Los santurtziarras reciben con emoción a sus remeros

Este mediodía, tras conocerse la victoria, ya habían comenzado los abrazos, niños que saltaban de alegría, «Aúpa, 'Sotera', alguna lagrimilla sobre la mascarilla... así se han vivido estos primeros momentos tras conocer que La Sotera había ganado La Concha. En un municipio apasionado como pocos con sus bogadores, las camisetas moradas han tomado los alrededores de las instalaciones del club de remo de Santurtzi, donde una pantalla gigante ha reunido a un centenar de entusiastas de la 'Sotera' que han animado a su tripulación durante su brillante actuación en la bahía donostiarra.

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Los momentos de mayor júbilo han llegado en la parte final de la regata, cuando los morados han superado a Hondarribia junto a la isla de Santa Clara. «Sí, sí, sí, vamos, vamos, que sí», «Chavales, que podéis con todos», gritaban algunos de los seguidores del bote de Itxasoko Ama. Ya confirmado el triunfo de los suyos, muchas personas que han bajado a seguir la Bandera de La Concha con familiares y amigos se han abrazado para celebrar un triunfo muy deseado en la localidad marinera. «Esto es el copón, muy importante para el pueblo, pero a la tarde, cuando vengan de Donosti, esto va a ser un espectáculo», decían contentos Jonatan y Ricardo, que habían bajado vestidos con su camiseta morada y con la sillita para llevar al hijo de uno de ellos.

En un principio había dudas de que la 'Sotera' pudiera llevarse el premio gordo porque Donostiarra «había hecho un tiempazo, nos saca siete segundos», relataba Pedro cuando aún no se había cubierto la mitad del primer largo de la segunda tanda. Pero tras la ciaboga y a la vuelta hacia la playa, los aficionados ya se han convencido de que su embarcación podía conquistar la regata más prestigiosa del Cantábrico.

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El pulso con Hondarribia han disparado las ovaciones y los gritos de ánimo en el puerto santurtziarra. «'Sotera' lo ha hecho muy bien, ha defendido su calle y ahora se los va a comer», «¡Vaya temporada!, son los mejores», se oía en un corro con unos aficionados entrados en años. A sólo unos metros, un grupo de alumnos de Primaria saltaba sin parar mientras jaleaban «'Sotera', 'Sotera'», y en los bares próximos algunos adultos se han puesto de pie en las terrazas para aplaudir a su trainera. La hinchada morada ha ido abandonando la sede de su club entre enormes sonrisas mientras repicaban las campanas de la iglesia de San Jorge.