Schachmann aprovecha el calvario de Roglic y gana la París-Niza
El esloveno sufrió caídas y una avería en la última etapa y cedió ante el alemán, que repite victoria, y ante Ion Izagirre, tercero al final
Con Primoz Roglic es todo o nada. Perdió el Tour de 2020 en la contrarreloj final cuando ya tenía reservada cena en París para celebrar el triunfo. Y acaba de ver cómo se les escapa de las manos la victoria en la París-Niza. Amaneció para él un día torcido. Se cayó a 70 kilómetros de la meta en la octava y última etapa. Rodó con el culo casi al aire para defender su liderato, pero en el peor momento, cuando el viento cortaba el pelotón, sufrió una avería. Su equipo, el Jumbo, no tuvo fuerza para rescatarle y a 23 kilómetros del final perdió esta edición de la París-Niza que ya es del ganador del año pasado, el alemán Maximilian Schachmann, por delante del ruso Vlasov y del guipuzcoano Ion Izagirre, tercer ocupante del podio.
Roglic llegó a la meta de Levers con tres minutos de retraso sobre el vencedor, Cort Nielsen. No cambió de gesto. Se acercó a Schachmann y le felicitó. Cortés en la derrota. El esloveno reconstruyó su ánimo tras un golpe como el del Tour. Ahora hará igual. Con él no hay término medio. O gana por aplastamiento como en las etapas anteriores de la París-Niza o cae con estrépito. Eso sí, su rostro sigue igual.
La última etapa era breve, apenas 92 kilómetros por los alrededores de Niza, ciudad cerrada por las medidas contra la pandemia. Había que subir tres veces la cota de Duramus. Todo eran curvas y repechos. Pero los 52 segundos que Roglic tenía sobre Schachmann parecían renta suficiente. El esloveno había sido el mejor durante toda la semana. Ahí intervino el infortunio. Sufrió una caída. Luego vino la avería y otra salida de calzada. Nada le salió bien. Si el día anterior no le había regalado la etapa al suizo Mader, ahora tampoco nadie le iba a perdonar la vida. Es la ley del ciclismo. Implacable.
Mientras Roglic, con el culotte destrozado, peleaba por unirse al pelotón, delante el Bora (Schachamann) y el Astana (Vlasov e Izagirre) aceleraban. El líder los tuvo a la vista, pero resultó un espejismo. De repente, entre dos curvas, desapareció la estela del grupo. Se le acababa de ir la París-Niza.
Delante, entre Izagirre y Vlasov trataron de acorralar a Schachmann, que se mantuvo firme. En el sprint de ese grupo, Magnus Cort Nielsen se hizo hueco y defendió su posición. Nadie, ni Laporte, fue capaz de remontarle. Levantó los brazos y cerró esta París-Niza. Hace un año, Schachmann ganó la edición de esta carrera que supuso el cierre del calendario por culpa de la pandemia. Ahora repite triunfo con la vacuna ya aliviando la crisis sanitaria mundial. En apenas doce meses ha cambiado todo, salvo el nombre del vencedor de la 'Carrera del Sol' y la deportividad con la que Roglic acepta los golpes.