Cuando por ganar en Urkiola te daban 175 pesetas
Javier Bodegas rescata en un libro los datos y las anécdotas de la Subida al puerto vizcaíno, una prueba que nació en 1931 y murió en 2009
El paso del tiempo es como un viento constante que va apagando el sonido de los recuerdos. En 2009 se disputó la última edición de ... la Subida a Urkiola, una carrera nacida en 1931 y que forma parte del paisaje sentimental del ciclismo vasco. Cuando la llegada del UCI World Tour y la globalización trasladaron el foco a otros lugares y otros intereses, citas como la vizcaína quedaron enterradas. Javier Bodegas lleva décadas escarbando en la memoria de este deporte. Sus libros rescatan del olvido a ciclistas y también pruebas como la Subida a Urkiola, protagonista de su última obra.
En sus páginas, el autor comparte con los lectores la posibilidad de volver a disfrutar de aquella carrera que ganaron Julio Jiménez, Vélez, Belda, Marino Lejarreta, Hampsten, Delgado, Chiapucci, Rominger, 'El Chaba' y, entre otros, Leonardo Piepoli, que tiene el récord con cuatro triunfos. En 'Historia de la Subida a Urkiola' (a la venta en www.urtekaria.com), Javier Bodegas devuelve a la vida escenas, por ejemplo, del 1 de marzo de 1931.
Es la fecha de la primera edición, que fue bautizada como 'Criterium del Mejor Trepador' por la entidad organizadora, la Sociedad Ciclista Bilbaína. Parte de los veinte inscritos estaban citados en la estación de Atxuri para desplazarse en tren, bicicleta en mano, hasta Durango. Ahí llegó el primer inconveniente. El primer ferrocarril sólo admitía pasajeros y hubo que esperar hasta el de las nueve y media, que sí permitía viajar con equipaje y artilugios. Por eso, la prueba tuvo que retrasar su salida.
Los ciclistas fueron en tren desde Atxuri hasta Durango para participar en la primera edición
La expectación era enorme. El ciclismo estaba en ebullición. Los vagones se llenaron con aficionados que compartieron el desplazamiento con los corredores. Urkiola iba a tener su subida, como Francia con el Mont Faron. Era la moda. En la línea de salida se juntaron Vicente Trueba, Federico Ezquerra, Ricardo Montero, Dermit, Cepeda... Y ganó Montero, que empleó 21 minutos y 1 segundo en cubrir los 6.285 metros de la cuesta. Vicente Trueba llegó a 16 segundos y Ezquerra, a 52. En 2006, Iban Mayo, en otros tiempos, con otros materiales y sobre curvas mejor asfaltadas, rebajó el récord hasta 16 minutos y 10 segundos.
El libro, junto a las clasificaciones y el relato, incluye anécdotas: Montero utilizó una multiplicación de 47 dientes en la catalina y 22 en el piñón; algo impensable hoy, que cuando hay que afrontar muros se recurre al 36 por 28. Aquellos pioneros subían a chepazos, haciendo pesas sobre los pedales. Muslos de bronce. El primer ganador era de un pueblo de Ávila. Su familia se trasladó a Ordizia cuando era niño y allí se hizo ciclista. Montero fue cuarto en el Mundial de 1932, en el que se impuso Alfredo Binda. Y al jubilarse montó en la localidad guipuzcoana una tienda de bicicletas. Cuando había carrera, los niños se acercaban a la puerta del establecimiento, porque Moreno, que dominaba el francés, escuchaba en emisoras galas quién había ganado y lo ponía en un cartel. El 'WhatsApp' de su época.
Pedalear de espaldas
El público, en traje y boina, regresó a la cuneta en la segunda edición, la de 1936, ya bajo la batuta de la Sociedad Ciclista Duranguesa. La nómina de participantes creció hasta los 36 y fue Claudio Leturiaga el que se llevó las 175 pesetas (poco más de un euro) del primer premio. Miles de aficionados abarrotaron las cunetas y hasta se produjo algo insólito entonces, un embotellamiento de vehículos. La Subida era una fiesta. Un ciclista local, Juan Bautista Onaindia, ascendió el puerto sentado en el manillar y pedaleando de espaldas.
A Leturiaga, como a los demás, la Guerra Civil le frenó en seco. Falleció en 1945 en Francia y en un accidente de moto. El conflicto bélico también segó el camino de la Subida a Urkiola, que no renació hasta 1961 para ver el triunfo de Antonio Karmany. Alcanzó la cima en 17 minutos y 47 segundos y se llevó las 1.500 pesetas que la firma 'Vinos Ubide' había puesto sobre la mesa para quien bajara de 18 minutos.
Luego llegaron victorias como la de Julio Jiménez en 1964 en la edición que contó con una pionera: Carmen Díaz de Lezana. Antes de que pasara la carrera, ella subió el puerto entre aplausos y admiración. ¡Una mujer ciclista¡ Ecos como ese están en este libro que recorre la Subida hasta su final en 2009 con el triunfo de Igor Antón.
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