Las empresas vascas se lanzan a captar alumnos de FP antes de finalizar sus estudios

El sistema no sólo es atractivo para el alumnado. Compañías como Petronor buscan perfiles muy concretos, que a menudo diseñan junto a los centros de enseñanza para cubrir sus necesidades. «Tenemos unos mil empleados y aproximadamente 650 proceden de la formación profesional», detalla la responsable de Recursos Humanos de la petroquímica, María Gaztelu, quien reconoce el interés «egoísta» de las empresas que necesitan cubrir sus vacantes.

Estas prácticas, en cualquier caso, no suponen un empleo encubierto. Los salarios están regulados y los alumnos reciben el alta en la Seguridad Social. Además, su desarrollo va enfocado al aprendizaje. En el caso de Petronor, por ejemplo, se requiere un año de experiencia para que los trabajadores reciban cierta autonomía. «No vamos a poner en riesgo al alumno ni a las instalaciones. Pueden apoyar determinadas tareas que se supervisan con un tutor encima, pero hasta que no llevan un año nosotros no decimos que 'han debutado'», advierte Gaztelu.

Petronor, que en el pasado ha fomentado la FP con más de 600 becas, ha colaborado directamente con centros de formación como el de Somorrostro, a pocos metros de sus instalaciones en Muskiz (Bizkaia), para desarrollar distintas vías de colaboración. «Antes nos encontrábamos con que alumnos ya titulados no tenían la formación que requeríamos y les dábamos una formación dual a través de cursos ocupacionales de diez meses. Ahora las leyes favorecen crear nuevas titulaciones, lo que resulta más adecuado tanto para nosotros, como para nuestros contratistas», señala Gaztelu.

El director de Somorrostro, Javier Laiseca, recuerda que la colaboración con la refinería y con otras empresas cercanas es constante. «Demandan muchísimos perfiles, lo que resulta excelente para que los jóvenes vean en estas salidas una alternativa», detalla. Especialmente ahora, cuando las preinscripciones se han disparado y alcanzan cifras «récord», con un centenar de prematrículas adicionales en su caso. «Están bastante repartidas, pero hay un interés especial en todo lo relacionado con la mecatrónica, la energía, la robótica, la fabricación mecánica...», enumera. El fenómeno también se lo atribuye a que la sociedad tiene ahora una visión renovada de esta formación. Una prueba está en su crecimiento, por encima del 9% en Euskadi, la mayor subida desde que hay registros. «Empezamos a ser una opción alternativa de cara a la sociedad», plantea.

El aumento de matriculaciones viene impulsado por los «niveles de empleabilidad altísimos», destaca Laiseca. Sin embargo, siguen lejos de las 400.000 plazas que la patronal vasca Confebask advierte que se necesitarán cubrir en los próximos diez años por la avalancha de jubilaciones. Ante esta situación, el círculo de empresarios vascos, el observatorio Zedarriak y las empresas familiares ya reclamaron el pasado mes, en un encuentro centrado en educación y empresa, una mayor apuesta por la flexibilidad y una vocación más internacional.

El atractivo de la FP también se debe a nuevas especializaciones, como la de Inteligencia Artificial y Big Data solicitada en el centro Ciudad Jardín de Vitoria. Su jefe de estudios, Iñaki López de Sabando, reconoce vivir también una cifra de prematrículas récord. «Siempre invitamos a hacer un grado superior, que da acceso a la universidad. Ahora mismo la FP no cierra ninguna puerta y aporta mucha flexibilidad», defiende, antes de remarcar que se trata de estudios «vocacionales». «El bachiller lo puedes sacar de memoria, pero la FP tiene que gustarte», reflexiona.

La directora de Recursos Humanos de Viuda de Sainz, María Codesal, destaca que estos cambios están contribuyendo a que el nivel medio de cualificación de la juventud sea «cada vez más alto». Su compañía también batalla para «convertirse en un sector atractivo» para los jóvenes, a través de diferentes iniciativas como la industrialización en la construcción, la innovación y la digitalización. «La formación dual permite además un conocimiento mayor de la profesión y que el estudiante adquiera unas competencias que no se consiguen en el aula», reflexiona.

Por su parte, el presidente de la asociación de centros de Formación Profesional de Euskadi HETEL, Julen Elgeta, destaca que las empresas confían cada vez más en la formación dual como «una forma de captar talento inmejorable», mientras que los alumnos obtienen unas prácticas remuneradas y «nada precarias». «En cualquier caso, genera un recorrido que resulta interesante para la compañía porque el alumno ya no es ajeno a su funcionamiento, lo que permite reducir el periodo de adaptación».

Así lo defiende también el consejero delegado de la empresa de trabajo temporal Jobbe ETT y de la consultora de selección de personal Walt HR, Ibon Olazabal, acostumbrado a trabajar con estos perfiles. Él es partidario de «acercar» el mundo académico al profesional, y asegura que esta realidad responde también a la necesidad demostrada por las compañías. «Ya no están preocupadas. Ahora están desesperadas por encontrar talento», dice mientras recuerda que actualmente hay muchas jubilaciones «para las que faltan sustitutos».

Olazabal compara estos modelos con los antiguos aprendices que empezaban su formación en las grandes empresas a los 14 años. «Se trata de sembrar para luego recoger», defiende. Añade que también aporta oportunidades a quienes buscan reciclarse en la FP, al resolver el problema de la falta de experiencia.