La automoción arranca hoy al ralentí por la caída de la demanda y los protocolos

Mercedes de Vitoria, la mayor fábrica de Euskadi, reabre sin haber llegado a un acuerdo con el comité sobre las medidas de seguridad. Pero su responsable, Emilio Titos, ha insistido en la necesidad de «suministrar a los clientes los vehículos comprometidos». No obstante, la dirección ha recortado ya su previsión de producción para este año un 18%, lo que supone 30.000 furgonetas menos hasta las 129.700.

Es una rebaja muy similar a la aplicada por Volkwagen, que producirá un 17% menos de coches. En esta planta sí se ha llegado a un acuerdo con el comité para el arranque, lo mismo que en Seat, donde se están realizando test PCR a sus 15.000 empleados.

Los fabricantes vuelven de forma muy gradual, con un solo turno, para ir adaptándose a los protocolos de seguridad y también a la espera de que se reabran los concesionarios. Todos tienen asumido que la producción va a sufrir una caída histórica este año, que la patronal nacional Anfac estima en el 25%, hasta los dos millones de unidades, lo que supondría volver a niveles de 2012.

El recorte es generalizado en el mundo, aunque con diferencias por mercados ya que China está recuperando la normalidad, Europa empieza ahora superar la pandemia y a América aún le queda lo peor. Con estas previsiones, el sector vasco de componentes también está reactivándose poco a poco, en función de las necesidades de sus clientes y también condicionado por las medidas de seguridad.

La directora general del clúster vasco de automoción Acicae, Inés Anitua, estima una caída en el mercado de entre el 15% y el 25%, por mucho que se detecten señales alentadoras como el mayor interés que hay en China por adquirir un vehículo privado. Todo un varapalo para una industria clave en la economía vasca que emplea a 40.000 personas en la comunidad y a 100.000 en todo el mundo.

Euskadi supone el 50% del sector nacional de componentes, con gigantes como Gestamp, Cie Automotive o Mondragon Automoción a la cabeza. Todos ellos han preparado estrictos protocolos de seguridad para reactivarse al ritmo marcado por los fabricantes. Por ejemplo, la principal planta de Gestamp en Euskadi, la de Abadiño, se puso en marcha la semana pasada para atender un pedido de Mercedes y otro de China. Las medidas de seguridad, que incluyen la toma de temperatura en el acceso, fueron negociadas con el comité, liderado por LAB y en el que también están UGT y ELA.

«En las primeras semanas se espera que la actividad esté en torno al 20% aproximadamente», apunta Oskar Goitia, presidente de Mondragon Internacional, que asegura que, en su caso, el suministro de EPIs no entraña problemas.

La corporación cuenta con una potente división de automoción -Fagor Ederlan, Maier, Batz, Matrici, Cikautxo...- con 60 plantas que emplean a más de 13.000 personas, 6.000 en Euskadi y Navarra. Las perspectivas no son nada halagüeñas. «Barajamos una caída de entre el 20% y el 35%. Es posible que la recuperación del mercado no llegue a producirse en dos o tres años», advierte Goitia.