La Liga pierde la memoria y se olvida de sus grandes números uno

Tal vez la Liga intente escudarse en el hecho de que la LFP empezó a organizar el torneo de la regularidad en 1984 -antes lo hacía la Federación- y que su memoria alcanza hasta esa fecha, fijar ahí el corte, aunque acompañar la propuesta con la etiqueta 'history' echaría por tierra este argumento. Eso y también que la gente como Arconada, Buyo y Ablanedo (tres veces Zamora), entre otros, jugaron bajo su paraguas. De ahí que nadie haya entendido una selección sin los grandes nombres de una competición que no se entendería sin ellos. Por muy alejados que estén en el tiempo, leyendas como Zamora, Iribar, Ramallets y Carmelo jamás pueden faltar en ninguna colección de los mejores. Ausencias imperdonables en un día que conmemoraba sus hazañas.

Con estos hombres olvidados, la Liga confeccionó un mosaico con otros grandes porteros como Ter Stegen, Casillas, Oblak, De Gea, Courtois, Keylor Navas, Valdés, Zubizarreta, Kameni, 'Pato' Abbondanzieri, Reina, Alvés, Asenjo, Diego López, Cañizares, Prats, César, Palop y Bravo. En cuanto al Athletic, el elegido para representarlo fue Gorka Iraizoz. El navarro ha sido titular indiscutible durante sus diez temporadas como rojiblanco, en las que jugó la friolera de 392 partidos. Luego se marchó al Girona, donde permaneció dos campañas, y ahora está sin equipo a sus 39 años. Es apenas tres semanas más joven que Aritz Aduriz, con quien compartió vestuario durante seis cursos, todavía en activo y pendiente de la final de la Copa para colgar las botas.

De los porteros propuestos por la Liga, la mitad sigue bajo los palos. Otros están a punto de dejarlo, caso de Diego López, algunos se han convertido en tertulianos y comentaristas como Cañizares y Casillas piensa presentarse a las elecciones a la presidencia de la Federación Española de Fútbol (FEF). Todos ellos han sido importantes, muchos internacionales, ganadores de títulos a nivel doméstico y continental, pero la ausencia de los grandes mitos desnaturaliza una lista huérfana de historia. Sin Iribar pierde todo su sentido.