España decreta el estado de alarma
La selección, a merced de Georgia todo el partido, debuta en el Eurobasket con una severa derrota
La España de la canasta dispone de tanto crédito por su formidable legado que suena a sacrilegio la tentación de condenarla ahora que transita por ... el valle después de coronar auténticos ochomiles. Pero el debut de La Roja en el Eurobasket nutre los malos presagios. De hecho, su arranque de torneo justifica las preocupaciones y decreta el estado de alarma. Cierto que los grupos de Sergio Scariolo progresan, y mucho, según transcurren los campeonatos y hay margen para enmendar este inicio desalentador. Como es verdad también que este combinado no va sobrado de nada.
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La Familia, marca con la que la Federación se refiere a su joya de la corona, acudía al Europeo tras desnudar su inferioridad física ante las grandes potencias. Así se la vio durante los amistosos preparatorios, en los que sólo su gen competitivo de serie evitó males mayores contra los muy atléticos conjuntos de Francia y Alemania. El problema radica en que este bloque carcomido por ausencias relevantes desveló en Limasol ante un adversario de rango medio cierta imagen de impotencia y frustración.
Georgia
Baldwin (12), Sanadze (11), Shengelia (13), Mamukelashvili (19) y Bitadze (15) -quinteto inicial- Shermadini (4), Burjanadze (7), Jintcharadze (-), Andronikashvili (2) y Ochkhikidze (-).
83
-
69
España
De Larrea (3), Yusta (4), Aldama (12), Parra (5) y Willy Hernangómez (8) -quinteto inicial- Brizuela (11), Juancho Hernangómez (13), López-Aróstegui (3), Pradilla (6), Saint-Supéry (4) y Puerto (-).
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Parciales: 20-17, 17-18, 20-14, 26-20.
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Árbitros: Matthew Kallio (Canadá), Paulo Marques (Portugal) y Petar Pesic (Serbia). Sin eliminados.
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Incidencias: Partido correspondiente a la primera jornada del Grupo C del Eurobasket 2025, disputado en el Spyros Kypranu Arena (Chipre).
Se movió toda la sobremesa a merced del rival que capitanea el exbaskonista Shengelia. Un equipo que refuerza Kamar Baldwin, 'georgiano' europeo nacido en la Georgia estadounidense que abandona Vitoria sin ruido para integrarse en Múnich. Un dato explica la postal rezagada de España en el primer día. Sólo mandó durante 33 segundos, cuando un preciso movimiento de pizarra a base de bloqueos dejó a Parra solo a puerta vacía o debajo del aro (33-32, minuto 19).
El conjunto que adiestra por última vez Scariolo en un torneo oficial antes de su versión 2.0 en la 'casa blanca' purgó demasiadas concesiones. Empezando, desde luego, por la lógica ternura que manifiesta en el puesto ideológico del base. Claro que quedaron atrás las épocas de Calderón, Ricky Rubio, Raúl López, Chacho Rodríguez... Pero las bajas del nacionalizado por conveniencia Lorenzo Brown y del cancerbero defensivo Alberto Díaz dejan los mandos de la 'play' en manos de dos chicos con futuro notable que sólo votan desde el año pasado. Cabe recordar en este sentido que el técnico italiano apostó en minutos del último acto por Brizuela como 'uno'.
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La Roja purgó la ternura de sus bases, el mal porcentaje triple y la inferioridad para guardar el rebote defensivo
A La Roja se le acumularon las facturas sobre la mesa en forma de pérdidas excesivas, sobre todo durante una puesta en escena temblorosa. Y también referidas a cuestiones intrínsecas del baloncesto, tales que la inestabilidad en la dirección, el abuso georgiano del rebote ofensivo que le procuró abundantes 'bises' y el bajo porcentaje hispano desde el arco. El grupo anda a la búsqueda de jerarquías y paga las escasas aportaciones de demasiados hombres.
Aun con todos esos inconvenientes, La Familia realizó un esfuerzo de introspección para reconocerse en su célebre orgullo. A falta de argumentos más sólidos y propios del juego se sujetó al encuentro mediante jirones de fe que le cosieran a un duelo peliagudo. Un modo de evitar una claudicación prematura y no dejarse ir: de 38-46 a 44-46 mediado el tercer cuarto o de 49-59 a 58-61 (minuto 33).
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Fogonazos y el baúl táctico
Ahí acabó la resistencia española frente al mejor pulso de un adversario conducido por sus dos delegados en la NBA. Mamukelashvili destacó toda la tarde y Bitadze desguazó en el último acto la ilusión óptica de la remontada. Un amago de esperanza que descansaba en los fogonazos individuales de dos pesos específicos dentro del combinado que defiende el sorprendente y merecido título continental de 2022.
Aldama, un pívot longitudinal y liviano, de talento ofensivo y carencias reboteadoras frente a 'armarios', firmó una tacada de puntos a la vuelta de los vestuarios en plena sokatira. Y Juancho, el menor de la fraternal saga de los Hernangómez, en el último intento de La Roja por disputar el triunfo.
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La irrupción en ataque del alero del Panathinaikos y momentos de una defensa zonal guardados dentro del baúl táctico de Scariolo con Parra en el vértice alumbraron la posibilidad de una victoria inesperada por el transcurso del partido. Algo que se encargaron de reventar Bitadze en un epílogo personal sobresaliente y la hegemonía georgiana bajo el tablero español.
Tras el flojo arranque de torneo resulta imprescindible sellar los triunfos obligados ante Bosnia y Chipre antes de encarar la recta final de la primera fase contra Italia y la Grecia de Giannis Antetokounmpo. Confiando, siempre, en el adecuado progreso de las clases donde imparte doctrina Scariolo.
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