Edurne posa con su hijo Max, durante su viaje en Nepal. E. C.

La emotiva imagen de Edurne Pasaban junto a su hijo en Nepal: «Es más conmovedor que cualquier cima de 8.000 metros»

La alpinista guipuzcoana cumple «un sueño» al llevar a su pequeño de viaje al país de las grandes cumbres, 15 años después de terminar su proyecto de los 14 ochomiles

Domingo, 14 de septiembre 2025

Edurne Pasaban ha regresado a Nepal. Pero no lo ha hecho para subir ninguna de las cimas más altas del planeta. Esta vez, la alpinista tolosarra, de 52 años, ha llevado a la cordillera del Himalaya a su hijo Max, de 8 años, para mostrarle las gentes, el ambiente y las montañas que marcaron una etapa ya pasada de su vida.

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«Siempre soñé con venir a Nepal con mi hijo», ha escrito en sus redes sociales. «Quería enseñarle las cumbres que han marcado mi vida, compartir ese pedacito de mundo que tanto me dio y me enseñó». La tolosarra recuerda que hace ya 15 años que culminó su proyecto para hollar los 14 ochomiles. Max tiene ya ocho años, «una edad en la que caminar por su cuenta, enfrentarse a la altura y mirar de frente esas montañas que tantas veces vio en fotos».

Pasaban añade varias instantáneas del viaje, en la que se puede ver a su familia disfrutando de Nepal: haciendo senderismo, atravesando un puente tibetano o calentándose con una lumbre tradicional.

«Durante aquellos años de expediciones -prosigue la alpinista- más de una vez me pregunté, con miedo y esperanza, si algún día tendría un hijo o hija a quien traerle aquí. Si podría enseñarle lo que se siente al respirar este aire, al caminar entre gigantes... A veces pensaba que no pasaría nunca. Y sin embargo... aquí estamos».

Para Pasaban ha sido una experiencia inolvidable. «Es emocionante ver a Max caminar con fuerza, saludar y reír con los sherpas, compartir en las cocinas de los lodges, jugar con los niños locales...».

La guinda al viaje familiar ha sido la ascensión a un pequeño pico de 4.400 metros de altitud. «Verle sonreír allí arriba, ha sido más conmovedor que cualquier cumbre de 8.000 metros que haya pisado». Y concluye: «Las cosas importantes no siempre llegan cuando queremos, pero cuando lo hacen, se sienten aún más valiosas».

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