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Roglic, voraz en su debut anual, tritura la París-Niza

El esloveno refuerza el liderato al arrebatarle a Mader la séptima etapa a apenas unos metros de la cima de La Colmiane

J. Gómez Peña

Sábado, 13 de marzo 2021, 15:53

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Primoz Roglic, que es vecino de Mónaco, vive esta París-Niza como si corriera en casa. Antes de esta séptima etapa ya había ganado dos. La meta esperaba en la cima de La Colmiane. De la fuga resistía el suizo Gino Mader, un talento. Merecía la victoria tras dejar atrás a Powless, Elissonde y Lutsenko. Mader llegó a ver la pancarta, a acariciarla, pero no la pudo tocar el primero. Desde atrás, con dinamita en las piernas, vino Roglic. El líder esloveno se despegó de su rival, Schachmann, y tiró a por el triunfo. Pisó a Mader, que hizo un gesto de incredulidad como diciendo: «¿De dónde ha salido éste?». Roglic, demoledor, no reparte ni las migas. Todo para él en esta París-Niza a la que le resta una jornada recortada por las medidas sanitarias por los alrededores de Niza, al lado de Mónaco. El jardín de Roglic.

Tiene la carrera atada. Schachmann, segundo en la general, está a 52 segundos. Y Ion Izagirre, el tercero, a 1 minuto y 11 segundos. Nadie puede con Roglic, bien escoltado por el Jumbo. Se comprobó en esta séptima etapa. El equipo holandés no se inquietó por la fuga en la que iban Mader, Elissonde, Powless, De Gendt, Teuns, Bernard, De la Cruz... Buenos corredores. Difíciles de coger. El Jumbo tuvo la ayuda del Bora (Schachmann) y del Cofidis. Así, la escapada alcanzó con menos de un minuto el inicio de La Colmiane, un puerto largo y sin rampas.

Mader, ganador de dos etapas en el Tour del Porvenir de 2018, se quedó solo. Es otro nombre para el futuro. Acaba de cumplir 24 años. Alto, fino, suizo y escalador. Pese al acelerón por detrás del Astana (en favor de Izagirre y Vlasov) con las piernas de Omar Fraile y Luis León, el fugado helvético resistía. Roglic intervino. Es voraz. Lo quiere todo. Puso a Bennett a tirar. No era suficiente y ordenó a Kruijswijk dar un relevo letal. El holandés lo hizo. Y Roglic, ya a kilómetro y medio del final, arrancó. Schachmann, a duras penas, soportó el reto. Pero el alemán claudicó con la segunda ráfaga del esloveno, que olía la sangre de la meta. Roglic, sin piedad, llegó a tiempo para quitarle a Mader la victoria que el joven suizo ya creía suya y para distanciar aún más a sus derrotados rivales. A falta de un día, la París Niza es propiedad de este vecino de Mónaco.

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