«La medida sale rentable, pero imponerla no es el camino»
La firma de software Delsol lleva un año con el modelo. Su plantilla ha aumentado en 33 personas y ya es un imán de talento
«Reducir la semana laboral a cuatro días es rentable». Lo dice Juan Antonio Mallenco, y sabe de qué habla. Porque los 182 empleados de ... Delsol, la empresa de 'software' en la que dirige el departamento de Relaciones Públicas, llevan ya casi un año trabajando ocho horas y media, cuatro días a la semana. «Está siendo una experiencia muy positiva. Al inicio contratamos a veinte personas para reforzar los dos turnos de la plantilla, y estamos finalizando el proceso de incorporación de once más. Como tenemos un día a la semana para asuntos propios, ha caído el absentismo laboral. Lo que ha aumentado es la motivación y el orgullo de pertenencia a la empresa», afirma. Además de que la fórmula ha servido para retener y atraer talento.
Hay más: Delsol ha incrementado en un mes los permisos de maternidad y de paternidad para fomentar la conciliación familiar, algo que considera parte del «salario emocional», y no solo ha mantenido los sueldos, sino que ofrece un incremento del 3% anual independientemente de lo que marque el IPC. «Estamos teletrabajando y, a pesar de que ha habido meses duros con la pandemia, estamos cumpliendo los objetivos que nos marcamos para este año. Creo que es una muestra de que esta forma de entender las relaciones laborales funciona», apostilla Mallenco, que hace hincapié en el origen andaluz de la empresa. «Muchos creen que en Jaén no hay más que olivos, pero nosotros demostramos que podemos crear tecnología y ser innovadores», sentencia entre risas.
La clave, afirma la empresa, está en apostar por la calidad del trabajo. No por la cantidad. «No pagamos a la gente por estar sentada frente al ordenador. El trabajo de cinco días lo hacemos en cuatro. Y no necesitamos que haya nadie que nos controle, porque son los propios clientes quienes lo hacen. Y ellos también están satisfechos del servicio que les damos», explica Mallenco. No obstante, reconoce que el modelo puede no ser ideal para todos los sectores: «Imponer la semana laboral de cuatro días no es el camino. Se debe crear el marco adecuado para facilitarla, pero cada empresa debe tomar su decisión en función de las necesidades que tenga. Lo que nosotros sí hacemos es invitar a explorar el cambio».
El responsable de Comunicación recuerda que, en un principio, la semana laboral era de siete días. Y que su padre trabajaba seis. Lo que no es capaz de ver es el límite de esa paulatina reducción. «El ser humano es reacio al cambio, y los cambios tecnológicos hacen que ahora vaya todo más rápido. No sabemos cómo cambiará el mundo cuando llegue la inteligencia artificial. Lo que está claro es que necesitaremos especializarnos cada vez más y mantenernos en formación continua». Él predica con el ejemplo. «A mis 50 años, he vuelto a estudiar», afirma.
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