Cara y cruz del socialismo en la Margen Izquierda
Barakaldo empaña la alegría electoral del PSE, que presume de un Mikel Torres imparable y gana dos ediles más en Santurtzi y Sestao y uno en Trapagaran
«Te voy a decir la verdad. Estamos muy contentos, pero nos ha dejado tocados el resultado de Barakaldo». La frase, pronunciada ayer en ... el cuartel general de los socialistas vascos, resume bien su estado de ánimo tras la batalla electoral del domingo. El socialismo tiene mucho que celebrar tras el recuento de las tres urnas del domingo. Suma 30.000 votos más en Juntas y gana un apoderado que evita la previsible mayoría absoluta de Rementeria. Recupera la segunda posición en Bilbao con 7.000 sufragios más. Pero, en las resacas electorales, los dirigentes del PSE tienden a mirar a su viejo feudo, una Margen Izquierda que lleva en las venas el sentimiento obrero pero cada día vota más nacionalista.
Aparece Mikel Torres en las fotografías de la madrugada del domingo con un rostro exultante. El alcalde de Portugalete, lejos del desgaste propio de llevar 11 años en el cargo, volvió a mejorar sus resultados. Gobernará con un edil más que en la última cita -tiene diez concejales y está al borde de la mayoría absoluta- y recibió 2.525 votos más que hace cuatro años, un significativo 24%. Es el mejor resultado en tres décadas de los socialistas en su bastión del Puente Colgante, donde Torres ha logrado que crezcan sus apoyos, incluso en las horas bajas del partido allá por 2015. El PNV ha recabado en Portugalete 715 votos más y ha mantenido sus cinco concejales, pero sin amenazar la hegemonía de su rival. También Podemos y el PP continúan con 3 y 1, respectivamente, mientras EH Bildu ha perdido a uno de sus tres ediles.
La cruz de esa moneda brillante está en Barakaldo y pesa sobremanera en el ánimo de un PSE que había hecho un esfuerzo especial para enjugar la derrota por la mínima - 72 votos- sufrida en 2015. La operación para recuperar el segundo municipio más populoso pasó por elegir como cabeza de lista en febrero a Alfredo Retortillo, que era consejero del Gobierno vasco desde 2016. Una cara conocida con gestión a sus espaldas, la apuesta por él recuerda a la de Miguel Ángel Gómez Viar, que ha compaginado su cargo de diputado foral de Transportes y el de cabeza de lista en Trapagaran. En el Valle parece que ha dado resultado ya que el PSE ha arrebatado un concejal a los jeltzales, aunque seguirán en la alcaldía. Pero en Barakaldo, donde la alianza PNV-PSE embarrancó en los Presupuestos de 2017, aquella estrategia no funcionó.
El fracaso de Retortillo, que suma 775 sufragios más que en 2015 y tiene los mismos ediles, se explica por el huracán que ha desatado Amaia del Campo. El PNV gana tres concejales en Barakaldo y consolida su liderazgo con 18.897 votos, 6.355 más que en 2015. Las dos únicas formaciones que pierden votos en la localidad fabril son el PP, que se deja mil votos y dos ediles, y EH Bildu, que pierde otro representante. Del Campo ensancha su margen gracias a su gestión y a una constante presencia pública. Ella era apoderada cuando Rementeria llegó a las Juntas en 2013. Compartían pleno y una sintonía que se materializó en la noche electoral de 2015, cuando el primero alcanzó el Palacio foral y ella arrebató al PSE la alcaldía de Barakaldo. El tándem electoral se ha mantenido cerca, ya fuera en los eventos de 2018 o en la última campaña. Ayer mismo, en la celebración de Sabin Etxea, ella se situó a la derecha del diputado general con Ana Otadui, presidenta de las Juntas, a la izquierda.
En Santurtzi los socialistas crecen y ganan dos ediles, aunque sin acercarse a la makila de la jeltzale Aintzane Urkijo, que conserva sus 10 concejales y roza la mayoría absoluta de su antecesor, Ricardo Ituarte. Allí, el domingo, el PSE se recuperó del batacazo de 2015, que les había dejado con tres ediles. Vuelven a tener cinco y son la segunda fuerza. En Sestao han arrebatado dos asientos en el pleno al PNV de Josu Bergara, que logra retener la mayoría absoluta por poco. Por todo su viejo feudo los votos socialistas han crecido. Pero en su sede duele mirar a Barakaldo.
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