Quiero aprovechar la oportunidad que me ofrece EL CORREO, poniendo a mi disposición estas líneas, para felicitar al Aeropuerto de Bilbao por el 20 aniversario ... de su terminal de Loiu.
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Han sido 20 años de continuo crecimiento y desarrollo, que culminaron en el ejercicio 2019 con el récord de pasajeros, alcanzando la cifra de 5,9 millones de pasajeros, y unos niveles de conectividad tanto local como internacional muy relevantes para un aeropuerto de sus características.
En estos años, el Aeropuerto de Bilbao se ha convertido en el aeropuerto de referencia de la cornisa cantábrica y uno de los más importantes del eje atlántico; obteniendo el pasado ejercicio un claro reconocimiento a su labor, el galardón otorgado por el Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI Europa) como mejor Aeropuerto de Europa en la categoría de aeropuertos con un volumen de entre 5 y 10 millones de pasajeros al año.
Lo anterior pone de relieve el mérito y el esfuerzo realizado en estos años por nuestro aeropuerto para mejorar los parámetros de calidad y de gestión, tanto en sus instalaciones como en los servicios que ofrece a aerolíneas y viajeros. Efectivamente, tenemos un gran Aeropuerto. No lo digo yo, lo dicen los expertos y le avalan sus cifras.
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Desde mi aún breve experiencia de trabajo en este sector, dirigiendo la actividad de Bilbao Air, la sociedad de promoción del Aeropuerto de Bilbao perteneciente a la Cámara de Comercio de Bilbao, diría que, quizás, una de las claves de este éxito, al menos en estos últimos años, además de, por supuesto, por una excelente gestión aeroportuaria; -no olvidemos que Aena es el operador aeroportuario más importante del mundo en cuanto a número de pasajeros-; se basa en la conexión y coordinación del 'Binomio Aeropuerto-Territorio (Área de Influencia').
Una infraestructura aeroportuaria y su área de influencia se «retroalimentan», se necesitan, y en la medida que están altamente coordinadas y comparten visión y objetivos, los resultados mejoran de forma relevante, consiguiendo impactos socioeconómicos muy destacables en el territorio.
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Existen estudios de empresas especializadas que vinculan claramente el crecimiento de la conectividad aérea con incrementos del PIB de la región en la que se ubica el aeropuerto, la creación de empleo directo en el sector, el aumento de la presencia de empresas de sectores de alta tecnología y basadas en el conocimiento, el aumento de las exportaciones, la capacidad de atracción de turismo y, por todo ello, también con la creación de empleo indirecto de calidad.
La conectividad aérea, lógicamente, requiere de una infraestructura aeroportuaria adecuada, moderna y, por supuesto, bien gestionada, pero requiere, ineludiblemente, de que exista un interés por volar desde y hacia ese destino, hacia ese territorio.
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En nuestro caso, ese destino, esa área de influencia es Bilbao-Bizkaia-País Vasco; una comunidad con una sociedad avanzada, abierta al mundo a todos los niveles, con un sector empresarial con presencia y vocación internacional, y un destino turístico de calidad, diferente, con una oferta cada vez más atractiva y más valorada y conocida en todo el mundo.
Cuando el binomio Aeropuerto-Territorio, a través de los agentes clave de ambos factores, se coordina para establecer la estrategia de conectividad y cómo abordarla y desarrollarla, los resultados son buenos siempre, y si, como en nuestro caso, tenemos un aeropuerto de calidad, bien gestionado y unas Instituciones y Agentes relacionados con el sector, con una visión clara de que potenciar la conectividad es clave para el desarrollo socioeconómico, los resultados van a ser muy notables. Y lo hemos visto en los últimos años.
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En este contexto se enmarca la apuesta de la Cámara de Comercio de Bilbao, a través de su sociedad Bilbao Air, por contribuir y poner su actividad y experiencia, su «granito de arena», a disposición de la gestión de ese binomio Aeropuerto–Territorio.
Trabajando de esta manera, no dudo que nos recuperaremos pronto de esta profunda crisis en el sector que nos está dejando la pandemia de la Covid-19.
Volveremos a nuestra normalidad, volveremos a viajar, por trabajo, por ocio, volverán a visitarnos… y superaremos de nuevo este escollo, este paréntesis, con más fuerza si cabe, dado que nuestra conectividad, la conseguida en estos años, no se ha perdido, sino que está en «stand by» y no solo la recuperamos pronto sino que, con seguridad, seguiremos mejorándola.
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Además, debemos pensar en los retos de futuro que le aguardan a nuestro aeropuerto y el impacto de los mismos en nuestro entorno; dado que a medio-largo plazo, según los expertos, el desarrollo del sector aeroportuario pasa por otorgar un papel cada vez mayor a los aeropuertos regionales que sean capaces de convertirse en Hubs de 2º nivel, «desatascando» la saturación de los principales Hubs internacionales.
Creo que el Aeropuerto de Bilbao tendría algo que decir en ese posicionamiento competitivo a futuro, dada su evolución como aeropuerto y el potencial de nuestro territorio, pero eso ya lo valoraremos, en su caso, dentro de otros 20 años.
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Lo dicho, Zorionak y a por los nuevos retos!!!!
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