«El suministro de gas está garantizado en Euskadi, la incógnita es a qué precio»
El EVE concuerda con la necesidad de reducir el consumo e incide en la obligación de apostar por la eficiencia energética
«No va a ser nada fácil reducir el consumo de gas un 15% como ha exigido la Comisión Europea, porque es una medida drástica ... que se toma pensando en el peor escenario posible, uno en el que Rusia corta el suministro». Iñigo Ansola, director general del Ente Vasco de la Energía (EVE), reconoce que la coyuntura es delicada, pero resalta que «la situación de partida de cada país europeo es muy variopinta», y que su desempeño en esta crisis estará íntimamente ligado a la dependencia que tengan del gas ruso.
«Para hacer frente al otoño y el invierno, necesitamos tener almacenado un 80%, y es evidente la necesidad de consumir menos para hacer acopio. En algunos países eso puede suponer tener que cerrar algunas industrias, porque cualquier alternativa lleva tiempo», añade el directivo del EVE.
No obstante, lanza un mensaje de tranquilidad para Euskadi. «En la Península Ibérica, por su peculiaridad de isla energética, nos abastecemos más de Argelia y podemos recibir gas licuado de diferentes procedencias, como Estados Unidos. En Euskadi el suministro de gas y de electricidad está garantizado, y no creo que haya que llegar al extremo de cerrar fábricas. La incógnita es a qué precio, porque, si la inestabilidad geopolítica continúa, se mantendrá alto», analiza Ansola, que no descarta un mayor encarecimiento del gas si Vladímir Putin corta el grifo. «Eso tendría un impacto en las familias y en la industria. Por eso el Gobierno vasco también trabaja en un plan de contigencia que detallaremos más adelante», apostilla en una conversación con EL CORREO.
Lo que sí critica Ansola es que se exija la misma reducción del consumo a todos los países, independientemente de que haya un principio de solidaridad, precisamente por la particularidad de la península. «El nivel de interconectividad con Francia es muy bajo y jamás servirá para solucionar el problema de suministro europeo», sentencia, señalando que la capacidad de envío de gas al vecino galo es de solo 7 BCM, poco más del doble de lo que consume el País Vasco.
Más gas en la electricidad
La clave, según Ansola, está «en ahondar en las medidas de eficiencia energética que en Euskadi llevamos desarrollando desde hace 40 años, un periodo en el que hemos logrado reducir la intensidad energética un 50%», comenta.
Quizá por eso, y aunque entre enero y mayo aumentó un 23,4% frente al año pasado, el consumo de gas en el País Vasco está aún un 10% por debajo que el del mismo período de 2019. Y eso a pesar de que las centrales térmicas han incrementado su uso un 173%. «Ha sucedido que las centrales de ciclo combinado han incrementado en 9 puntos su contribución al mix energético, más o menos lo que ha caído la hidráulica». En el extremo opuesto, la industria utiliza ahora un 4,5% de gas natural menos que el año pasado, y en mayo ese porcentaje alcanzó el 8,9%. «Todo lo que sea consumir menos gas es positivo», afirma.
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