Los precios de la energía no dan respiro a los consumidores

El consumidor suele tener la impresión, no siempre respaldada por datos reales, de que todos los precios suben todo el tiempo. Y en el caso de la energía es una apreciación bastante cercana a la realidad. En lo que va de año las gasolinas, la electricidad y el gas natural apenas han dado un respiro a los consumidores, con subidas que en algunos casos alcanzan o superan los dos dígitos. Y la guinda la acaba de poner la bombona de butano, que desde el pasado martes pasa a costar un 4,93% más que en la anterior revisión de precios.

La pasada semana, el precio medio del litro de gasoil (aún es, con diferencia, el carburante más utilizado por los coches) se pagaba en España a 1,263 euros según el boletín semanal energético de la Unión Europea. En la primera semana de enero se vendía en las gasolineras a una media de 1,146 euros. Es decir, que llenar ahora el depósito con diésel es ahora un 10% más caro que a principios de año. En el caso de la gasolina, la subida ha sido más moderada. El litro se paga ahora a una media de 1,315 euros, frente al 1,242 de la primera semana del año (+6%).

También es cierto que no son los precios más altos que el consumidor ha tenido que soportar este año. Los máximos se alcanzaron hace algo más de un mes, a mediados de octubre, cuando la gasolina escaló hasta 1,357 euros por litro y el gasoil alcanzó 1,285. Fueron los valores más elevados desde hacía cuatro años.

Es una incógnita cómo evolucionará el precio de los combustibles en el corto-medio plazo, ya que no guarda una correlación en el tiempo con el del petróleo Brent. Existe un desfase entre ambas cotizaciones de varios meses. Es cierto que los picos del crudo y las gasolinas han coincidido a mediados de octubre, pero no es lo habitual. Ahora mismo el barril de Brent cotiza a unos 67 dólares, frente a los casi 87 de hace un mes. Eso sí, diversos analistas pronostican que los actuales precios del petróleo persistirán al menos durante unas semanas, pese a que la OPEP (el principal cártel de productores) está maniobrando para reducir la oferta y subir de esa manera la cotización del producto.

El precio de la tarifa oficial (TUR) se revista cada tres meses. Hace un año bajó medio punto, pero desde entonces no ha hecho más que subir, excepto para el periodo abril-junio, cuando descendió un 3,4%. Los consumidores lo pagan ahora un 13,4% más caro que a principios de año. En la última revisión, llevada a cabo a principios de octubre, la tarifa se ha incrementado un 8,4% respecto al trimestre anterior. Y ha sido, exclusivamente, por el importante encarecimiento de la materia prima (de casi el 23%), ya que los peajes -la parte fija de la factura- lleva cuatro años congelada.

En el mes de octubre una familia tipo (con dos hijos a su cargo, una potencia contratada de 4,4 kilovatios y un consumo anual de 3.900 Kw/H) pagó algo más de 75 euros, un 8% más de lo que tuvo que desembolsar en enero (casi 70 euros). Hablamos siempre de usuarios acogidos al Precio Voluntario al Pequeño Consumidor (PVPC), la tarifa oficial. El resto pagan en función del precio acordado en su contrato, aunque lógicamente en las revisiones de contrato las eléctricas reflejan el comportamiento del mercado eléctrico mayorista, que es el que guía el PVPC.

En todo caso, octubre supuso cierto alivio para el consumidor, ya que el 'pool' relajó algo su cotización en octubre (65 euros el megavatio/hora) respecto al récord de septiembre (71 euros). No obstante, fue un 22,5% superior a la media de los últimos cinco años en su serie. Esa ligera relajación de octubre respecto a septiembre «poco o nada parece haber tenido que ver con las recientes novedades regulatorias anunciadas» por el Gobierno. La más importante, la supresión del impuesto del 7% a la generación eléctrica. «El incremento de la energía eólica ha sido lo que ha decantado la balanza, dados los mecanismos de oferta y demanda, que determinan el precio horario», sostienen los expertos del grupo ASE.

La bombona de butano de 12,5 kilos cuesta desde el pasado martes 15,33 euros, lo que supone casi un 5% más que en la última revisión de precios, que se llevan a cabo cada dos meses. Es la máxima tarifa en los últimos tres años, desde que en 2015 alcanzara el techo histórico de 17,5 euros. En enero (-1,6%) y marzo (-4,9%) bajaron los precios, pero en junio volvieron las alzas (del 4,9%), y otro tanto sucedió en septiembre. La principal causa del encarecimiento fue la subida en el precio de los fletes y transporte del combustible.