Siempre recomiendo a los padres que se lean primero mis libros, porque de ahí saldrán seguramente muchas conversaciones, y sabrán qué están leyendo sus hijos, podrán comentarlo, si salen dudas, preguntas, podrán profundizar. Yo creo que es importante, incluso hay familias que los leen conjuntamente.
Yo, por ejemplo, con mi hija, la pequeña, que tiene 11 años, lo leemos juntas en voz alta. A ratos leo yo, a ratos lee ella, y así podemos comentar cosas, relacionándolo con cosas que le pasan a ella, y es muy guay, ese rato compartido con estos temas.
-Una de las cosas que comentas en el libro es la tendencia de las personas adolescentes a querer complacer a sus amigos aunque sea a costa de no hacer lo que realmente quieren. Eso los padres lo vemos fatal y les recalcamos que tienen que ser ellos mismo, pero ¡ay! cuando a quien nos dicen que no es a nosotros, ¡ahí la cosa cambia!
Claro, jajaja, queremos que nos sean fieles a nosotros, no a sus amigos, ¿no? Por eso esta etapa a veces a los padres nos cuesta tanto, porque es una etapa en la que se distancian un poco, en la que a lo que decimos nosotros ya no le dan tanta importancia como a lo que dicen sus amigos. Es una etapa en la que necesitan y quieren encajar, quieren sentirse parte del grupo, y el grupo ya no es la familia. Cobra muchísima más importancia el que ellos están construyendo fuera. Y sí, hacemos eso. Decirles, tú tienes que ser tú mismo, pero cuando son ellos mismos también con nosotros, y hacen cosas que son propias de la etapa, a veces no nos gusta tanto. Bueno, a veces los padres somos contradictorios, de hecho lo hemos sido siempre.
-En el tema de las emociones dices que a veces los adultos no las hemos tratado de la mejor manera, ¿seguimos teniendo problemas para validar las emociones de los niños por el hecho de ser eso, niños?
Sí, porque algunas emociones nos resultan desagradables, y las hemos etiquetado como emociones malas, negativas, y entonces verlas en nuestros hijos nos remueve esta creencia que tenemos de que esto no está bien. Pero también es por cómo hemos sido educados, es normal que nos cueste, porque a nosotros no nos validaron nada. Entonces es normal que sin todo este conocimiento de educación emocional, sin esta inteligencia emocional que a lo mejor no hemos adquirido, dar lo que uno no ha recibido es difícil, en momentos sobre todo de tensión y de cansancio.
Pero tenemos que darnos cuenta de eso, de asumir por qué nos está costando validar la rabia de mi hijo, o por qué nos está costando aceptar este momento que él está atravesando y ver cómo es cosa más nuestra que de ellos, porque la mayoría de pre-adolescentes y adolescentes hacen lo que les toca hacer por la edad que tienen.
Y nos gustará más, nos gustará menos, pero al final es una edad donde hay mucha confusión, donde están intentando ver quiénes son, hacia dónde quieren ir, y no es fácil esto. Es una etapa que muchos están muy perdidos, y yo creo que este contenido del libro les puede ayudar a aliviar la parte del dolor que tienen ellos dentro, porque se dan muchos cambios y podrán conocerse un poquito más.
-El que deben crear su propia personalidad y asentar una buena autoestima se desprende de cada capítulo, ¿cómo podemos ayudarles en casa?
Esto empieza desde el minuto que nacen. Estamos ayudándoles a tener una buena y sana autoestima amándoles, aceptándoles como son a cada momento, ayudándoles a comprender cómo se sienten, por qué hacen lo que hacen, etc. Que no crean que como tengo cuatro años y estallo soy un mal niño o un mal hijo, no. Tú, lo que te pasa es que eres pequeño y no tienes una buena gestión de estas emociones porque todavía no tienes las herramientas. Poder sentirse comprendidos, sentirse escuchados por padre y madre, sentirse acompañados, y esto significa que hay una comprensión y hay una aceptación del niño que tenemos.
Hay familias que, cuando piensan en su hijo, piensan más en el que les gustaría tener que en el que tienen realmente. Y esto sí que afecta a la autoestima. Sentir que no eres aceptado, que preferirían que fueras distinto a cómo eres, esto machaca muchísimo la autoestima. No cometer estos errores es crucial para que ellos puedan tener una buena y sana autoestima.
-En una parte del libro hablas sobre la importancia de ser asertivo, ¿cómo podemos trabajarlo nosotros y transmitirlo a los adolescentes?
En general, la gente no lo es, no nos han enseñado a serlo. Entonces, tampoco tenemos muchos referentes de qué es ser asertivo. Y, claro, ellos lo son menos, y más en esta etapa que las emociones están a flor de piel, cuesta mucho cuando la emoción está disparada poder ser asertivo.
Y es normal, pero por eso estamos, ¿no? Para ayudarles a poder decir las cosas de otra forma, a poder conectar primero con lo que les pasa y cómo se sienten. Y luego, a poderlo comunicar a los demás de una forma que no les dañe. Y aquí se necesita mucha práctica, mucha paciencia, y mucho de educarles en esto.
Y somos nosotros los que tenemos que dar ejemplo. Ellos aprenden también de lo que ven.
