Sin novedad
Se agradece la corrección, pero me fui a la cama sin saber nada que no supiera a las nueve de la noche. Ya conozco todo ... ese rollo de que cada cual habla a su parroquia, que la cosa es no cometer errores o que tampoco mueve tanto voto este tipo de debates. Sin embargo, con cuatro de cada diez posibles electores dudando y con las previsiones para el domingo tan establecidas, alguien podía haber arriesgado más.
Cierto que, a su manera, todos lo intentaron. Cada cual se trajo algo consigo. Casado se trajo el pasado y, puestos a remontar, se remontó hasta tiempos ya olvidados (salió hasta Filesa). Trató de confrontar un tiempo de esplendor, cuando estaba su partido, con otro de desastre, pero a él no se le asocia demasiado con los años de Rajoy. Un problema. Iglesias ha descubierto la Constitución y se trajo una versión de ella que esgrimía con la pasión de un neo para referir incumplimientos y presentarse voluntario para subsanarlos. Rivera vino con un merchandising abrumador, que incluía marco de mesilla de noche, futuro carné sanitario español y diversas cartulinas que pretendían valer más que mil palabras. La abundancia en los recursos se carga su efectividad. Sánchez se trajo a sí mismo, que ya supone que es mucho, pero además se trajo al presidente del Gobierno con él. De manera que nos recordó qué grande es España, acudiendo a la patrimonialización de todo gobernante, soltó retahílas de cifras y porcentajes, y consiguió salir indemne de la sesión, que era de lo que se trataba. ¡Ah!, y de hacerse portavoz de Vox desgranando lo más florido de su argumentario.
La previsión incluía que la cosa territorial fuera el punto en que el debate subiera de tono. Así fue, pero no tanto, a pesar de la insistencia de Rivera. Quedó claro que unos proponían negociar hasta el amanecer (aunque con límites) y otros hacer desaparecer el problema con el BOE. También lo sabíamos. Sánchez se cobró con Casado la pieza pendiente de Cayetana y la ministra Montero hace unos días. Entre hombres el sí, sí y el no, no no suenan igual. Pero lo intentó. Finalmente, confirmamos que la izquierda quiere el dinero gestionado por el Estado y la derecha por cada ciudadano, como nos explicó Ronald Reagan. Pero no me quedó claro qué entienden una y otra por clase media. Lo ponen en plural, para que parezca más amplia y comprensiva, pero sigue siendo una clase por exclusión y no sé si soy de esos.
En fin. No sé si veré el debate de esta noche. En todo caso, ¿qué se pueden decir distinto de lo de ayer?, ¿quién va a romper el tiesto para que haya juego?
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