El beso de Simone Biles y su marido para celebrar el primer oro en los Juegos Olímpicos de París
Jonathan Owens ha subido una imagen a redes sociales junto a la gimnasta estadounidense
El letargo de Simone Biles tras abandonar los Juegos Olímpicos de Tokio llegó a su fin el martes con la consecución del oro por equipos en gimnasia artística en París. La estrella estadounidense, la de los saltos y piruetas imposibles, se refugió en Houston para recuperarse de sus problemas de salud mental. Sus musculosas piernas la han vuelto a hacer volar y convertirse en la gimnasta con más medallas olímpicas para Estados Unidos. El apoyo de su familia fue fundamental para que cabeza y cuerpo volvieran a sincronizarse. Y en la sombra también la ayuda del jugador de los Chicago Bears de la NFL, Jonathan Owes, con el que la atleta contrajo matrimonio en 2023 tras conocerse en las redes sociales.
Fue con ellos con los que quiso celebrar su histórica medalla tras bajarse del cajón más alto del podio. Una pequeña fiesta antes de afrontar la competición individual que está a la vuelta de la esquina. La importancia del entorno de Biles, la pequeña mujer prodigio de la gimnasia artística, quedaba captada en una foto subida por su marido. Owes, con la medalla de oro al cuello y una camiseta de apoyo a su esposa, besa a la campeona en un bar junto al resto de familias del equipo estadounidense.
«Ser testigo de la historia cada vez que pisas el tapiz. ¡Felicidades, bebé, por convertirte en la gimnasta estadounidense más condecorada en la historia olímpica! ¡Simplemente 'guau'! ¡Ocho de ellos! Muy agradecido de haber estado allí para verlo», presumía el jugador en su cuenta de Instagram. Al mensaje lo acompañaban varios corazones con los colores del uniforme de Estados Unidos.
Simone Biles se convirtió este martes en la gimnasta de Estados Unidos con más medallas en la historia olímpica. Ocho, en total. Suma cinco oros, una plata y dos bronces. Se trata de su primer metal dorado desde Río 2016. Deja atrás la pesadilla de Tokio de hace tres años, cuando se retiró por problemas de salud mental. «Ahora soy mucho más mayor, tenemos más experiencia y salimos a disfrutar lo que estamos haciendo. Es diferente», explicó Biles al comparar este éxito con el de 2016.
Con un preciso salto en el potro, Biles arrancó la competición con la mejor nota de la primera rotación y sin rastro de los temidos 'twisties', un fenómeno que provoca que los gimnastas pierdan el sentido de la orientación cuando están en el aire. Su aparición, consecuencia de un bloqueo mental, le había obligado a retirarse de esta misma prueba en Tokio y a perderse la mayoría de finales de aquellos Juegos atípicos.«Cuando terminé el salto, fue un alivio», confesó Biles. «Me dije 'uf, no he tenido flashbacks ni nada», agregó.
También aterrizó clavada de las barras asimétricas y, tras un paso más discreto por la barra de equilibrio, fue la encargada de cerrar la competición con su espectacular ejercicio de suelo ante un estadio en pie, y con el oro ya asegurado.Todo el equipo estadounidense, formado por otras tres veteranas de los últimos Juegos, se abrazó entonces en una celebración con sabor a revancha. «Creo que todas teníamos algo que demostrar de Tokio», explicó Biles. «Y esta noche lo hicimos».