«Esto es mejor que un orgasmo»

Intuía que la victoria iba a estar en un pañuelo. En tierra les dijo a sus remeros que hasta el minuto 15 necesitaban estar con los guipuzcoanos, «y a partir de ahí tenía fe de que éramos un poco más fuertes en el último tramo». Así fue. «No hay palabras para describir el rendimiento de las dos embarcaciones».

Las sensaciones durante toda la prueba fueron buenas dentro de las circunstancias, «porque el motor va revolucionado y hay que aguantar el tirón. Ellos atacaron y nos defendimos. Luego atacamos nosotros, y en esos momentos es muy fácil perder la concentración y quedarte atrás». Ambas embarcaciones entraron en un suspiro, un reflejo de la igualdad que se ha dado toda la temporada. «Estamos viendo un remo de altísimo nivel y la afición, unas grandísimas regatas».

La llegada a meta tuvo su momento de incertidumbre para el entrenador bermeotarra. Hasta que no vio a sus hombres levantar los brazos no supo que habían ganado la bandera. «Las referencias que teníamos en tierra eran de tres, dos y un segundo en un momento dado. El pinganillo echaba humo porque había que apretar, pero ha merecido la pena», destacó.

Luego tocó celebrar. «Los remeros tienen que expresarse. Vivimos en una época complicada, en plena pandemia, y tampoco hay que perder la cabeza, pero hay que exteriorizar la alegría», añadió.

Desde su punto de vista, Santurtzi logró ayer «una gesta muy importante, y hay que hacer ruido porque no sabemos cuándo será la siguiente». La última bandera databa de 1985. Han pasado 36 años. «Desde que aterricé aquí en 2017 todos los años hemos dado pasos hacia adelante y en ello han intervenido muchos factores. No me quiero poner medallas porque en el club hay un material humano increíble. La afición, los colaboradores, el Ayuntamiento... Es un compendio de muchas cosas y ahora estamos en el cenit».

Como remero tiene 6 banderas «más una» -en referencia a la de 2013 cuando los jueces descalificaron a Urdaibai acusados por Hondarribia de abordaje-, y la de ayer es la primera como técnico. «Ya me decían. Lo has ganado todo, pero te falta La Concha. Ahora ya no podrán decir ni eso. Con humildad, con la plantilla que tengo es 'fácil' conseguir estas victorias».

Tras el buen trabajo realizado tocó disfrutar. Estar con los nuestros «y sacar fotos de color». «El club está lleno de instantáneas en blanco y negro y hay que respetarlas porque ha habido remeros históricos que han hecho grandes gestas, pero la nueva camada que viene se merece ese respeto. Ya tienen una Bandera de La Concha».

«Un sueño cumplido. Aunque con el tiempo se saboreará más, porque todavía estoy en una nube. Es mi primera bandera, y ganarla en Santurtzi con todas las ganas que tiene la afición y con todo lo que nos ha apoyado es especial. Hemos hecho una regata completísima y los hemos tenido que dar todo. Hilar muy fino para ganar. Ha sido un tú a tú brutal. Hasta la isla iban un poco por delante, pero hemos hecho un final muy bueno».

«Estoy muy emocionado. Acabo de confirmar que es mi última temporada y a ver si acabo con el colofón de la liga. Fue una regata durísima. Tengo ganas de verla ya porque ha sido de vaciarnos desde el primer hasta el último segundo. A esas velocidades cuando hemos cruzado la línea de meta no sabía lo que había pasado y dos segundos es bastante tiempo. Es impresionante, la pena es que la afición que está en el monte sin poder estar con nosotros».

«Se siente una alegría inmensa. Es la recompensa al trabajo realizado en las últimas temporadas y por fin lo hemos conseguido. Sabíamos que se iba a decidir en detalles, que teníamos que dar el 100% porque con el 95% no era suficiente. Hemos salido a ello muy concentrados. Todas son especiales, pero esta es la primera bandera de La Concha y por ello va a ser irrepetible, y más con el club de casa. Todo ha sido perfecto. Una alegría».

«Tras ganar la bandera se sienten muchas cosas. Primero, un subidón. Estoy muy contento. Son muchos años que el club no la lograba y es lo más que se puede pedir para un remero y un club. Hay que felicitar a todos los miembros del equipo y a Hondarribia porque ha hecho un regatón y nos lo ha puesto muy duro. Hemos entrado muy pegados y hasta que no han dicho que era nuestra por el pinganillo no sabíamos si estábamos dentro».

«Siento mucha felicidad, excitación, y muchos más adjetivos que ahora no me vienen a la cabeza porque ganamos por dar hasta el último aliento. La estrategia con la que salimos desde tierra ha dado sus frutos. Había que partir muy fuertes porque ellos iban muy bien y esperar nuestro momento, que iba a ser a la vuelta una vez superada la isla. Es cuando las condiciones se iban a igualar y teníamos ese puntito más de fuerza para rematar».