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«Tenemos que pasar de la defensa al ataque en la reindustrialización europea». En un contexto de alta volatilidad, marcado por la crisis de la ... automoción, el déficit estructural de conexiones eléctricas y la ofensiva arancelaria de Donald Trump, el Gobierno vasco ha dado este miércoles «un paso al frente» al presentar la hoja de ruta con la que pretende reforzar el tejido productivo del territorio. Un plan de acción que movilizará 16.000 millones de inversión público-privada y que el lehendakari calificó como «la mayor apuesta» en la historia de Euskadi.
El Gobierno Pradales, desde que tomó posesión hace apenas un año, ha colocado la competitividad en el centro de su agenda política. En un momento en el que la industria cada vez tiene menos peso en el territorio –y el sector servicios, con empleos de menor calidad, gana terreno–, el Ejecutivo autonómico se ha fijado como objetivo prioritario fortalecer los sectores estratégicos para no quedar «fuera de juego» de la nueva ola productiva europea, marcada por la búsqueda de autonomía estratégica tras el distanciamiento de Estados Unidos de la UE.
El Plan Industrial que ha presentado este miércoles el Gobierno vasco en la planta del fabricante eléctrico Arteche en Mungia, por lo tanto, busca corregir los déficits estructurales que Euskadi arrastra desde hace años y que lastran su competitividad. La pandemia consolidó el camino a una mayor implicación del sector público en la economía, hacia un modelo de colaboración con pequeñas y grandes empresas que el Ejecutivo quiere ahora afianzar como motor de crecimiento. Y la hoja de ruta de esta legislatura –que en si no hay sorpresas finalizará en 2028– arranca con una inyección de 3.900 millones en el tejido productivo, con el objetivo de traccionar otros 12.000 de inversión privada.
La asignación de recursos públicos prevista supone un incremento del 50% respecto al volumen destinado durante el último mandato de Urkullu. Con este esfuerzo adicional, la financiación gubernamental orientada al desarrollo industrial alcanzará el 2% del PIB vasco, si se suman las también las aportaciones de las diputaciones forales, la Administración central y los fondos europeos.
El lehendakari Pradales insistió en la necesidad de «ser ágiles» para convertir Euskadi «en uno de los territorios líderes de la reindustrialización europea». Por ello, 1.200 de los 3.900 millones previstos ya están disponibles para el Ejecutivo autonómico a través de la Alianza Financiera Vasca, una herramienta que –tras años de parálisis– permite a Lakua coordinarse con las entidades financieras del territorio. Estas, a su vez, movilizarán otros 3.000 millones destinados a financiar inversiones estratégicas que aseguren el arraigo empresarial en Euskadi. Un ejemplo de la colaboración que impulsa este protocolo es la denominada 'operación Talgo', en la que participaron, junto al industrial vasco José Antonio Jainaga, el Gobierno, BBK y Vital.
Los otros 2.700 millones de fondos públicos procederán de los distintos departamentos del Gobierno vasco. El consejero de Industria, Mikel Jauregi, subrayó que este refuerzo financiero irá acompañado de una «racionalización» del número de programas de ayudas, que pasarán de veinte a diez con el objetivo de ganar eficiencia administrativa. «Habrá menos, pero serán más potentes», afirmó. Además, avanzó que se introducirán mecanismos de desburocratización que permitirán reducir en un 30% los plazos de tramitación para la aprobación de nuevas inversiones.
La cuestión es que el Ejecutivo vasco tiene ya identificados una veintena de proyectos estratégicos a los que destinar las inversiones, guiadas por los ejes de la descarbonización, la atracción de capital extranjero y el desarrollo tecnológico, con especial foco en la Inteligencia Artificial y la ciberseguridad. Aunque aún deben ser aprobados por el Consejo Económico y Social y posteriormente validados en el consejo de Gobierno, lo que sí está definido es el modelo de gestión: la mitad de las iniciativas estarán lideradas por el sector público y la otra mitad por el privado. En cada caso particular se analizarán los diferentes instrumentos de ayuda, las cuestiones regulatorias y las posibles tomas de participación. Portavoces de Lakua detallan que, en cualquier caso, el apoyo no será a fondo perdido y a los beneficiarios se les exigirán resultados.
En un escenario global marcado por la incertidumbre, con el tejido productivo vasco pendiente de cada movimiento de Trump y sus posibles consecuencias, el Gobierno vasco quiso lanzar ayer un mensaje de calma y firmeza frente al creciente nerviosismo empresarial. En la planta de Arteche, en Mungia, donde tuvo lugar la presentación, se dieron cita buena parte de los principales actores políticos y empresariales del país, en un gesto que buscaba escenificar el respaldo institucional al sector industrial. Hasta tres consejeros del Gobierno vasco -Mikel Jauregi, Juan Ignacio Pérez Iglesias y Noël d'Anjou-, además del lehendakari Pradales, llegaron a intervenir en un evento en el que también estaban presentes los diputados generales y los de Promoción Económica de las tres diputaciones
Las intervenciones empresariales -a cargo de Álex Artetxe, presidente de Arteche; Nerea Aranguren, directora general del grupo Danobat; y Jorge González, CEO de Ormazabal-Velatia- coincidieron en respaldar la estrategia del Gobierno vasco y en subrayar la necesidad de que las administraciones ejerzan un papel activo como fuerza tractora de la economía. Todos ellos destacaron la importancia de articular mecanismos de colaboración público-privada para afrontar los retos que plantea la reindustrialización.
La elección del escenario tampoco fue casual. La planta de Arteche, especializada en soluciones eléctricas, sirvió de marco en un momento en el que el Gobierno vasco insiste en reforzar las infraestructuras de conexión para garantizar el suministro a una industria cada vez más electrointensiva. Unas inversiones imprescindibles para asegurar el futuro económico de Euskadi.
Lo que sí precisó el Gobierno vasco fueron los grandes ejes sobre los que pivotarán estos proyectos, en una suerte de programa industrial de legislatura para subsanar los déficits actuales. El documento ejecutivo del plan contempla, por lo tanto, la creación de una alianza junto a las eléctricas el año que viene para «desarrollar una red de última generación». Esta es, de hecho, la propuesta que el lehendakari llevó a la caótica conferencia de presidentes del pasado viernes, en la que reclamó un 'Cupo energético' para adelantar unas inversiones a las que «no podemos seguir esperando».
La «turbulenta» reconfiguración geopolítica y la apuesta por reforzar la autonomía estratégica empujan también al Ejecutivo a impulsar un centro de soluciones avanzadas de robótica. Bajo ese mismo marco, y en línea con las directrices europeas, Lakua prepara además fondos de apoyo para el desarrollo de infraestructuras orientadas a la descarbonización del sector industrial.
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María de Maintenant e Iñigo Fernández de Lucio
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