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¡BIENVENIDA, INDUSTRIA 4.0!

Roberto Beitia

Presidente y fundador de Sarenet

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Jueves, 21 de marzo 2019, 00:18

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Cuando escuchamos términos como Industria 4.0, empresa conectada, transformación digital, Internet de las Cosas, Big Data, etc. sabemos más o menos a qué se refieren, pero debemos asumir que son conceptos deliberadamente ambiguos, indefinidos, lo que hace que puedan abarcar múltiples aplicaciones.

En ese cajón de sastre entran las comunicaciones hasta-el-último-dispositivo, sensores ubicuos midiéndolo todo, el telecontrol, la robótica avanzada, la realidad aumentada, la fabricación aditiva, las aplicaciones en la nube, etc.. Y todo ello para orquestar una serie de herramientas de gestión de la fabricación, que van desde las aplicaciones para mejorar el mantenimiento de cualquier tipo de máquina o equipamiento, a las destinadas a optimizar la cadena de suministro desde materia prima hasta el producto final, a la supervisión y control de procesos continuos que cada vez requieran menos presencia humana.

Prácticamente cualquier actividad industrial es susceptible de mejorar utilizando sensores, comunicaciones, Internet y equipos informáticos, cosas que ya veníamos utilizando pero que ahora son mucho más asequibles.

Para aclarar el porqué del 4.0, sirva de explicación que se refiere a una Cuarta Revolución Industrial. La primera revolución se basó en la máquina de vapor; la segunda, en la energía eléctrica y la tercera, en las Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TICs).

Para entenderlo, podemos recurrir al célebre mantra de la campaña electoral de Bill Clinton: ¡Es la economía, estúpido! ¿Para qué queremos todos esos avances? Pues para lo de siempre, producir más y mejor reduciendo al máximo los costes.

Veamos algún ejemplo: el telemantenimiento ahorra muchos viajes de técnicos especializados. El análisis de los datos de los sensores de una máquina sofisticada ayuda a prevenir cualquier fallo evitando costosas paradas de producción; la supervisión detallada de piezas detecta inmediatamente cualquier desperfecto y reduce costes de defectuosos; de forma similar, las complejas instalaciones de procesos continuos en el sector del petróleo o del gas, optimizan la producción y minimizan las fallos del proceso.

¿Por qué debemos ponernos manos a la obra?

En un entorno en el que estamos viendo cómo las posibilidades de la tecnología alteran el statu quo (ej.: distribución audiovisual, comercio online, transporte) es muy importante situarse rápido para obtener los beneficios de la Industria 4.0.

Al adoptar las tecnologías que engloba la Industria 4.0, las empresas de fabricación no solo garantizan su futuro, sino que generan un ecosistema y un conocimiento que nos permitirá ser un país próspero, en el cual nuestros licenciados no se verán obligados a emigrar para desarrollar su carrera profesional. Tenemos todos los ingredientes para el éxito, solo hace falta reforzar la colaboración entre las empresas de servicios y telecomunicaciones con las empresas de fabricación.

Pero no te olvides del casco. Hasta ahora, las plantas de producción no tenían peligro de «ciberataques» porque estaban aisladas, sin conexión exterior a Internet. Sin embargo, en el nuevo escenario todo está conectado y por eso debemos asegurarnos de que las comunicaciones industriales utilizan su casco; es decir, al conectar sensores, máquinas, equipos de control y gestión debemos establecer jerarquías o capas de modo que cada elemento hable solo con quien debe hablar.

Esta «segmentación» hay que establecerla en el despliegue en planta, algo que las empresas de telecomunicaciones estamos habituadas a contemplar en cualquier red. Para ello, hay pautas y recomendaciones internacionales, como la IEC 62443 en el caso de una implantación integral.

Sensibilización para vencer la resistencia al cambio

Un reciente estudio sobre la Industria 4.0 ha puesto de manifiesto que las principales barreras para su adopción son culturales: resistencia al cambio, falta de formación y de modelos de trabajo se encuentran entre los mayores retos. Para superar estas barreras debemos sensibilizar a quien toma las decisiones insistiendo en las ventajas del cambio, pues los beneficios de alcanzar el nivel de industrialización descrito son bien conocidos: más empleo y de mejor calidad, mejor comportamiento frente a los ciclos económicos y potenciación de las áreas de I+D+i como palanca de la innovación competitiva.

Se habla de un cambio de paradigma porque se trata de la convergencia del mundo físico y el digital, con oportunidades en todos los sectores industriales: plantas más inteligentes, productos personalizados, cadenas de producción adaptables a las necesidades del mercado, mejor comunicadas entre si, y también con los proveedores y clientes.

Por todo ello, es importante la labor de sensibilización que se lleva a cabo por parte de nuestra Administración local. En mi vida profesional he trabajado en la promoción de la microelectrónica, en el impulso de las telecomunicaciones y en la implantación de Internet. Sé de lo que hablo y por ello estoy seguro de que la promoción y sensibilización en torno a la Industria 4.0 para que surjan proyectos concretos, es el camino correcto. La Cuarta Revolución Industrial ha llegado para quedarse.

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