Prolongar la agonía de las empresas zombies puede generar responsabilidades

A priori la moratoria, además de evitar los concursos, blinda a los administradores de las responsabilidades en que hubieran incurrido por prolongar las situaciones de insolvencia.

Sin embargo, como advierte el auditor y administrador concursal Alfonso Gómez Bilbao, la moratoria «no es una venda que tape todas las heridas».

Remarca que los administradores que se acojan a ella «tienen que poner todas las medidas para no incurrir en mayores gastos», porque si la moratoria se utiliza para emprender una «huida hacia delante, generando cada vez más deuda», los expedientes podrían «revisarse en el proceso de calificación. La moratoria no está pensada para eximir de responsabilidades a los administradores que agraven la situación de la empresa. Si esas pérdidas son estructurales y no vienen del covid, también se podrían exigir responsabilidades», enfatiza.

Para Gómez Bilbao, prolongar la moratoria hasta los dos años es «un desastre para la economía», porque puede incrementar mucho las deudas. Pero además, cree que esta situación perjudica especialmente a los proveedores: no pueden instar el concurso ni reclamar las deudas. Mientras que el crédito público -Hacienda y Seguridad Social-, sí están cobrando sin las esperas que implica un concurso, por la vía de los embargos de cuentas.