Gianna ya no podrá ser como su padre

Al impacto por la desaparición de uno de los mejores deportistas de la historia se sumó la muerte de Gianna, su heredera. Cuando Kobe Bryant dejó el baloncesto dijo que estaba «listo para irse», que así podría dedicarse a su otra pasión, la «familia», su esposa y sus cuatro hijas: Natalia, de 17 años y jugadora de voleibol, Gianna, Bianka (3 años) y Capri (siete meses). Los cuatro nombres tienen sello italiano, legado de la infancia del jugador, que vivió en Italia mientras su padre, Joe, jugaba allí al baloncesto. Al joven Kobe le gustaba retar a los compañeros de equipo de su padre, más grandes y fuertes; ménos hábiles. A Gianna le encantaban los duelos con su 'maestro' en el gimnasio de la casa familiar, decorado con los trofeos de Kobe. Basket genético.

Los seguidores de los Lakers le rogaban a Bryant que tuviera un hijo varón para prolongar su huella. Sonreía. Así lo contó en una cadena de televisión: «Gianna es especial. Cuando escucha cómo me piden que tenga un chico para los Lakers, me agarra y me dice que tranquilo, que ella se encarga de ser mi heredera».

Gianna ya estaba en la agenda de los cazatalentos. Si Kobe fue el reflejo de Michael Jordan, la niña era clavada al padre. «Lo que amo de ella es su curiosidad por el juego. En situaciones complejas durante un encuentro, ella tiene la capacidad de parar un momento y venir a hacerme una pregunta muy precisa, algo que no es muy común», relató Bryant durante una entrevista. «Tienen la misma forma de actuar y la misma personalidad», dijo Derek Fisher, antiguo compañero del jugador.

Corren por internet vídeos de esos momentos. Se ve a padre e hija, hombro con hombro, comentando las jugadas. Profesor y alumna soldados por la misma pasión. Estaban juntos en ese helicóptero sin retorno porque iban a un partido de la niña, que jugaba en el 'Mamba Team', patrocinado por el propio jugador y bautizado con su apodo, la 'Mamba'. A Gianna le decían 'Black Mamba'. «Llegará a la WNBA -la gran liga femenina-. Gianna es increíble», vaticinó Kobe Bryant. Pensar en el futuro de Gianna le hacía cosquillas. Se veía en ella.

Volaban unidos hacia ese porvenir cuando entre la niebla la desgracia, siempre despierta, acabó con todo y estremeció al mundo primero por el adiós a un mito y luego, por Gianna, por la insoportable sensación que deja la muerte de una niña.