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Jorge Murcia
Viernes, 26 de mayo 2023, 00:50
La necesidad de alcanzar un equilibrio entre trabajo y vida personal ha impulsado el debate sobre la semana laboral de cuatro jornadas. Los beneficios de trabajar menos horas manteniendo el salario -o reduciéndolo en una menor proporción que el horario laboral- son avalados por algunos de las numerosos experimentos que se han llevado a cabo en empresas de todo el mundo.
Sus defensores argumentan que en gran parte de esos casos se logra reducir el estrés de los trabajadores, satisfechos de poder contar con más tiempo libre.
Sin embargo, hay quien duda de que la cuestión sea tan sencilla. Por ejemplo, Santiago Niño Becerra. El economista pone como ejemplo la experiencia de los empleados de Microsoft en Japón, que en 2019 trabajaron cuatro días a la semana sin reducción salarial durante un verano. La empresa aseguró que su plantilla era aún así un 40% más productiva.
«A ver. Yo he trabajado en un montón de años en compañías privadas y si trabajando un 20% menos de tiempo la productividad crece el 40%, una de dos: o se han realizado inversiones y cambios organizativos profundos, o antes se perdía el tiempo miserablemente: los milagros no existen», ha expuesto en uno de sus populares hilos de Twitter.
«Por otra parte -continúa el catedrático de Economía- si con la IA (Inteligencia Artificial) se podrá reducir más el tiempo de trabajo, eso leído al revés dice: manteniendo la jornada de trabajo e incluso aumentando salarios, se podrá reducir la plantilla».
Niño Becerra aporta más argumentos al debate. En su opinión, el tiempo de trabajo «podrá reducirse en según que subsectores y actividades, pero no en otros ni otras, y eso puede crear trabajadoras/es de Clase A y de Clase B». «Gestionar algo así será complejo», concluye.
En teoría, es más fácil implantar la reducción de la semana laboral en la industria. A las empresas de ese sector -y más específicamente, a pymes- está dirigido el proyecto piloto impulsado por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo del Gobierno español.
El programa -al que se han adscrito 41 compañías, que recibirán una subvención para gastos- pretende probar si efectivamente es posible una nueva organización de las jornadas laborales, con reducciones de tiempo de trabajo sin modificación de salarios y mejorando incluso los resultados empresariales.
Niño Becerra sostiene que uno de los grandes problemas del mercado laboral español es su baja productividad. Es decir, la relación entre el número de horas trabajadas y el valor del Producto Interior Bruto (PIB). En la actualidad, ha subrayado recientemente Niño Becerra, hay un 5% más de personas ocupadas que en 2019, «sólo con un 3% más de horas trabajadas. Luego la productividad cae». Y, con ella, los salarios.
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