Una remera bate por sorpresa un récord mundial desde su casa

Laura González

Jueves, 16 de abril 2020, 00:37

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Afirma que solo estaba entrenando en casa, en Sidney, confinada por el coronavirus, para mantenerse en forma, pero lo cierto es que la sesión ha dado más de sí de lo que esperaba. Y es que la australiana Georgina Rowe voló como nunca con su ergómetro logrando pulverizar sus registros y hasta el mejor del mundo de media maratón en sala. 21 kilómetros que hizo en una hora, 19 minutos y 28 segundos, recortando en más de 40 segundos la marca que estaba en poder de la campeona olímpica estadounidense Esther Lofgren desde hacía cinco años.

Un récord accidental, como lo han bautizado en su país. La deportista de 27 años, integrante del equipo australiano de ocho con timonel que se colgó el bronce en el Mundial de 2018 y la plata un año más tarde, no lo buscaba. Ni siquiera se lo había planteado. Como otras tantas veces estos días de confinamiento relata que se subió a su máquina, una Concept2, una de la que mejor simula las condiciones reales del remo, con la idea de «sumar algunos kilómetros, nada más». Y vaya si lo hizo. «Puse buena música y me lancé a por ello», relata en la prensa local, antes de confesar que ni siquiera sabía cuál era el récord.

Con ello pone más que de manifiesto que su estado de forma es excepcional, pese a ser aplazados los Juegos. Lograr un billete para Tokio era, y sigue siendo, su principal objetivo desde hace varios meses. La pandemia también canceló el campeonato nacional, por lo que Rowe decidió apuntarse a una nueva competición, la de remo bajo techo, con los ergómetros, registrando todo sus tiempos y compitiendo entre sí, como si estuvieran en el agua. Ella estaba sumando minutos en su máquina para participar en esta cita cuando entró sin querer a formar parte de la historia.

Sin embargo, un tecnicismo pudo apartarla de la oficialidad del récord. Y es que para la Concept2 una media maratón son exactamente 21.097 metros. La joven australiana, como tenía dudas, la programó con un metro más, tratando de redondear. Finalmente ha confirmado que le han dado el visto bueno.

Una sensacional marca para una remera que empezó hace cuatro años a tomarse más en serio este deporte. «Muchas veces he querido saltar de un precipicio debido al agotamiento físico y mental. A veces simplemente no puedes ver la luz al final del túnel, pero esto es lo mejor que he podido hacer».