El Gobierno vasco ultima el refuerzo de las ayudas a los afectados por los aranceles
El consejero de Industria ya anticipó que en septiembre convocará reuniones sectoriales para ampliar el plan
El acuerdo comercial sellado entre Estados Unidos y la Unión Europea, que contempla un arancel genérico del 15% para el bloque y mantiene el 50% ... en sectores como el acero, ha sido acogido con preocupación en Euskadi. El Gobierno vasco ya anunció nada más conocerse el pacto a finales de julio -el texto definitivo se cerró el pasado 21 de agosto- que ampliaría el plan de ayudas de 2.000 millones puesto en marcha en abril, cuya piedra angular son los avales por 450 millones. Ahora le toca concretar este refuerzo.
Esta será una de las primeras tareas que afronte el Ejecutivo de Pradales en el inicio del nuevo curso, a la que seguro hará referencia hoy el lehendakari, en la reunión del Consejo de Gobierno que se celebra en el Palacio Miramar. El consejero de Industria, Mikel Jauregi, ya avanzó que en septiembre se abrirían mesas sectoriales y, según explican fuentes del departamento, se está trabajando con todos los clústeres, cámaras de comercio, Confebask y diputaciones. El impacto estimado de los nuevos gravámenes es de 350 millones, pero además hay otros efectos indirectos.
El Gobierno español también está trabajando en esa misma línea de ampliar las ayudas inicialmente dispuestas y, de hecho, estos días el ministro de Economía y Comercio, Carlos Cuerpo, se está reuniendo con los sectores más impactados. Su plan de respuesta contempla la movilización de 14.300 millones de euros, que incluyen 5.000 millones en avales del ICO (Instituto de Crédito Oficial).
En el caso del Gobierno vasco, el denominado «escudo comercial» asciende a 2.000 millones de euros entre los que destacan 450 millones en avales, gestionados a través de Elkargi y dirigidos a la pequeña y mediana empresa. No obstante, esta línea presenta todavía un bajo nivel de adhesión por la prudencia de las pymes ante la inestabilidad del escenario económico.
El pacto entre EE UU y la UE ha recibido duras críticas en numeroso países y ámbitos porque se ha interpretado como una cesión del bloque europeo ante Donald Trump para evitar perpetuar la incertidumbre con una guerra comercial.
Si ya las líneas generales acordadas a finales de julio generaron inquietud, la letra pequeña recogida en el texto del 21 de agosto aumentó el malestar. Y es que, por ejemplo, el documento señala que la rebaja del arancel en la automoción desde el 27,5% al 15% está condicionada a que Europa retire sus gravámenes a productos pesqueros y agrícolas estadounidenses.
A ello se suma que se mantiene el 50% para el acero y el aluminio, con el único consuelo de una vaga promesa de poner en marcha un «sistema de cuotas» de forma que una parte quede exenta del gravamen. El texto también supone un revés para el sector vitivinícola, puesto que no entra dentro de las excepciones y queda incluido en la tasa genérica del 15%.
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