El renacer de la ilusión del KAS
Virgina Knörr
Jueves, 8 de abril 2021, 01:57
Este verano hará 33 años desde que desapareció el equipo ciclista KAS. Lo sé porque lo hizo el mismo año que murió mi padre, Luis ... Knörr Elorza, presidente de la empresa que había fundado junto a sus hermanos e impulsor y alma mater de aquella escuadra de deportistas. Ese año, la última carrera que corrió el equipo fue el Tour de Francia, el de 1988, y los corredores llevaron crespón negro en su memoria. Luis Knörr Elorza apostó por el ciclismo desde muy joven, comenzando el equipo su andadura a finales de la década de los 50 y unió su afición por este deporte con la empresa familiar. Dos sueños y dos éxitos.
Pero KAS, su equipo ciclista, llenó de ilusión y emoción a muchos seguidores y favoreció la creación de una afición que hoy todavía continúa. Muchas personas recuerdan los corredores que formaban parte de su vida: desde aquellos primeros (Segu, Jiménez y Gabica), siguiendo por el de los 70 (Perurena, Fuente, Lasa y Galdos) hasta llegar a los 80 capitaneados por Sean Kelly. Era un equipo innovador y fueron los primeros en tener un autobús propio -hablamos de la España de los 60-, material de última generación, concentraciones de pretemporada en altura... Pese a la época también entonces había innovación y aires de modernidad.
KAS era un equipo, pero también era una forma de dar a conocer una empresa que daba sus primeros pasos y acabó siendo un sentimiento que iba mucho más allá. Marketing emocional se dice ahora. Recuerdo la importancia que mi padre daba a que cada ciclista hiciese las declaraciones del final de etapa con la gorra puesta o lo que valoraba, además de los triunfos, los momentos en que los corredores atendían a los medios de comunicación.
El equipo ciclista permitió el despliegue de toda una estrategia en forma de álbumes de fotos, cromos, chapas, botellines de agua, y toda una serie de elementos que sin duda hicieron marca. Ahora le llaman 'branding'. Han pasado muchos años pero esa llama nunca desapareció del todo. Aún hoy se pueden encontrar en muchas carreteras aficionados con aquel maillot amarillo y azul. El vínculo se ha mantenido, aunque sea desde la nostalgia.
La fuerza de un sueño se demuestra cuando 33 años después, la marca revive su vinculación con el ciclismo, con sus orígenes y con los valores de sus fundadores. La compañía, hoy en manos de Pepsico, considera que recuperar la historia y reavivar sus vínculos emocionales con sus clientes será rentable. Yo también lo creo. No se ha lanzado todavía a crear un equipo de corredores profesionales, pero ha anunciado su presencia como patrocinador de la Vuelta y ha creado un equipo 'virtual' de personas dispuestas a llevar el maillot aunque no se suban a la bici. Quiere recuperar ese lazo que perdió y seducir a una afición que no ha olvidado ese equipo que le dio tantos buenos momentos.
La pasión por el ciclismo no ha dejado de crecer en el País Vasco y no hay más que ver la cantidad de aficionados que salen a las carreteras y los que se desplazan -cuando podíamos hacerlo- para seguir las etapas. Las imágenes de estos días de la Itzulia o la confirmación de la presencia del Tour en Bilbao, nos vuelve a traer a la memoria nuestros recuerdos más emotivos vividos con el ciclismo. Y el equipo que impulsó mi padre forma parte de ellos. Me va a hacer mucha ilusión vivir esa salida del Tour desde Bilbao, disfrutaré mucho del momento y del espectáculo. Pero me vais a perdonar los bilbaínos. Eso, el Tour ya lo vivimos los vitorianos hace 44 años. Fue en 1977 cuando terminó una etapa en Vitoria, delante de la fábrica de KAS, en un nuevo éxito deportivo, empresarial y emocional de Luis Knörr Elorza.
KAS forma sin duda parte de mi vida, pero hay pruebas evidentes de que también de muchas personas que lo siguieron entonces y de quienes hoy pedalean por ahí como simples aficionados.
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