Horario flexible, teletrabajo… cada vez más empresas pagan a sus empleados con salario emocional
La falta de mano de obra impulsa todo tipo de incentivos no económicos para aumentar el atractivo de las compañías
«Antes éramos nosotros quienes entrevistábamos a los candidatos para un puesto de trabajo. Ahora son ellos quienes nos entrevistan a nosotros. La competencia para ... encontrar mano de obra, sobre todo cualificada, es brutal». Noelia Fernández, responsable de Personas de Ikerlan, verbaliza así uno de los grandes problemas de las empresas vascas. «Producimos muy poco talento, y la evolución demográfica no nos permite mirar al futuro con optimismo», añade Daniel del Río, consejero delegado de Bizintek. «Por eso, para atraer y retener a la gente, hay que diferenciarse de la competencia. Pero no solo con el sueldo, porque si te fijas únicamente en el dinero, estás muerto», sentencia David Quijano, director de Recursos Humanos de Retabet.
«La retribución económica continúa siendo el principal elemento de atracción de talento, pero cada vez ganan más fuerza lo que conocemos como incentivos emocionales», concuerda Pablo Sanz, responsable de EY para el norte de España. Entre ellos destaca, con gran diferencia sobre el resto, la flexibilidad laboral: es lo que reclama el 71% de los encuestados en el estudio People at Work 2022.
«Eso no quiere decir que la gente renuncie a parte de su sueldo, sino que el mercado exige esos incentivos emocionales como un plus», analiza Javier Gracia, de la vitoriana Lanak. «A partir de lo que consideramos un salario higiénico, que cubre nuestras necesidades básicas, los incentivos emocionales son más relevantes que los económicos y tienen más recorrido», puntualiza Daniel Mikolta, director de Personas de Ingeteam. «La filosofía está cambiando y la clave ahora reside en que la empresa se adapte a las necesidades de un trabajador que cada vez demanda más condiciones laborales a medida», agrega Sanz.
Las nuevas generaciones exigen ya condiciones emocionales que consideran básicas
Un mercado tensionado
Así lo entiende también un creciente número de compañías vascas, sobre todo en los sectores tecnológico e industrial. «Hemos diseñado una nueva estrategia basada en tres pilares. El primero es la flexibilidad, que se refleja en el calendario y el horario laborales, así como en el lugar de trabajo», explica Fernández. Ikerlan ha establecido dos días de teletrabajo para quienes se encuentren a más de 50 kilómetros de la sede de la empresa, así como el concepto multisede, que permite a los trabajadores desempeñar su labor un tercer día desde el centro más cercano a su residencia. «Además, el viernes por la tarde no se trabaja, y el horario se ha flexibilizado: se puede entrar a partir de las 06.30 y salir a partir de las 15.30», detalla.
«Da igual que pagues mucho si tienes un horario de 09.00 a 14.00 y de 16.00 a 19.00, porque nadie va a querer trabajar en tu empresa», ahonda Quijano. Retabet también ha fomentado esa jornada intensiva flexible que se adapta mejor a la escolar, y además ha optado por calcular las vacaciones en horas y no en días. «Como en verano la jornada es de 6,5 horas y en invierno de 8, vimos que quienes las cogen ahora se ven perjudicados», argumenta el directivo.
Tras la pandemia, y a pesar de que Euskadi se encuentra a la cola del Estado en su implantación, el teletrabajo también se ha convertido en un elemento indispensable para la atracción de personal. «Antes descartábamos a los candidatos que exigían trabajar en remoto al 100%. Ya no», reconoce Del Río, cuyos empleados pueden teletrabajar el 25% de su jornada.
Sociedades como Ingeteam han diseñado un baremo que determina el porcentaje que cada puesto puede trabajar 'online', desde el 0% de los operarios de taller hasta un máximo del 40%. Además, ha puesto en marcha la 'gestión por confianza'. «En resumen: hay unos horarios de obligatoria coincidencia, generalmente tres o cuatro horas por la mañana, y el resto cada empleado lo puede gestionar como le convenga», ilustra Mikolta. La empresa de bicicletas Orbea eleva el porcentaje de teletrabajo hasta el 50%.
Retabet, que ha comenzado a diversificar sus productos tecnológicos a través de 'startups', es una de las empresas que más apuesta por los incentivos emocionales. «Un buen entorno de trabajo es clave para retener talento, y nosotros incluso promovemos que los empleados nos recomienden a gente», comenta Quijano. Si uno de esos recomendados acaba contratado, quien ha enviado la referencia recibe una recompensa. «También tenemos un programa que permite a los trabajadores cobrar el sueldo devengado en el momento que quieran y ofrecemos créditos con condiciones muy favorables a través de Retabank», añade.
La identificación con los valores y el proyecto empresarial es cada vez más importante
Motivación
Vivero de tecnólogos
El diseño de una carrera profesional atractiva es también cada vez más relevante. Y ahí la formación continua es clave. Por eso, el centro tecnológico Ideko ha decidido participar en el Aula AIMS, junto a diferentes instituciones formativas, con el objetivo de crear un vivero de tecnólogos. «Hemos empezado en enero y tenemos ya a ocho personas allí. Trabajar con profesionales punteros es un elemento motivacional muy importante», destaca su directora, Nerea Aranguren.
En la alavesa i+Med han decidido hacer suyos los proyectos de doctorado que se adaptan a su negocio, y ya han desarrollado ocho. Bizintek, por su parte, organiza un premio a los mejores trabajos de fin de grado o de máster para dar a conocer la empresa en el entorno universitario y atraer talento. «Uno de los ganadores del año pasado trabaja con nosotros ahora», se felicita Del Río.
Incentivos emocionales
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Flexibilidad. Entra y sal cuando más te convenga. Cada vez más empresas permiten fichar entre las 06.30 y las 09.00, ajustando de forma acorde la hora de salida. También se populariza el asueto los viernes por la tarde, pero aún son muy pocas las que apuestan por la semana de cuatro días laborales.
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Teletrabajo. Trabaja desde cualquier parte. La pandemia forzó la adopción del teletrabajo, pero en Euskadi aún cala poco. Sin embargo, ofrecer varios días a la semana en remoto es cada vez más habitual, y empresas como Ingeteam ya han determinado el tiempo que cada puesto puede pasar fuera de la oficina.
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Carrera profesional. Diseñemos un futuro laboral conjunto. La posibilidad de crecer como profesional dentro de la empresa es uno de los incentivos emocionales más demandados, y está relacionado habitualmente con la formación continua. En Ikerlan destinan 1,5 millones al año a crear esa cantera.
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Beneficios comerciales. Convertir lo bruto en neto. Aunque hay quienes lo consideran más un incentivo económico, los descuentos en marcas con las que la empresa tiene acuerdos o los tickets-restaurante tienen cada vez más predicamento entre las compañías, que buscan ofrecer más sin rascarse el bolsillo.
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Entorno laboral. Cuidemos el bienestar de las personas. El cuidado de la salud física y mental gana enteros como atractivo intangible. Ikerlan e Ingeteam han puesto en marcha numerosos programas en ese sentido: desde la promoción del deporte y de hábitos saludables, hasta comisiones de resolución de conflictos.
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Servicios. De la limpieza de tu casa me encargo yo. Muchas de la iniciativas laborales se estrenan en Estados Unidos, donde gigantes globales como Google ofrecen comida saludable gratis las 24 horas. Evernote va un paso más allá y se encarga de la limpieza de la residencia de los empleados dos veces al mes.
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