Flores y mensajes para el vendedor de chucherías de Miribilla
El barrio de Miribilla llora el fallecimiento de José Ricardo Díez González, propietario del videoclub y tienda de chucherías
Iraitz Casillas
Martes, 1 de agosto 2023, 18:02
Cartas y flores pegadas con celo o cinta aislante en la persiana. Así ha amanecido este martes la fachada de la tienda Nakami en el barrio bilbaíno de Miribilla. Un gesto con el que las familias y, sobre todo, los niños de este enclave de la capital han querido despedir a José Ricardo Díez González, dueño del negocio, que antaño fuera videoclub, y en el que ahora tan pronto podías adquirir un paquete de pipas como comprar un mando a distancia para la televisión o llevar a arreglar un reloj estropeado. El hombre falleció el pasado domingo a los 67 años. Díez era conocido en la zona por su carácter extrovertido y bromista, sobre todo con los más pequeños. Una forma de ser por la que era «muy querido».
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«No me extraña que le hayan hecho este homenaje. Era siempre muy correcto y muy amable incluso con los niños que entraban a robarle alguna gominola», comenta Carmen Basterra, vecina de Miribilla. Silvia Mora, otra de las vecinas, subraya que era un hombre «muy resolutivo, te arreglaba lo que le llevaras».
Los vecinos del barrio le tenían mucho cariño, pero quienes más aprecio le demostraban eran los niños. Algunos de ellos jugaban este martes cerca del negocio y no podían evitar una sonrisa al recordarle. «Nos hacía bromas, nos regalaba cosas e incluso a veces cuidaba de algunos de nosotros. Le vamos a echar de menos». Y llevaba así años. «Me he criado yendo a esa tienda y con la amabilidad de Ricardo», añade una joven de 13 años que ayuda en una librería cercana.
Quienes regentan los comercios próximos aseguran que Ricardo era muy bueno, que nadie puede decir una mala palabra de él. «Siempre estaba pendiente de los niños y los mimaba un montón». Ana Txaparro, residente del portal de enfrente, recuerda cómo los niños gritaban con alegría «¡vamos donde Ricardo!». Los jóvenes se amontonaban en la puerta hasta que abría la tienda, sobre todo de viernes a doming. «Era muy bromista y los cuidaba mucho. Salía a la entrada y les picaba para sacarles una sonrisa». El funeral tendrá lugar este martes 1 de agosto en la parroquia de San Luis Beltrán a las 18.00 horas.
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