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Louis Jordan.
Música económica

Un mensaje al presi de Estados Unidos: «Necesito azúcar, mantequilla y carne»

En 'Inflation Blues', Louis Jordan reflejó los apuros económicos de los estadounidenses tras la Segunda Guerra Mundial, pero la canción también resultó «totalmente aplicable» a los años 80 en la versión de B.B. King

Domingo, 28 de marzo 2021, 00:54

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Hay canciones que nacen ligadas a unas circunstancias muy concretas, y más todavía cuando nos ceñimos a este ámbito tan limitado de la música económica. Un buen ejemplo es 'Inflation Blues', el blues de la inflación, un tema publicado en diciembre de 1947 por Louis Jordan junto a sus Tympany Five. Ya el título deja claro por dónde van los tiros, con esa referencia directa a una inflación que en Estados Unidos se había disparado aquel año hasta el 14%, y la letra menciona además otro concepto clave para los americanos de la época: el racionamiento que marcó la experiencia de quienes se habían quedado 'en casa' durante la Segunda Guerra Mundial.

El conflicto bélico había llevado al Gobierno a implantar restricciones en la compra de ciertos alimentos, como el azúcar, la carne, la leche, el café o la manteca. Durante la guerra, muchos restaurantes implantaron menús sin carne y las revistas empezaron a publicar recetas vegetarianas, a la vez que se producía el gran 'boom' de la pasta, que se podía comprar gastando muy pocos puntos. En 1945 se puso fin al racionamiento (con la excepción del azúcar, que se controló hasta junio de 1947), pero siguió escaseando el suministro de algunas mercancías y se desencadenó un serio conflicto en torno a la carne roja, ya que la política de precios máximos llevó a los proveedores a retirarla del mercado: este asunto centró el debate nacional hasta tal extremo que los comicios de 1946 se conocen a veces como 'las elecciones del filete'. La posguerra trajo además desencuentros entre el banco central estadounidense y el departamento del Tesoro, que defendían medidas opuestas.

Louis Jordan, compositor del tema junto a Allegretto Alexander y Tommy Southern, trasladó a la canción el descontento popular ante una situación que había «encogido» el valor del dólar. «Ahora escúchame, señor presidente, y también todos ustedes, congresistas. / Me tenéis frustrado y no sé qué hacer. / Intento conseguir un dólar y no puedo ahorrar ni un centavo. / Solo comer y pagar el alquiler ya se lleva todo mi dinero. / Por eso tengo esta tristeza, la tristeza de la inflación». En su discurso a los políticos, Jordan prefiere dejar las cosas claras: «No soy uno de esos intelectuales, para ti soy solo un ciudadano de a pie, / crecí comiendo pan de maíz, boniatos dulces y estofado de pollo», puntualiza, pero aun así se permite una insólita familiaridad en su manera de dirigirse a Harry S. Truman en la última estrofa. «Hey, presi, por favor, baja el precio del azúcar para que pueda endulzarme el café, / me gusta extender un poco de mantequilla sobre el pan y sabes que necesito mi carne. / Cuando paraste el racionamiento, sabías lo que hacías, / pero las cosas suben y suben y suben y suben y suben / y mi paga sigue siendo la misma». El batería y cantante Rabon Tarrant lanzó de manera casi simultánea su propia interpretación de 'Inflation blues', en la que añadía una referencia no muy elegante sobre la inyección económica a una Europa devastada y hambrienta: «En cuanto a esta ayuda a Europa, la comida y todo eso, / no creas que soy un quejica, pero ¿no hemos hecho ya bastante?», cuestionaba.

Recorrido en tres escalas

La discografía de Louis Jordan permite emprender un iluminador recorrido por la economía americana de guerra y posguerra. Podríamos arrancar con su tema de 1943 'Ration Blues', cuyo título tampoco deja muchas dudas acerca del asunto tratado. «¿Qué le pasa al Tío Sam? / Me ha cortado el azúcar / y ahora le está metiendo mano a mi jamón», se horroriza el narrador, además de quejarse de sus «cuarenta onzas» de carne semanales (poco más de un kilo). La siguiente escala deberíamos hacerla en 'Reconversion Blues', una composición atribuida a Steve Graham y Fleecie Moore que Jordan grabó en octubre de 1946. En este caso, la letra fantasea con la supuesta abundancia que iba a traer la posguerra: «Puedo bajar a la tienda / sin llevar mi cartilla de racionamiento. / Puedo conducir a la estación de servicio / y llevarme todo lo que me apetezca», dice, con menciones específicas al beicon, los pasteles, los filetes («gordos y jugosos»), los cigarrillos y el chicle, pero también a medias de nailon, zapatos de dos colores, un coche, una casa y hasta un anillo de diamantes para su chica. «Voy a comprarme una radio nueva / que no pueda recibir las últimas noticias», concluye. Y en ese deseo de evasión no andaba errado, porque poco más tarde llegaría la decepción de 'Inflation Blues'.

Como tantas otras veces, lo más curioso es que composiciones tan apegadas a una coyuntura concreta resulten luego paradójicamente universales y perdurables. Lejos de quedar como una polvorienta referencia histórica, el 'blues de la inflación' renació treinta y tantos años más tarde, cuando B.B. King grabó su versión y la utilizó como tema de apertura de su álbum de 1983, 'Blues 'N' Jazz'. Entonces el presi era otro, Ronald Reagan, pero la preocupación nacional también se centraba en adoptar medidas urgentes que mitigasen la elevada inflación y los altos índices de paro. «Considerando la distancia de 35 años –escribe el historiador del blues y el gospel Guido van Rijn en su libro 'The Truman And Eisenhower Blues'–, es sorprendente que unas letras sobre la economía de 1947 fuesen aún totalmente aplicables en 1982».

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