Goyo Mallea, barman del Joserra y fiel seguidor del Athletic

Llevaba jubilado más de dos años, pero daba lo mismo. Goyo, el camarero del Joserra, el bar de Particular de Indautxu, pertenecía desde su retirada a esa estirpe de hosteleros bilbaínos que dejó una huella imborrable. Los parroquianos aún le recuerdan al grito de «saca tortis, champis, chori; saca de todooooo». Formado en el Pujana y en la cafetería de los Astoria 2 y 3, alegró la vida de los bares durante medio siglo y afilaba la voz cada vez que vencía su Athletic del alma.

Apasionado del fútbol de Sarabia y Yeste, se dejaba notar. Acompañaba cada victoria rojiblanca al grito de ¡Athleeeeeetic! cada vez que entraba algún cliente. Era habitual verle trabajar con la bufanda anudada al cuello, ya fuese invierno o verano. Presumía de ser de los primeros en comprar la camiseta diseñada por Darío Urzay.

Goyo Mallea murió a los 67 años por problemas cardiacos. Sus hermanas, a las que adoraba, cuentan que estaba pendiente «de una operación grave», pero que no llegó a tiempo al quirófano. Disfrutó del triunfo del Athletic ante el Barça en Copa, «aunque nosotras le recordábamos que el médico le había advertido que no le convenían las emociones fuertes», lamentan María Antonia y María Rosario, dos de sus tres hermanas, con las que vivía.

Natural de Munitibar, empezó a trabajar de niño. Con solo 14 años, se acercó a las barras y, a la vuelta de la mili, el fundador del Joserra le fichó. Tenía sus costumbres. Al acabar la jornada se metía el periódico en el bolsillo trasero del pantalón para hacer el crucigrama en casa. Cuando los txikiteros acudían al Joserra, sacaban otro pote para él y cantaban juntos. Goyo era de los que creaba afición. A La Catedral, donde numerosos aficionados daban cuenta de los bocadillos que tortilla de patata que les preparaba, siempre acudía con la txapela bien puesta.