El vizcaíno trotamundos que busca nuevos retos como entrenador de fútbol
Ascendió al Sestao y después de pasar por Ecuador y Chile, Igor Oca considera que «ha llegado el momento de acercarme»
Es de Basauri y vive en Valencia, pero no solo ha recorrido esos 600 kilómetros. Hace apenas unas semanas que ha finalizado su enésima aventura ... en América. Igor Oca, 43 años, cuenta con una extensa trayectoria como entrenador cuya última estación ha sido el Huachipato, equipo de la pequeña ciudad chilena de Talcahuano, al sur de Santiago. «Ahora considero que ha llegado el momento de volver», confiesa en una charla con este periódico. Visitó Bilbao hace unos días para impartir una conferencia en San Mamés invitado por el Athletic Club Football Center, el centro académico de los rojiblancos. Ahora tocan vacaciones navideñas en familia. ¿Y después? Busca un banquillo, a poder ser en España o en Europa.
«Hay mucho movimiento de Sudamérica, pero lo estoy parando porque todavía hay margen. Prefiero España. Después de tres años en la elite sudamericana hay sitios en los que ahora escuchan tus ideas. Todavía no sientes que seas la primera opción pero puedes hablar con un equipo de Segunda. Eso antes no sucedía», reconoce Oca, que ha vivido un lustro de lo más movido. De mucho avión.
Al detalle
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El DNI. 19/5/81, Basauri.
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Trayectoria. Galdakao, Ariz, Etxebarri, Bizkaia femenina, Retuerto, Ibarsusi, Serranos, canteras de Villarreal, Levante y Atlético, Alavés B, Atlético de San Luis (México), Sestao River, Emelec, Independiente del Valle, Universidad Católica, Cuenca (Ecuador) y Huachipato (Chile).
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Palmarés. Ascenso a 2ª RFEF (Sestao, 2021), Sudamericana (Independiente del Valle, 2022).
Antes de su desembarco en Chile, donde salvó del descenso a un equipo del que habían salido sus principales estrellas tras ganar la Liga anterior, pasó por cuatro equipos ecuatorianos, en los que experimentó vivencias de lo más variopintas. Llegó en 2021 después de llevar al Sestao River a Segunda Federación. «Maravilloso», resume sobre su paso por Las Llanas. Había llegado en plena desde el Atlético de San Luis mexicano, satélite del Atlético de Madrid. Y ya en Ecuador fichó como entrenador asistente del Emelec, aunque tras el despido del primero se puso al mando en las últimas jornadas. Alzó el subcampeonato de Liga antes de pasar al equipo campeón. Su siguiente destino. Dio un paso de gigante y se enroló en el Independiente del Valle, uno de los grandes del país andino y del continente. En Sangolquí ejerció de director de fútbol y metodología y la cosa funcionó muy bien: el primer equipo masculino alzó la Copa Sudamericana -equivalente a la Europa League- y el femenino ganó la competición doméstica.
Entonces llamó a su puerta la Universidad Católica de Quito. Era la primera vez que este vizcaíno, con un conocimiento absoluto del fútbol base vizcaíno, dirigía desde el comienzo de temporada a un equipo de elite. «Fue un año muy bueno». Debutó en la Libertadores, la Champions sudamericana, cayendo con el histórico Millonarios colombiano a doble partido. «Fue una pena porque nuestro estadio estaba en obras y jugamos de prestado. La vuelta en Bogotá «fue impresionante», recuerda. Después llegaría el Deportivo Cuenca, donde apenas estuvo tres meses antes de que el Huachipato pagara su cláusula de rescisión. Otra vez a hacer las maletas. En Chile salvó al club y sumó experiencias únicas: la final de la Supercopa contra el Colo Colo de Arturo Vidal, la victoria en competición internacional en el Estadio Centenario de Montevideo, el ambientazo de la cancha de Racing de Avellaneda....
Es licenciado en Historia y especializado en Arqueología, además de graduado en Magisterio
En definitiva, cuatro años de ir y venir, lejos del calor de los suyos. «Pasas momentos complicados, pero luego entiendes que lo has hecho porque en algún momento algún director deportivo lo mire desde esa perspectiva: 'Mira a este tipo, cómo se lo ha trabajado. Ha luchado por clasificaciones internacionales, por evitar descensos, y lo ha conseguido'», reflexiona Oca, que se piensa muy bien dónde buscarse las habichuelas en 2025. «Hay que ver la situación. La prioridad, insiste, es retornar al viejo continente.
Todo documentado
Habla un entrenador que se las sabe todas después de un cuarto de siglo en los banquillos. Antes de los veinte ya dirigía en la cantera del Galdakao y después pasó por Ariz, Etxebarri, la selección femenina vizcaína, Retuerto e Ibarsusi. Corría el año 2008 y ahí decidió irse a Valencia, de donde es oriunda su mujer. Su primer salto como entrenador le llevó a las canteras de Villarreal y Levante y luego a la del Atlético de Madrid y al filial del Alavés. Tocó aparcar las brochas y los cinceles.
Porque Oca se licenció en Historia y se especializó en Arqueología. «Cuando excavaba tenía que apuntar todo. Eso me ha ayudado mucho. En el fútbol tengo todo documentado en varias bases de datos. Hoy en mis formaciones en la Escuela de Entrenadores el alumno agradece mi material, que no les cuente teoría o cómo debería ser, sino cómo hago las cosas».
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