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Ramos celebra su gol. Telecinco
En el campo, habla Ramos

En el campo, habla Ramos

El capitán de la selección celebra como suyo el gol de Ignashevich y se reivindica ante las críticas

Miguel Olmeda

Domingo, 1 de julio 2018, 17:04

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Cuesta focalizar las críticas recibidas por la selección española tras sus tres primeros partidos en Rusia. Ha habido muchas, unas más merecidas que otras. Sergio Ramos fue uno de los principales nombres en salir a la palestra tras la fase de grupos: lejos de su habitual nivel dominador, apareció como uno de los culpables de la endeble estructura defensiva de La Roja. No sólo había concedido mucho más que de costumbre, sino que además salió en la fotografía del primer gol de Marruecos, en el que cometió un grosero error de comunicación con Iniesta que permitió a Boutaib encarar sin oposición a De Gea.

Contra Rusia, el capitán saltó al Luzhniki empeñado en revertir las críticas en halagos. A él le duelen especialmente, acostumbrado a ser más héroe que villano con la camiseta del Real Madrid. Corría el minuto 12 cuando Zhirkov, llegando como un tren a la cobertura, embistió a Nacho y permitió a España gozar de su primera oportunidad a balón parado. Ramos se relamía, experto en esas lides, ante la oportunidad de cazar una buena pieza en su coto particular, y Asensio, que en la izquierda tiene un guante, le presentó el trofeo en bandeja al corazón del área pequeña. El '15' de La Roja, con el gol entre los dientes, forcejeó con Ignashevich en el límite de la legalidad para llevarse la pelota. Ésta, por supuesto, acabó en el fondo de la red.

Ramos corrió como un potro desbocado atribuyéndose la autoría del gol, señalando al césped -«yo hablo en el campo»- y golpeándose el pecho. Luego hizo el célebre gesto del teléfono. «Que me llamen más tarde». Soltó con rabia su respuesta, en el césped como siempre repite, a todas las críticas de la primera fase. Aunque fue el central ruso quien empujó el balón a la portería, el capitán lo sintió como un tanto propio, que hubiera sido su primero en un gran torneo con España tras tres Mundiales (este es el cuarto) y tres Eurocopas. Cosa rara teniendo en cuenta su historial en las citas de postín con la camiseta del Real Madrid.

En el plano defensivo, durante buena parte de la primera mitad sí que se vio a un Ramos más parecido al habitual, concediendo sobre todo en la media hora inicial muy pocas oportunidades a Rusia. El penalti de Piqué, clarísimo y que el holandés Kuipers tardó en señalar, le dolió profundamente porque sabe que traerá consigo un nuevo runrún. Por eso lo protestó insistentemente y sin éxito, intentando convencer al árbitro de que a su compañero de fatigas el balón le había golpeado en el cogote y no en el brazo. Y es que cuando le tocan a los suyos, Ramos tiene carácter para dar y repartir.

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