«Las empresas vascas que no crezcan acabarán perdiendo su competitividad»

Ser una empresa pequeña y anclada al territorio tiene muchas ventajas. Pero sobrevivir como un pez exótico y singular en un mar de tiburones cada vez más grandes y peligrosos resulta una hazaña, una temeridad o ambas cosas a la vez. Es uno de los retos a los que se enfrenta el tejido empresarial vasco, el de ganar tamaño para seguir siendo competitivo. Porque esto último, al parecer, no es posible sin lo primero.

De dimensión, pero también de arraigo territorial o de reconocimiento social y político se debatió en el 'Foro Empresarial Bizkaia: las claves para el desarrollo de las empresas en Euskadi', organizado por EL CORREO y KPMG, y celebrado ayer en el Palacio Euskalduna de Bilbao.

El encuentro, al que asistió como público una destacable representación del mundo empresarial, político e institucional vasco, reunió en torno a una mesa de debate a José Antonio Jainaga, presidente de Sidenor; Jon Ander de las Fuentes, presidente de la Fundación Artizarra y de BasqueFIK; Alex Artetxe, presidente de Arteche, y a Kepa Santisteban, socio responsable de Deal Advisory en Zona Norte de KPMG en España. La presentación de la jornada corrió a cargo de Marta Madruga, periodista de EL CORREO.

Manu Alvarez, corresponsal económico del diario y encargado de moderar la charla, lanzó la primera cuestión: ¿Es verdad que una empresa que no crece se muere?

Kepa Santisteban cree que, en un mercado cada vez más global, crecer «es una obligación». Solo así se consigue invertir en innovación y tecnología, que es lo que acaba por impulsar la competitividad de las empresas. A su juicio, las vascas «lo son, pero si no crecen dejarán de tener tantos recursos como las que sí; y aquellas que no lo hagan acabarán perdiendo la competitividad».

José Antonio Jainaga opina que una empresa puede ser pequeña y dominar en un determinado nicho, «pero eso solo puede ser temporal». El presidente de Sidenor opina que el problema de Euskadi es que si no cuenta con el suficiente número de empresas grandes, «con posibilidades de proyección profesional, los jóvenes se irán a Madrid porque aquí no ven oportunidades interesantes».

Cuestión aparte es si las empresas grandes, como sugirió el moderador, gozan de la misma protección y consideración que las pymes. «¿Los grandes son los 'malotes' a los que no hay que cuidar, porque ya saben hacerlo ellos solos? ¿Sienten cierta distancia respecto a las instituciones?», planteó.

Jainaga cree que el estereotipo de empresa «sin cara ni ojos, que va cambiando a los que mandan, que además seguro que contamina, y con unos trabajadores que se quejan aunque ganen más» alimenta una imagen «que no es positiva». Por eso «los líderes de opinión tienen que transmitir que las empresas grandes son buenas».

Álex Artetxe considera que el mayor apoyo institucional a las pymes «es normal, porque son la parte principal del tejido industrial» y «fundamentales en la creación de riqueza». En su caso particular -el de una empresa de raíces familiares, aunque cotiza en Bolsa- «sí que tenemos cara y ojos, y creo que la cercanía con políticos e instituciones sociales es alta».

Jon Ander de las Fuentes apuesta por «poner en valor» los informes de impacto social que pongan negro sobre blanco «cuál es la aportación real de estas empresas al entorno y la sociedad».

En todo caso, una vez tomada la decisión de crecer hay que elegir el camino: o apostar por el mismo sector o diversificar riesgos poniendo huevos en distintas cestas. Jainaga reconoce que cuando se crece en una misma rama de actividad «vas más rápido, metes menos la pata, pero no mitigas el riesgo. Sobre todo en sectores cíclicos que sufren periódicos vendavales, como el del acero».

Aun así, el grupo que preside ha optado por una vía intermedia: diversificar el riesgo con apuestas ajenas a la siderurgia, pero dentro del sector industrial. «Tenemos 18 empresas, 15 de ellas de corte industrial». Y destacó, «fundamentalmente en Euskadi, con centros de decisión aquí y ejecutivos de aquí. De momento nos va bien».

La apuesta de Arteche es crecer internacionalmente en el área de los bienes de equipo eléctricos «y aprovechar las sinergias tecnológicas, comerciales y productivas», dentro de un sector «con grandes oportunidades de crecimiento».

Kepa Santisteban, de KPMG, cree que ambos modelos son válidos y que lo más difícil es «entender la dinámica de los sectores y negocios. Por eso las empresas tienen que rodearse de expertos sectoriales».

Jon Ander de las Fuentes, como presidente de BasqueFIK, el clúster financiero e inversor de Euskadi, aboga por no cerrarse a la entrada de fondos de capital riesgo, «una herramienta que tiene niveles de exigencia, pero reglas de juego». «Tienen experiencia y conocen procesos transformadores grandes», subraya, pero admite la dificultad para hacer coincidir «cultura y valores».

Temas

• País Vasco