Gamesa traslada a Madrid a su nuevo primer ejecutivo y consuma la retirada de Euskadi
La empresa perdió 403 millones de euros en tres meses y los sindicatos temen un duro ajuste de plantilla
Ha sido un movimiento táctico más. No el único, tampoco el primero, pero sí el decisivo. El alejamiento progresivo de Siemens Gamesa del País Vasco, ... que comenzó desde el mismo día en que se consumó la fusión de la compañía alemana y la vasca, en abril de 2017, ha dado un paso determinante. A partir de ahora, el cuartel general de la sociedad, el lugar en el que estará asentado su consejero delegado, será Madrid y no la localidad vizcaína de Zamudio.
La decisión es ya oficial y se ha trasladado a la totalidad de la plantilla a través de un comunicado remitido por el presidente, Miguel Ángel López. En el texto se comunica la decisión del consejo de administración de forzar un relevo en la cúpula directiva para intentar atajar la sangría de pérdidas y se anuncia el nombramiento de Jochen Eickholt como nuevo consejero delegado. Será el tercero de la compañía desde 2017 -el último, Andreas Nauen, tan solo ha durado 19 meses- y la misiva del presidente no deja lugar a dudas: «Eickholt tendrá su base en Madrid».
La decisión es de gran calado, porque no es un secreto que el lugar en el que tiene el despacho el primer ejecutivo de una empresa es, también, el punto en el que se genera riqueza y empleo. Pero no es el inicio de un éxodo, sino la culminación. El vaciamiento del cuartel general de la compañía, ubicado hasta ahora en el Parque Tecnológico de Bizkaia, ha sido tendencial.
Ya en el momento de la fusión se dejó fuera de él la dirección del negocio 'off shore' de generación marina. Desde entonces, el traslado a Madrid de áreas clave ha sido incensante. Ya en estos momentos, y antes del desembarco del nuevo consejero delegado en las oficinas de la capital de España, están localizadas allí las cúpulas directivas de Recursos Humanos, la dirección financiera y la de los servicios jurídicos y la de Comunicación, junto a la dirección del área de servicios, que ya Gamesa había deslocalizado antes de la fusión.
En el País Vasco se mantiene la dirección del negocio de generación terrestre -precisamente, el que se ha revelado como ruinoso-, así como el grueso de la división de promoción de parques. Una división sobre la que se ha situado el cartel de «se vende» y que previsiblemente será absorbida por otra compañía en breve.
Los compromisos adquiridos por la multinacional Siemens en el momento de la absorción quedan de esta forma en papel mojado. Todo un desaire para el Gabinete de Iñigo Urkullu, que aplaudió sin fisuras la operación de absorción de Gamesa.
La empresa desveló ayer por fin el tamaño del agujero en el que se ha hundido, que en los últimos tres meses le ha llevado a cosechar pérdidas de 403 millones de euros. Un resultado negativo que se suma a los 1.500 millones perdidos en los dos últimos ejercicios y que le han costado el puesto a su hasta ayer consejero delegado, Andreas Nauen. Fuentes sindicales ya han mostrado su temor a que la compañía ejecute un duro ajuste de plantilla en los próximos meses, idea que se ha reforzado tras el anuncio del nombramiento como primer ejecutivo de la firma de fabricación de generadores del alemán Eickholt, catalogado como un experto en reestructuraciones.
El problema, en tierra
Siemens Gamesa ha destacado que su problema está en la división de generación terrestre -la más fuerte en España-, ya que la venta de equipos eólicos marinos aún se desarrolla con amplios márgenes de beneficio. De ahí que los representantes de la plantilla creen que ese ajuste puede hacer mucho daño a las factorías que hay en España, además de suponer un recorte importante en los servicios corporativos radicados en Zamudio.
La trayectoria de Siemens Gamesa desde la fusión tiene las características propias de un desastre empresarial. Curiosamente, en un sector que todo el mundo señala como de gran futuro y en un momento en que se impone la transición energética y la demanda de aerogeneradores tiende a crecer. La compañía tiene en estos momentos una cartera de pedidos muy abultada -un total de 33.604 millones de euros-, pero sus márgenes son negativos. Pese a todo, las ventas en el primer trimestre de su ejercicio fiscal no se han comportado bien y los ingresos para ese periodo se han situado en 1.829 millones, lo que supone un descenso del 20,3% en comparación con el primer trimestre del año anterior.
La empresa ya lanzó una advertencia a principios de enero, cuando señaló que el aumento de costes de las materias primas, un problema generado a su vez por las dificultades de logística en todo el mundo, habían abierto una brecha en sus márgenes de negocio. El ya exconsejero delegado Nauen indicó que esa brecha es importante porque la compañía pacta sus precios de venta varios años antes de realizar la entrega de los aerogeneradores. Los contratos, al parecer, no preveían una actualización de los precios, de ahí que sea la cuenta de resultados la que tiene que absorber ahora las pérdidas que ocasiona el alza de precios de las materias primas.
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