La carrera por mejorar la seguridad
Los ciclistas profesionales lamentan situaciones como la que provocó la muerte de Lambrecht en Polonia y plantean mejoras y soluciones
La desgraciada muerte de Bjorg Lambrecht tras sufrir una tremenda caída durante la Vuelta a Polonia ha vuelto a poner en entredicho la seguridad ... de los ciclistas. Dos días antes de ese fatal accidente Luis Ángel Maté, corredor del Cofidis, se cayó en la misma carrera cuando rodaba a unos 65 kilómetros por hora. «En mi trayectoria había un socavón tremendo, metí la rueda y salí disparado contra un muro», relata a EL CORREO. El marbellí recibió un impacto tan fuerte en la cabeza que el casco quedó «reventado». Le tuvieron que dar más de 40 puntos de sutura. «Creía que no tenía nada hasta que vi la sangre», explica Maté, quien critica que «las carreteras de Polonia no estaban en condiciones adecuadas».
Rotondas, isletas, bordillos, bolardos, pintura resbaladiza en el suelo... Son algunos de los obstáculos que los ciclistas deben sortear en cada competición, y todo ello aderezado por la tensión y los movimientos en un pelotón que circula a 50 kilómetros por hora, entre frenazos, empujones y gritos.
Maté asume que el ciclismo es un deporte que «tiene sus riesgos» al practicarse al aire libre, pero hace hincapié en que tiene que haber «más seguridad» e insiste en que «la Vuelta a Polonia ha dejado mucho que desear». Sostiene que «no se pueden permitir unas malas condiciones de las carreteras», y sobre todo que no esté señalizado. De esta forma, pide responsabilidad a la UCI (Unión Ciclista Internacional) y a los organizadores de las pruebas para que «las condiciones sean las correctas». En este sentido, recuerda lo ocurrido en el pasado Tour, cuando la carrera se paró por las condiciones climáticas tras pasar el alto del Col de l'Iseran. «Mucha gente se echó las manos a la cabeza, pero fue una decisión correcta», subraya Maté.
El ciclista del Cofidis, que tenía en mente disputar la próxima Vuelta a España, no podrá hacerlo. «No es por las heridas en sí, sino por la gran cantidad de sangre que perdí. Tengo los valores sanguíneos por los suelos», lamenta. Además también critica «la lentitud» con la que fue evacuado e insiste en que «se tienen que mejorar los protocolos de actuación» ante un accidente. «Nos jugamos la vida en la carretera y lo ocurrido no se puede permitir».
EL CORREO ha preguntado a varios corredores sobre la seguridad en las carreras. El ya exciclista Igor Antón recuerda bien lo que es perder a un compañero de pelotón en una carrera. Ocurrió en el Giro de 2011, cuando el belga Wouter Weylandt, del Leopard-Trek, falleció tras golpearse en la cabeza contra un muro en el descenso del Passo di Bocco. «Te queda marcado para toda la vida», dice el vizcaíno, quien desea «ser optimista y pensar que esas situaciones no son lo normal». Antón es consciente del riesgo que asumen los ciclistas. «Vamos como motos, sobre todo en los descensos», dice. Sin embargo, afirma que «hay cosas que se pueden evitar, más en una carrera World Tour. Podría haber una persona que vaya mirando el recorrido por delante», plantea.
Diferentes carreteras
De la misma opinión es Jonathan Castroviejo. El corredor del Ineos sostiene que «cualquier obstáculo en la carretera debe estar señalizado». En este sentido, el ciclista de Getxo dice que las calzadas varían mucho según los países. En Bélgica o Suiza, por ejemplo, hay muchas isletas o medianas. «Son los elementos más peligrosos porque no te los esperas».
Para Beñat Intxausti (Euskadi-Murias) la seguridad «va mejorando bastante», aunque sostiene que «es muy difícil que la seguridad sea del 100%». Y Pello Bilbao refrenda las palabras de Intxausti. Para el ciclista del Astana «tener todo bajo control es muy complicado, ya que un simple roce o enganchón con otro compañero te puede hacer chocar contra una farola». Bilbao pone como ejemplo a la Vuelta a Burgos, a cuya organización alaba. «Tienen un libro con fotos de todos los cruces y señalizaciones específicas de cualquier obstáculo. Sin embargo, hay otros que se olvidan de este tema».
Castroviejo recuerda la última Vuelta a Suiza. «Quieren espectáculo, y nos meten por mitad de una ciudad donde hay alcantarillas y muchos obstáculos». Sin embargo, no considera que todas las caídas tengan que ver con el recorrido. «Si vas por carreteras muy buenas, vas más relajado y si hay un bache que no te esperas te puedes ir al suelo. En Roubaix, por ejemplo, vas siempre en atento».
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