Europa apela al espíritu de Medinah en la Ryder
El Viejo Continente no vence en Estados Unidos desde 2012, cuando el equipo capitaneado por José María Olazabal protagonizó una remontada histórica en Chicago
Nadie que ame el golf puede olvidar lo que sucedió en la Ryder Cup de 2012. Para bien en el caso europeo o para mal, claro, de infausto recuerdo, en Estados Unidos. El lugar, Medinah Country Club, campo ubicado en la periferia de Chicago. La resolución, lo nunca visto en el torneo. La madre de todas las remontadas. Se trata de la última vez que el visitante se llevó la victoria y la única en la que ha remontado cuatro puntos. Ahora, en otra gran metrópoli como Nueva York, el Viejo Continente apela al espíritu de Medinah para volver a tumbar a los americanos delante de su público.
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José María Olazabal, ayudante en esta edición de Luke Donald, era el capitán europeo. Fue el Comité de Jugadores del Circuito Europeo, entre los que se encontraban Miguel Ángel Jiménez y Gonzalo Fernández-Castaño, reunido en Abu Dhabi, el que tomó la determinación de nombrar a un capitán español por segunda vez en la historia. Antes lo había sido, quién si no, Severiano Ballesteros en Valderrama 1997, primera vez en la que España fue sede. Lo volverá a ser en 2031 en Camiral, Cataluña. El nombramiento del mago de Hondarribia, dos veces ganador del Masters, se produjo en enero de 2011, recién comenzado el ciclo Ryder y solo cuatro meses antes del fallecimiento de Seve por un tumor cerebral. La muerte de la leyenda de Pedreña dejó tocado al mundo del golf, pero en concreto a un equipo europeo que se encomendó al legado de su figura para levantar una Ryder que estaba perdida.
El guipuzcoano vio recompensada así su contribución a este deporte. Participó en siete Ryders y cuatro descansan en su palmarés, sin contar la de Medinah. Junto a Ballesteros sigue formando, a día de hoy, la pareja más exitosa de la historia. «El golf ha sido mi vida, y representar a Europa en la Ryder me ha dado mucho placer. Ser designado capitán es algo muy especial, y voy a afrontar este cometido con mucha ilusión», lanzó.
Aquel equipo, como el actual, estaba liderado por Rory McIlroy y Justin Rose, primero y quinto del ranking mundial, además del hoy capitán Luke Donald (tercero) y Lee Westwood (quinto). Sin olvidar a Sergio García, el jugador con más puntos de la historia del torneo (28,5) y el más joven en debutar con 19 años. Entonces ya tenía 32 y un amplio recorrido a sus espaldas. Completaban el plantel Paul Lawrie, Francesco Molinari, Peter Hanson, Martin Kaymer, Nicolas Colsaerts, Graeme McDowell e Ian Poulter. En la bolsa de todos ellos aparecía grabada la famosa silueta de Ballesteros, la del Open de 1984. También se hicieron camisetas en su honor. Y no solo eso. Compitieron de azul marino y blanco, los colores favoritos del cántabro.
Sin embargo, todo se torció a las primeras de cambio. Estados Unidos, abanderado por Tiger Woods, segundo del ranking mundial tras el 'yogurín' McIlroy -23 años-, y el incombustible Phil Mickelson, pronto puso tierra de por medio. El viernes se fue a dormir con un marcador a favor de 5-3 tras los ocho primeros partidos por parejas y el sábado amplió su renta a un 10-6. Sergio García, tras perder el viernes junto a Luke Donald, el mismo que no ha contado con él para Nueva York, sí logró un punto a la postre necesario al lado de Nicolas Colsaerst. Ambos superaron a Tiger Woods, que pese a lo trascedental de su figura no tuvo su Ryder. El hombre de los quince grandes perdió sus tres partidos por parejas y empató en el día decisivo.
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Europa lo tenía crudo en la jornada decisiva. Debía ganar ocho de los doce partidos individuales. Con catorce puntos le bastaba, al ser el defensor del título. Los estadounidenses necesitaban 14,5. «Poco más os tengo que decir: salid ahí y dadle duro. Yo creo». Esas fueron las palabras de arenga de Olazabal a sus hombres. Como suele suceder, puso en los primeros lugares a sus mejores bazas para intentar asegurar puntos. La estrategia de Davis Love III fue la opuesta. Los europeos vencieron en los primeros cuatro partidos para igualar la serie a diez. No fallaron Donald ante Bubba Watson, Lawrie frente a Brandt Snedeker, McIlroy contra el hoy capitán americano Keegan Bradley y Poulter contra Webb Simpson.
Desenlace de infarto
Ganó Dustin Johnson a Colsaerst para frenar la sangría americana, pero igualó de nuevo Rose tras derrotar a Mickelson. Zach Johnson superó a McDowell para el 11-12 y Westwood igualó después ante Matt Kuchar. En el momento de la verdad, Sergio García dejó a Europa a un paso de la gloria al vencer a Jim Furyk. Pero Jason Dufner pudo con Hanson. 13-13 y solo dos partidos más en juego. Cuando parecía que se decidiría en el Molinari-Tiger Woods (empate), Kaymer acertó con su putt y derrotó a Steve Stricker para delirio europeo. «Olazabal era el capitán y Seve lo era todo en esa semana. Recuerdo haber estado con Seve años antes y la pasión que tenía y transmitía. Él estuvo con nosotros esa semana», deslizó años después el alemán.
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