«Para mí el éxito es sentirme orgullosa de lo que hago»

- En sus charlas contará lo que tuvo que trabajar para estar en Tokio el pasado verano.

- Fue muy difícil, venía de una lesión muy importante en el hombro que me condicionó la preparación para los Juegos. Pero yo iba a ir a Tokio como fuera. Lo intenté, competí y gané. Pero ya este año me ha ido molestando, se me sale a menudo, y tengo un tendón roto y otro fastidiado. Es un buen momento para operarme porque aunque hay Mundial el importante es el del año que viene, que es donde se juegan las plazas para los Juegos.

- ¿Fue una de las medallas más complicadas?

- Fue la medalla más épica de toda mi carrera, con la que más he llorado en toda mi carrera deportiva, de la que más orgullosa me siento porque tiene mucha historia detrás, mucha historia para mí, en forma de trabajo, de recuperación, de gente que me decía que era imposible que llegara a tiempo para los Juegos.

- ¿Y usted también lo pensó?

- No, yo nunca. Yo pensé que llegaría, no sabía en qué condiciones, pero yo estaba dispuesta a nadar con las orejas si hacía falta. Lo que tenía claro es que había peleado mucho por estar allí, y que quería poder disfrutar. Yo sabía que como lo iba a dar todo, y como de hecho sucedió, sabía que podía conseguirlo.

- ¿Y qué le pasó después? Quedó ingresada en Tokio y se habló de una crisis de ansiedad.

- Pasó que lo di todo. Eso lo dijeron para salir del paso, sin mi permiso y de una forma muy poco ética. Si hubiera sido así, habría sido la primera en decirlo, pero ya llevo muchos años que siempre siento que voy a competir con moral de ganadora y no me provoca tensión. Con 46 años yo me exijo sentirme orgullosa de mí y hacerlo bien, nada más.

- ¿Y entonces cuál fue la causa de esos problemas?

- No se sabe, quizá un problema neurotransmisor. Puede ser una consecuencia de mi enfermedad unida al agotamiento, a quedarte totalmente vacía.

- Tardó en recuperarse.

- Estuve en Tokio diez días y en Madrid también un tiempo en la UCI, pero desde noviembre no tomo medicación y ya estoy plenamente recuperada. De hecho, hice mínima para el Mundial.

- ¿Ahora ya piensa en París 2024?

- Quiero pensar en París. Si me retiro ahora porque no puedo seguir, no pasa nada, pero pudiendo seguir, quiero hacerlo. A mí me gusta el camino, lo que yo llamo los caramelos, que son pequeños objetivos o metas por cumplir. Este año tenía una cita importante, el primer campeonato después de Tokio, el volver a competir al máximo. Y me quedé muy satisfecha del resultado.

- En 2021 recibió uno de los mayores galardones para una deportista española cuando ya lo daba por descartado.

- El Princesa de Asturias. Como siempre me quedaba a un paso, ya no le daba más vueltas. Yo pensaba que ya no me lo darían y fue muy gracioso. El día que lo anunciaban, recibo una llamada y pienso 'mira, a esta hora es cuando estarán llamando al premiado'. Y efectivamente, así era. Cuando me dijeron que era el Princesa de Asturias se me dispararon todas las emociones.

- Es un gran reconocimiento a toda su carrera.

- Yo siempre me he dejado llevar. He hecho lo que me ha gustado, lo que he querido, eso sí, siempre de una forma excelente, que es algo que me caracteriza. No me gusta hacer las cosas a medias. Hace unos días hablaba con mi hijo del porqué de mi éxito, que es algo relativo. Para mí es sentirme orgullosa de lo que hago, no pretendo aspirar a más. En cada entrenamiento intento hacerlo muy bien y darlo todo.

- ¿Y no siente esa presión de ser siempre un referente?

- Yo compito para mí, llevo muchos años disfrutando. Me machaco, me autoexijo, el no no me sirve, pero disfruto mucho de estar con mi gente y de apoyar a mis compañeros.

- ¿Qué le ha dado la natación?

- La libertad de aprender a moverme, de quitar importancia a la discapacidad, el conocer a gente extraordinaria y saber apreciar lo que es importante y lo que no. He vivido el reconocimiento institucional y social y me siento muy privilegiada.

- ¿Qué siente con ese reconocimiento popular?

- Me sorprende, porque soy muy normal, una persona a la que nunca se le ha subido nada a la cabeza. Me ha salido casi todo bien y tengo la suerte de que me ponen medallas y me dan la enhorabuena.

- ¿Si echa la vista atrás, qué valoración hace de su vida?

- Veo un recorrido de madurez personal por los años y las experiencias que he tenido que afrontar. He tenido que cambiar mi vida y superar un duelo personal muy importante, pero sin movilidad se puede vivir. He hecho todo lo que he deseado y no me ha frenado ni la silla ni que me digan que es imposible. Me he atrevido a entrar en política, a llevar ayuda humanitaria en zonas complicadas, he nadado con tiburones, he escrito libros... Y lo que queda.