-Otro de los temas que tratas es el de los primeros amores, que nos da un poco de miedo en general a las familias. ¿Cómo nos preparamos los padres para ello y cómo les preparamos a ellos?
Creo que esto es ley de vida y también los padres tenemos que tener una cierta perspectiva y darnos cuenta que nosotros también lo hicimos. Tenemos que normalizar esto, que empiece a haber esta pulsión sexual, estas ganas de encontrarte con alguien que te gusta, de tener relación... No estoy hablando sexuales, sino de ese 'gusanillo' que se despierta. ¿Y cómo se lo digo? ¿No se lo digo? Es normal que pase esto, forma parte de la etapa y no nos tiene que dar miedo.
Pero lo que sí que tenemos que enseñarles es lo que cuento en el libro. Lo que es buen amor y lo que es el mal amor. Enseñarles cómo es una buena relación. Pero no solamente con una persona que pueda ser en un futuro pareja, sino con cualquier persona, con amigos, o sea, qué es una relación tóxica y qué no.
Y por esto tenemos que revisar también los adultos cómo son nuestras relaciones. Porque si yo le digo a mi hija, no, una relación buena es esta, pero luego lo que ve en mí es que yo tengo relaciones tóxicas con las personas con las que me relaciono... lo que educa es el ejemplo, no lo que decimos. Por lo tanto, es importante que revisemos también cómo nos comunicamos con nuestra pareja. ¿Qué es lo que ve en casa? ¿Es un ejemplo de buen amor o no?
-Lo de que gente de fuera del núcleo familiar les pregunte si tienen novio tenemos claro que está fuera de lugar, pero ¿y nosotros? ¿Tenemos que preguntarles?
A ver, esto como siempre dependerá muchísimo del hijo que tenemos. Hay niños que no les gusta nada hablar de esto, odian esta pregunta y si se lo preguntamos vamos a salir escamados, no nos van a responder, no vamos a sacar nada en claro y además se van a enfadar.
Hay otros niños que nos lo van a contar todo y que estamos al tanto de quién les gusta, por qué y demás. Tenemos que estar sintonizados con su energía. Hay momentos que la energía nos lleva a conversaciones profundas y en los que ellos están dispuestos a abrirse, están relajados y están a gusto porque hay conexión.
Lo que no podemos es, a santo de nada, soltar esa pregunta porque no les va a gustar, porque no hemos establecido conexión previa. Para hablar de cosas importantes, y esto son cosas importantes para ellos, hay primero que establecer conexión. Sin eso no hay una buena comunicación.
«Hay niños que en septiembre empiezan el instituto y están súper preocupados porque es un cambio. Esto cuando lo notemos, tenemos que hablar de ello»
-Un tema que actualmente resulta muy preocupante es el de la salud mental de los adolescentes. En concreto tú les hablas de la ansiedad, ¿cómo podemos detectar que la sufren?
Porque no están bien, hay un 'runrun' interno continuo de malestar y esto a veces se traduce con miedos, otros con mucho malhumor, con preocupaciones, empiezan a crearse películas todas horrorosas y desastrosas en su cabeza.
Al final, si hemos establecido una buena relación con nuestros hijos, lo notaremos. Están ansiosos porque hay este nerviosismo, muchas veces incluso les cuesta dormirse porque están pensando en todo lo del día siguiente o lo de dentro de tres meses.
Hay niños a día de hoy que en septiembre empiezan el instituto y están súper ansiosos, y están súper preocupados porque es un cambio, les inquieta. Esto lo vamos a notar y cuando lo notemos, tenemos que hablar de ello. Hay personas que dicen «no comentes nada, así no le haces pensar en ello». No, es que el niño va a pensar en ello igualmente. Entonces, poder hablar, poder normalizar, poderle dar herramientas para que transite ese cambio que le da tanto miedo, le va a ayudar.
La muerte, tema tabú
Si hay un tema que suele ser tabú con los más pequeños es el de la muerte, sin embargo, normalizarlo y hablar de ello es necesario, según Miriam Tirado. «Hay etapas que necesitan hablar de ello. Y en la adolescencia les gusta este tema», afirma. «En cada etapa importante de cambio en la vida hay como una crisis existencial y ahí se remueve mucho este tema».
Lo primero que debemos hacer es revisar cómo nos llevamos nosotros con la muerte. «Si nosotros somos los primeros que se nos hace un nudo en la garganta cuando hablamos de ello, estamos transmitiendo esta creencia a nuestro hijo de que este tema es un tema del que no se puede hablar o de que es tan terrible que me echo a llorar en cero coma. Entonces, lo primero es desterrar esa idea. La muerte es una cosa absolutamente natural para morir lo único que necesitas es estar vivo». La autora recomienda llevarlo al terreno de la naturaleza, sin entrar si es algo justo o injusto. «En la naturaleza, todo lo vivo muere y tiene un ciclo. Y conectar con los ciclos y hablar de ello con nuestros hijos nos va a ayudar a poderla ver de otra forma. Si la vemos como algo terrible, como algo súper injusto, vamos a transmitir miedo». Pero hablando de ello, «podemos ir teniendo conversaciones que les ayuden a transitar posibles muertes o duelos que tengan que afrontar. Porque van a tener que afrontar duelos, seguro».
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