Rahm no ha dicho su última palabra en el Open de España
El vizcaíno se agarra al campo, hace magia alrededor de los greenes y termina la segunda jornada con menos cuatro, a cinco golpes del líder
Jon Rahm no ha dicho su última palabra en el Open de España. El vizcaíno se puso este viernes el mono de trabajo en el ... Club de Campo Villa de Madrid y mezcló siderurgia con arte para salir airoso en la segunda jornada y firmar una notable tarjeta de 66 golpes en la casa club. El menos cuatro en el cómputo global de las dos primeras vueltas le permiten llegar al fin de semana con opciones de levantar el trofeo y superar con cuatro títulos a su idolatrado Severiano Ballesteros en esta prestigiosa cita del calendario europeo. Lidera la clasificación el inglés Marco Penge, un jugador con una pegada descomunal desde los tees que demostró que tambièn sabe desenvolverse con presteza con los hierros y el putter. Ángel Ayora, con menos seis, se mantiene también en la batalla por el triunfo.
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El jueves la capital amaneció con sol y algo de viento. Este viernes las condiciones fueron muy diferentes. Las nubes se hicieron fuertes y sólo una ligera brisa cruzó las calles y los hoyos de un recorrido que se ha encarecido sobremanera con las últimas modificaciones. El verde que rodea a las banderas presentaba una dureza extrema, lo que obligó a replantearse algunas estrategias y abordarlo de otra manera. Lejos de abrazarlas, los greenes escupían las bolas y en muchas ocasiones la mejor manera de atacar los trapos era aprovechar el leve rough que antecede a la zona del putt para frenarlas.
El de Barrika leyó nuy bien el nuevo escenario y, a diferencia de la víspera, cuando se subió a una montaña rusa de juego y sensaciones que le impidieron asentarse con regularidad, ayer se le vio sereno y siempre concentrado, consciente de que necesitaba presentar unas buenas credenciales para, primero, pasar el corte y, después, aspirar a cotas mayores. Rahm no gana un torneo desde septiembre del pasado año, cuando se impuso en la reunión del LIV de Chicago, y Madrid, ante su afición, sería el escenario ideal para volver a levantar un trofeo.
Poco antes de las dos de la tarde el elevado tee del 1, con vistas espectaculares del 'sky line' de Madrid en el horizonte, estaba abarrotado para presenciar los primeros golpes de los protagonistas del partido estelar: el propio Jon Rahm, Ángel Hidalgo y Shane Lowry. El vizcaíno, que cargaba en su mochila con el más uno del jueves, se movió con soltura en los dos primeros hoyos y en el par tres del tercero demostró que iba a por todas con un tiro certero que le brindó la primera oportunidad de birdie. No lo logró, pero recuperó el pulso y en los siguientes cinco hoyos conquistó nada menos que cuatro banderas, tres de ellas consecutivas. Menos tres y todo un mundo por delante.
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Espantar los fantasmas
Dos bogeys consecutivos frenaron la remontada y aparecieron los fantasmas de que el recorrido volviera a convertirse en un carrusel, lo peor que le puede ocurrir a un golfista que necesita lustrar su tarjeta. El vencedor del US Open y de la chaqueta verde los espantó de inmediato y se rehízo para firmar tres nuevos birdies que le abrieron de par en par la puerta de la esperanza. Brindó golpes mágicos, como la bola que dejó casi dada en el 6 después de una salida horrorosa que le obligó a adentrarse en el bosque. Y qué decir de sus recuperaciones en los bunkers. Parece que la arena es su espacio natural.
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