La banca no se quita de encima el lastre del 'ladrillo'

A pesar de la reestructuración que han acometido en los últimos años y de los diferentes planes por los que han atravesado para salvarse, a los bancos españoles aún les quedan algunos retos pendientes, y uno de los más importantes es el ingente volumen de 'ladrillo' tóxico -entendido tanto por activos adjudicados como por créditos morosos- que acumulan en sus balances. Actualmente mantienen más de 150.000 millones de euros expuestos a este problema a pesar de la reducción que ha venido experimentando esta cuantía en los últimos años. Pero ese nivel es aún «muy elevado», según indican desde la agencia de calificación crediticia Standard & Poor´s (S&P).

Esta firma de 'rating' considera que, de cara a final de año, la banca reducirá su exposición al ladrillo en otros 20.000 millones de euros. Es un ritmo importante, pero completamente insuficiente para que las entidades suelten lastre de este peso con el que tienen que cargar desde que comenzó la crisis financiera y que procede de todo tipo de viviendas, suelos y locales, además de créditos impagados, improductivos desde el punto de vista financiero y que solo provoca un agujero en sus balances. Desde S&P consideran que «depender únicamente de la reducción orgánica de estos activos sería complicado para lograr el objetivo», señala Elena Iparraguirre, analista de la agencia.

En el año 2013 se alcanzó el volumen máximo de improductivos en manos de la banca, con casi 270.000 millones de euros, eso ya sin contar los más de 60.000 millones transferidos por parte de algunas entidades al Sareb. Desde hace cinco años, ese nivel se ha ido reduciendo, especialmente en los tres últimos ejercicios, gracias a la mejora experimentada por el mercado inmobiliario en toda España.

Para recortar drásticamente el peso de estos inmuebles y créditos inmobiliarios serían necesarias operaciones como las que protagonizaron el año pasado Santander y BBVA, que vendieron sus respectivas carteras a Blackstone por 30.000 millones y a Cerberus por 13.000 millones, respectivamente. Esto es, que el sector debe llevar a cabo «iniciativas más ambiciosas» para que puedan deshacerse adecuadamente «de las cadenas de la crisis», tal y como las denomina S&P.

Si solo lo hacen vendiendo esos activos uno a uno, como ocurre ahora entre la mayor parte de los bancos, el volumen de créditos improductivos de la banca se situará en el 11,5% del total a finales de 2018, un nivel que la agencia considera «enorme». «Estar en doble dígito diez años después del inicio de la corrección es un volumen enorme», según Iparraguirre, para quien «lo razonable» sería situar ese volumen de ladrillo entre el 3 y el 4%. Pero para llegar a ese nivel de forma orgánica «se requerirían muchos años».

Desde S&P instan a las entidades a seguir el ejemplo de ventas de los dos grandes bancos. «Va a haber presión del mercado para que las otras entidades realicen operaciones similares», según Iparraguirre. De hecho, consideran que el Banco de España vería con buenos ojos una aceleración en el ritmo de reducción de activos tóxicos mediante este tipo de operaciones.