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Juan Mari Aburto saluda a su hijo, vocal en la mesa donde le tocó votar. IGNACIO PÉREZ

El beso del alcalde, la presidenta que quería ir a misa, las 13 escaleras y otras anécdotas del 'botxo'

Los votantes, un poco hartos ya del empacho electoral, aprovecharon para hacer 'peticiones': «Que el alcalde mire un poco por su barrio», se enfadaba una mujer en Deusto, donde votó el madrugador Aburto

Domingo, 26 de mayo 2019, 13:29

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Tiene Juan Mari Aburto pinta de hombre madrugador. Y a las 9.15 ya estaba 'fichando' en el colegio público de Deusto, donde fue a ... votar con su mujer. Le recibió una pequeña legión de apoderados jeltzales y una alfombra de serrín, que la baldosa mojada por culpa de los paraguas resbala. En la mesa, su hijo Jon, que estaba de vocal, y doce fotógrafos o más. Se saludaron con dos besos: «Hoy no le esperamos a comer», contaba Aburto -gabardina y pantalón azul oscuro, hoy sin corbata- en un hall del 'cole'. En las paredes, murales del sistema solar, los animales y la primavera. Observando curiosos la nube de asesores y periodistas, los que coincidieron sin saberlo con el alcalde votando. «Está más delgado ¿no?», es escuchó decir a una mujer. También que tenía un guardaespaldas «muy guapo».

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