¿Por qué las mujeres no estudian Educación Física en la Universidad?
Solo tres de cada diez matriculados son chicas y las causas de esta brecha empiezan ya en el colegio, donde «las clases de gimnasia son simplemente una invitación para las niñas a participar en la educación física de los niños»
Desde hace más de una década la presencia de mujeres estudiantes en las universidades españolas es ligeramente superior a la de los hombres. El 54, ... 3% lo son y ellas les superan a ellos en la mayoría de los campos académicos. No obstante, sigue habiendo ramas masculinizadas, como las ingenierías y arquitectura (26%). La matriculación de chicas en los diferentes estudios de la actividad física y el deporte sigue esta tendencia, lo que contrasta con el aumento de su porcentaje en la práctica del deporte. La evolución de las matrículas en las universidades que imparten este grado demuestran que el número de mujeres matriculadas ha incluso disminuido progresivamente. En estos momentos, en la Universidad del País Vasco tres de cada diez estudiantes del grado universitario de Educación Física son chicas. Lo que sucede aquí se reproduce en otros 24 centros públicos de enseñanza superior españoles y en Europa el dato es muy similar. Solo en Alemania y en Inglaterra crece algo. Lo que de entrada tiene una consecuencia muy clara: el número de hombres y mujeres que se incorporan al mercado laboral en este ámbito es también muy desigual.
«Han pasado más 30 años desde que se creó el IVEF (Instituto vasco de Educación Física, hoy llamado Ciencias de la Actividad Física y el Deporte). Hicimos una revisión de las pruebas de acceso, las matrículas y la legislación de 1986 a 2016 y vimos que menos de un 30% son chicas. Esto se ha mantenido todo este tiempo», indica Beatriz Garay, coautora de un estudio que trata de responder a una pregunta: «¿Existe sesgo de género en los estudios de ciencias de la actividad física y el deporte?». Lo hay. Y si bien es cierto que el número de personas que optan por estos estudios ha subido desde el año 2005, cuando el centro se integró en la UPV/EHU, este auge ha sido mayor en el número de hombres. La «brecha» entre la presencia de chicos y chicas ha sido de media un aplastante 72,82% frente a un escaso 27,18%.
«El problema viene de atrás. La orientación que se les da sobre estos estudios a las chicas en Secundaria y Bachiller no es muy correcta. Los identifican con deporte de competición y de espectáculo y ello dificulta que se matriculen. Las chicas en su mayoría tienen otros intereses y se debería incidir más en que dentro de estos estudios hay también otros contenidos como salud, gestión, integración social y deporte escolar», subraya Garay. La profesora explica que le resulta muy llamativo escuchar a profesores de Secundaria decir que «las chicas son apáticas para el deporte». «Les planteo, ¿has probado a cambiar los contenidos de la asignatura? Pon otro tipo de actividades como danza y aeróbic y verás cómo participan más». «Por lo general, las clases de gimnasia son simplemente una invitación para las chicas a participar en la educación física de los niños», lamenta Patricia Vertinsky, autora de 'Sociedades deportizadas'.
Otro modo de entender el deporte
«A algunas no les gusta la competición por la forma en que han sido educadas, pero sí la actividad física, y esto se ve en el porcentaje de mujeres que practican running y van al gimnasio, por ejemplo, que es mayor que el de hombres», insiste Beatriz Garay. «Las mujeres han ido accediendo a la práctica deportiva mediante una práctica mucho más asociada al ocio, la estética o la salud. Es otro modo de hacer y entender el deporte», corrobora Susanna Soler, miembro del grupo de investigación social y educativa de la actividad física y el deporte del Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña. El profesor de Expresión Corporal José Ignacio Barbero, que ha investigado este fenómeno, es consciente de lo que sucede: «Si el profesorado cree en la capacidad física de las niñas y en sus posibilidades motrices, estas desarrollarán al máximo todo su potencial independientemente del estereotipo femenino», reflexiona.
Los cambios tendrían que alcanzar varias esferas más, en opinión de los expertos. El sociólogo Manuel García Ferrando, autor de 'Aspectos sociales del deporte', recuerda que el mundo deportivo en sí está «claramente masculinizado». Federaciones, asociaciones y clubes están por lo general controlados por varones. Los deportes producidos por hombres movilizan más recursos, son ellos los más valorados y retribuidos –las futbolistas ganan un 40% menos– y también los más relevantes y consumidos en los medios de comunicación. Susanna Soler, apunta incluso que los contenidos de la carrera universitaria de Educación Física son un lastre y tienen poca visión de género. «El problema es mucho más complejo que incorporar mujeres a esta área de conocimiento, puesto que se trata de repensar la propia configuración del campo de conocimiento e incorporar aquellos valores propios de la cultura femenina», señala.
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