La conciliación se abre paso poco a poco en el mundo empresarial

Los problemas para conciliar vida laboral y familiar suponen en demasiadas ocasiones un serio obstáculo para el acceso al mercado de trabajo. Sobre todo en el caso de las mujeres, que son las que mayoritariamente se acogen a medidas como las reducciones de jornada o las excedencias para cuidar de hijos u otros familiares. Pese a que aún queda mucho camino por recorrer la conciliación se abre paso poco a poco en el mundo empresarial y empieza a ser considerada como un factor de atracción y fidelización de talento. Muchas de ellas colaboran además con las administraciones públicas en planes conjuntos que permiten analizar y desarrollar acciones para impulsar la conciliación.

De cómo hacer más fácil ese ajuste entre vida laboral y familiar se habló recientemente en una jornada organizada por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), con el patrocinio del Gobierno vasco y la colaboración de AFAE (Acción Familar de Euskadi).

Todo un reto para una sociedad, la vasca, «donde más tarde nos emancipamos, donde los jóvenes tienen más problemas para encontrar empleo y vivienda digna», según admitió Lide Amilibia, viceconsejera de Políticas Sociales del Gobierno vasco. Amilibia destacó el compromiso del Ejecutivo autónomo de aumentar progresivamente las ayudas por hijos y simplificar los trámites administrativos para conseguirlas, «porque muchas veces es más la salsa que los caracoles». La viceconsejera de Políticas Sociales destacó que este año más de 8.500 familias vascas se han beneficiado de las ayudas para la conciliación del Gobierno vasco, que ha destinado a este fin 15,7 millones de euros.

Además, las administraciones públicas han puesto en marcha -dentro del cuarto Plan Interinstitucional de Apoyo a las Familias- programas como Kontzilia 30, para impulsar proyectos piloto y planes de conciliación en las empresas. Según explicó Irune Muguruza, Directora de Política Familiar y Diversidad del Gobierno vasco, el programa consiste en «acompañar a 30 empresas vascas representativas del tejido empresarial en el análisis, desarrollo e implementación de medidas de conciliación». Por otro lado, recoge información conjunta de los distintos procesos que llevan a cabo esas empresas con el objetivo de establecer patrones de conducta «para generar un conocimiento que pueda ayudar a otras empresas a trabajar en la conciliación».

Las empresas participantes, que emplean a un total de 4.130 trabajadores, pertenecen a sectores «muy masculinizados» como el industrial y otros en los que la presencia de mujeres es mucho mayor, como el de servicios a las personas. Una de las conclusiones del programa es que la utilización de la reducción de jornada y excedencias por cuidados tiene género femenino, puesto que ellas representan el 83% de las personas que se acogieron a estas medidas, «pese a constituir sólo el 40% del empleo». En cambio, los permisos de paternidad y maternidad «son utilizados tanto por hombres como por mujeres».

Las compañías partían de situaciones diferentes respecto a la conciliación y cada una ha implementado medidas «en función de sus propias necesidades y limitaciones», como los bancos de horas, la flexibilidad de horarios de entrada o salida, los cambios en el tipo de jornada, el servicio de guardería o el teletrabajo.

Muguruza explicó «las dificultades y retos» a las que se ha enfrentado el programa. Por ejemplo, «empresas poco sensibilizadas o reacias a participar, falta de apoyo por parte de las direcciones por miedo a abrir la Caja de Pandora, o plantillas y representaciones sindicales que no creían en el proyecto». No en vano, «las nuevas formas de estructurar el trabajo generan dudas y resistencias».

El Grupo Uvesco, dueño de la cadena de supermercados BM, forma parte del cada vez mayor grupo de empresas que implementan medidas para la conciliación. Un asunto de vital importancia para una firma que cuenta con un amplio porcentaje de mujeres en su plantilla (70% en el conjunto del grupo, un 75% en las tiendas). Según su director de Recursos Humanos, Gorka Zubillaga, estas trabajadoras se enfrentan «al doble perjuicio» de ser mujer y desempeñar sus labores en un puesto «que no está tan valorado socialmente», aunque con la pandemia «algo está cambiando».

Zubillaga explica la dificultad de buscar fórmulas de conciliación cuando el 44% de las ventas del grupo se producen a partir de las cinco de la tarde, «cuando todos nos gusta disponer de un tiempo para nosotros». No obstante, «queremos que las trabajadoras no renuncien a su desarrollo, que vean que hay una apuesta profesional por ellas». Para hacer frente a estos obstáculos el Grupo Uvesco se apoya «en varias palancas».

Una de ellas es «el liderazgo», el que ejercen los encargados de cada uno de los 236 puntos de venta del grupo. «Necesitamos empoderarlos para que puedan ayudar a sus equipos en la conciliación», expone. Otro punto es la «visibilidad» de la plantilla a partir del «reconocimiento» de su labor. Un factor que impulsa la «corresponsabilidad». Se trata, en definitiva, «de conseguir que hombres y mujeres veamos asta dónde podemos adaptarnos para no renunciar a nuestro desarrollo profesional».

Una tercer palanca es la «compensación económica digna». Luego están «la comunicación y la escucha» para atender las inquietudes o sugerencias de la plantilla. Y la negociación colectiva, que ha permitido organizar una jornada laboral «con 100 horas anuales menos de las que pueda tener nuestro sector», y flexibilizar horarios de entrada y salida en la parte de las oficinas.

La ikastola Urkide de Vitoria es una de las empresas participantes en el programa Kontzilia 30. Se trata de un centro concertado constituido como cooperativa de trabajo asociado donde estudian 1.500 alumnos y trabajan 120 personas. La ikastola ha hecho «un gran esfuerzo para equilibrar conciliaciones», destaca su director, Aitor Pérez de San Román. Una ardua labor, ya que «no sirve si concilian los trabajadores pero no las familias. Ni tampoco si lo hacen las familias y los trabajadores pero los niños se 'chupan' jornadas de doce horas, desde las 7.30 hasta que acaba la última extraescolar».

Pérez de San Román constata que las familias «cada vez más valoran a los colegios con medidas para ellas». Y que «la compensación emocional» que comporta la conciliación y «el desarrollo profesional» son tres de los motivos principales que se tienen en cuenta al aceptar un trabajo, «por encima incluso del dinero». La conciliación, en resumen, «aporta seguridad y futuro porque ayuda a poner el foco en los trabajadores y en su satisfacción».