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n 2022, Estados Unidos aplicó la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, según sus siglas en inglés) y lanzó 350.000 millones de dólares en ayudas fiscales para promover la transición energética y reforzar su industria. El movimiento fue aprovechado por cientos de empresas ... vascas para reforzar su presencia en el 'país de las oportunidades'. Un total de 142 compañías están allí y la mayoría, 102, con centros de producción. Así, firmas como Iberdrola, Ingeteam, Arteche, Tubacex, Tubos Reunidos, Gestamp o Cie Automotive han reforzado estructura en Estados Unidos.
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¿La llegada de Trump -'tariff man', como él mismo se autoproclamó en campaña- va a cambiar el escenario? ¿Pillará a esas 142 empresas vascas con el pie cambiado? ¿La política de aranceles ahogará el tráfico con el tercer destino de las exportaciones de Euskadi? Las previsiones se han disparado, pero hay también analistas que recuerdan la cita del economista John Galbraith: «Las predicciones económicas hacen de la astrología una ciencia respetable».
La incertidumbre, que constatan la decena de empresas con las que ha contactado EL CORREO, es un hecho que solo despejará el avance del mandato de la Administración de Donald Trump, que se inicia mañana. Pero la tónica general es la del mantenimiento de la apuesta por el mercado norteamericano donde siguen las inversiones. Incluso, como señalan desde Tubacex, acelerando el ritmo y «considerando estratégico aumentar la presencia en Estados Unidos para reducir el impacto arancelario». El fabricante de tubos alavés tiene allí siete plantas, un 'hub' regional y varios centros de servicio. Es «uno de los mercados más relevantes en los que estamos», apostillan.
El equipo de gobierno de Trump «mantendrá las ayudas del 'IRA' porque el consenso es que la globalización ha generado desindustrialización perjudicando a la clase media». Así lo señala el investigador del Instituto Elcano Federico Steinberg, dando por hecho la continuidad de este marco.
Además, hay una serie de circunstancias a las que Estados Unidos no puede hacer frente por sí mismo. Lo señala la otra tubera vasca, Tubos Reunidos. Sus portavoces recuerdan que «la producción de tubos de acero sin soldadura en el país no cubre sus propias necesidades». Advierten a corto plazo de un «periodo disruptivo», pero sus perspectivas son de crecimiento de negocio.
En la necesidad insiste también el consejero delegado de Zelestra -antigua Solarpack-, Leo Moreno, que presidió la asociación de compañías de energía renovable durante el primer mandato de Trump. «Hay una demanda enorme y muchas necesidades, como las de los centros de datos que están en plena expansión, y cada mes se incrementa el consumo». No ve que con Trump se dé un cambio en la política energética. Tampoco lo percibe así el gigante eléctrico mundial, Iberdrola. La compañía presidida por Ignacio Galán desarrolla en la costa este uno de los parques eólicos marinos más grandes del mundo y destina más de 40.000 millones en inversiones, también en las redes de ese país.
Ingeteam mantiene también el optimismo. Portavoces de la compañía señalan que «Estados Unidos es un mercado estratégico» y advierten de que «el cambio de gobierno no tiene por qué suponer necesariamente un cambio en las políticas energéticas». La compañía dirigida por Adolfo Rebollo es un gran fabricante de componentes críticos para aerogeneradores y placas fotovoltaicas y tiene en Estados Unidos una fuerte apuesta en los cargadores de baterías de automoción.
Otra compañía clave en la electrificación es Arteche, especializada en la fabricación de transformadores. El director general de negocio de la cotizada vasca, Manuel Fernández, recuerda que «la apuesta por la renovación de redes y electrificación en EE UU es imparable». Y sobre lo que pueda modificarse, Fernández destaca que «hemos estudiado todos los escenarios y tenemos capacidad de adaptación». El plan estratégico de la compañía sitúa a Norteamérica como un mercado clave».
El gran temor de los mercados es la apertura de una guerra comercial por la implantación de aranceles. Donald Trump ha anunciado una subida generalizada para proteger su industria. ¿Cuánto habrá del dicho al hecho? El economista jefe de Arcano Research, Ignacio de la Torre, recuerda que «lo normal es que no se cumplan todas las promesas electorales y en eso Trump no es una excepción, como ocurrió en su primer mandato». El analista insiste en que «esas promesas son muchas veces herramientas preventivas de negociación para conseguir mejores condiciones» y advierte del riesgo que puede tener una guerra arancelaria sobre el IPC americano. Una línea roja que Trump no traspasará porque parte de su éxito electoral residió en el agotamiento de la sociedad ante unos precios muy elevados.
Además, sobre la concreción de los aranceles caben muchos matices. Así lo recuerdan desde Tubacex, al señalar que hace ocho años se regularon excepciones para «productos que no hay en el país para cubrir la propia demanda, o si tienen un interés público».
Ingeteam, Arteche, Iberdrola o Zelestra cuentan con crecer en ventas e inversiones
El clúster vasco recuerda que ya han convivido con Trump manteniendo crecimientos en EE UU
La automoción es otro de los sectores económicos que tiene a empresas vascas con una importante exposición al mercado estadounidense. Desde el clúster de Euskadi, Acicae, contabilizan 19 plantas en EE UU y 50 en México. La asociación empresarial tranquiliza señalando que «ya han convivido con Trump en el Gobierno durante su primer mandato y con crecimientos». «Hay que esperar y ver en qué quedan los anuncios», matizan. Frente a un incremento de aranceles, recuerdan que sus compañías allí instaladas trabajan con «suministro local», luego escaparían al impacto de una subida de costes.
Los dos gigantes vascos de la automoción, Gestamp y Cie Automotive, tienen en Estados Unidos un total de 20 fábricas, 15 y 5 respectivamente, y facturan allí un total de 3.381 millones. Gestamp está desarrollando ahora una importante inversión en sus instalaciones norteamericanas para mejorar su rendimiento.
Cie tiene también una importante presencia en México, con once instalaciones. El país azteca podría sufrir la política arancelaria para vender su producción a EE UU. Aun así, durante el anterior mandato de Trump, se suavizaron las relaciones con Canadá y México. Con el primero se han dado ya los primeros pasos y, en el caso del país azteca, su independencia para fabricar coches ha crecido mucho, superando los 4 millones.
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